MURCIA. En mi anterior artículo abordé cómo avanzar hacia una Administración Emprendedora mediante la búsqueda y adquisición de soluciones innovadoras que den respuesta a las necesidades de la propia administración, a su demanda interna. Me gustaría ahora proponer una nuevo paso (¿salto?) para seguir avanzando en esa necesaria implicación de las administraciones en los procesos de innovación abierta (ya sabéis: aquello de que la gallina colabora en el desayuno inglés, pero el cerdo se implica).
Se trataría de poner a disposición de las empresas y los emprendedores los medios humanos, equipos e instalaciones de que dispone la propia administración, para el desarrollo o validación de sus productos o servicios innovadores. Rompedor ¿verdad? ¿Os imagináis el potencial de una administración como la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia que cuenta con: hospitales, centros de salud, escuela y servicios de turismo, residencias de mayores, parque móvil, montes públicos, fincas agrarias experimentales, depuradoras de agua, ITV, carreteras, aeropuerto, instalaciones deportivas, colegios e institutos, bibliotecas y archivos, etc, etc.?
Son muchas las empresas y los emprendedores que, a lo largo de mi carrera profesional como gestor de I+D+I, me han preguntado dónde o cómo podrían acceder a determinados departamentos de la administración para validar sus prototipos en condiciones reales. Una empresa del norte de Europa quería probar un nuevo sistema de riego mediante tuberías enterradas y necesitaba un territorio con bajas precipitaciones y elevadas temperaturas, como el nuestro. Otra empresa, en este caso regional, buscaba el un servicio hospitalario idóneo en el que ensayar sus innovadores equipos médicos. Otra, del sector TIC, necesitaba testar nuevos sistemas basados en el internet de las cosas y la Inteligencia artificial para la atención y el cuidado de personas que viven solas. Y un último ejemplo, un emprendedor que había desarrollado una App para facilitar y mejorar la atención de las personas en residencias de mayores. Y es precisamente a raíz de intentar ayudar en estos y muchos otros casos cuando me di cuenta de las dificultades que entraña el proceso, porque:
Es cierto que muchas empresas "se han buscado la vida" por su cuenta, a través de sus contactos y, por qué no decirlo, de tratos de favor frente a aquellos que carecían de los citados contactos. Pero no es menos cierto que todavía son muchas las innovaciones que no llegan a buen puerto porque no han podido ser probadas o validadas en condiciones reales, porque carecían de los contactos, desconocían las posibilidades de la administración, o no encontraron la acogida necesaria y se aburrieron en un interminable peregrinar de departamento en departamento. Otras veces, porque aun queriendo colaborar las dos partes, no se encontraron los cauces administrativos para hacerlo. Y de esto se trata: de facilitar estos procesos de acogida de propuestas y de colaboración para llevarlos a término, siempre que sea posible.
Evidentemente no estoy proponiendo incrementar la carga de trabajo de manera obligada a nadie, y menos de este tipo de trabajos para los que no todos están llamados, o distorsionar o estorbar el desempeño ordinario de los servicios que presta la administración y que son su razón de ser.
La actuación que se propone constituye una innovación en sí misma, por cuanto supone una nueva manera de hacer las cosas, y que por tanto debería ser abordada con la misma metodología de cualquier otra innovación. En este sentido, lo primero sería concretar un PMV (producto mínimo viable) y ponerlo en el mercado, es decir, ensayarlo a pequeña escala con objeto de poder empezar a recibir los retornos necesarios para ir mejorándolo continuamente. Algunas ideas para esta hoja de ruta pueden ser las siguientes:
Por último, me gustaría resaltar algunas características importantes de este modelo de innovación desde la demanda externa:
1. Las propuestas de las empresas no tienen por qué estar alineadas necesariamente con las necesidades de los departamentos receptores de las propuestas. El objetivo principal es ayudar a las empresas a innovar, de prestar un servicio que sólo la administración puede prestar.
2. No existe concurrencia competitiva entre proyectos, y son la calidad de la propuesta y las capacidades limitadas de la propia administración los factores determinantes.
3. Los plazos de ejecución de estos proyectos, desde su solicitud hasta su conclusión, han de ser necesariamente cortos, en concordancia con la urgencia de las innovaciones para alcanzar los mercados antes que la competencia.
Soy consciente de que la actuación que se propone no casa con el "status quo" y que son muchas las dificultades que habrá que ir salvando. Y mucho me temo que la primera y principal será superar la oposición de aquellos que ante las dificultades optan por la inacción. También la de aquellos que sienten vértigo de sólo pensar en salir de su zona de confort.
Pero no es imposible y, además, existen precedentes, como es el caso de los ensayos clínicos en los hospitales, donde las empresas farmacéuticas, que obviamente no disponen de pacientes en condiciones reales, se han apoyado en los servicios clínicos de hospitales y ambulatorios para poder llevar a término los ensayos requeridos por ley para poder sacar al mercado nuevos fármacos. Y esta contribución de la administración a la innovación desde la demanda externa se ha realizado, además, en un marco regulatorio extremadamente complicado de protección de datos y cuestiones éticas, entre otras.