TRIBUNA LIBRE / OPINIÓN

Aclarando conceptos: primera parte.

15/03/2020 - 

“Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid…” frase  -que aunque su origen no está muy claro-  parece ser que se remonta al siglo XVI, época en que Valladolid era capital del Reino, y que según los eruditos, Felipe II, al trasladar la corte a Madrid en 1560, quiso así de esta guisa, mostrar su queja de que una ciudad tan importante tuviera un río, el Manzanares, tan escaso y pequeño. Y como esta expresión solemos utilizarla cuando vamos a hablar o alguien habla de algo que no tiene nada que ver con lo que se va a tratar, pues la aprovecho para enlazar con el tema que el pasado domingo, 8 de marzo de 2020, lleno y ocupó todas las portadas de los principales periódicos escritos y digitales, así como casi todos los canales de las televisiones públicas y privadas de casi todo los países del mundo: “El Día Internacional de la Mujer”.

La movilización feminista de este 2020, además de luchar por los derechos y la igualdad de todas las mujeres, se propone poner fin a la brecha salarial, defender la dignidad de los denominados trabajos invisibles y denunciar la violencia machista. Entre los muchos puntos que llevaban en el orden del día  los más importantes y principales de su agenda han sido y siguen siendo  el “derecho al aborto”, la lucha contra los mal  llamados “feminicidios” y el “sacrosanto” e “irrenunciable” derecho legal a “volver sola y borracha a casa”. ¡Todo un logro social de la feminazi y supremacista ministra de Igualdad, Irene Monter! 

ecordemos como -lobas de esa misma camada,  aullando desaforadamente  a “pecho descubierto” en la capilla católica del Campus de Somosaguas y capitaneadas por la entonces concejala de Podemos, Rita Maestre-  gritaron consignas, blasfemias e insultos contra los católicos y lemas amenazantes de tintes marxistas, leninistas y supremacistas como: “¡arderéis como en el 36” y “vamos a quemar la Conferencia Episcopal”! Pero que nadie se asuste ni se escandalice, ya que “todo este alarde” supremacista y propio de las más duras dictaduras comunistas, fue exhibido con muchísima delicadeza, elegancia y exquisitez, como no podía ser de otra manera, tratándose de feministas universitarias.

Esa misma mañana, la del domingo 8 de marzo, un gran amigo y compañero -de la Promoción 1967-73 de la Facultad de Medicina de Granada, ex Profesor Titular de Medicina en la UMU y ex Jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición en el Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia - tras haber leído mi último artículo, publicado en este medio y titulado ¿Delenda est España?me comentaba lo siguiente no sin cierta tristeza y con una gran dosis de resignación y así se expresaba:

"Lo están haciendo tan ladinamente bien que casi toda España se está tragando “a lo pavo” esta gran mentira política de nuestra historia. Están destruyendo España  paso a paso, y de momento sin necesidad de usar la violencia física, ni de recurrir a los “frentes populares”, como antaño, ni a las “guerrillas urbanas” patrocinadas por el Vicepresidente Iglesias y su banda de conmilitones   -cosa en los que son unos expertos maestros-  ni de poner en práctica la histórica frase de Carl von Clausewitz sobre que  “la guerra es la continuación de la política por otros medios”. Es más, lo están haciendo tan bien, que incluso están dando la sensación “creíble” de una progresía ciertamente inexistente. Esta mañana,  cuando he salido a comprar el pan, iban por la calle mujeres de diferente edad, algunas con sus hijas-niñas, con camisetas o signos externos morados (ese color tan típico y característico de los movimientos feministas cuyo origen –aunque hay varias versiones y todas veraces—se remonta a 1908 cuando miles de mujeres británicas, decidieron tomar el color violeta, para levantarse y exigir en las calles de sus ciudades que tenían derecho a votar y protestar contra la penalización del aborto que es el “símbolo de esperanza” y “libertad” para decidir sobre su cuerpo)hacia una manifestación pro-libertad de la mujer. ¡Yo me decía, cómo las manejan!, ¡cómo las están enfrentando a los hombres!, ¡divide y vencerás! Y como esto, todo: Ley tras ley, cadena de Tv tras cadena, periódico tras periódico, etc., etc. Todo apesta intensamente a una izquierda rancia, vengativa, que no olvida y que se aleja, más y más cada día, de un “socialismo” civilizado y constitucional-lista para caer en los brazos de ese comunismo con mezcla de marxismo preconizado y puesto en práctica por la gran mayoría de nuestro actual Gobierno".

Y hasta aquí el sencillo, pero real y entrañable, relato de mi amigo y compañero médico, hecho a modo de confidencia, la misma mañana de ese inolvidable 8 de marzo de 2020 mientras las feministas de todo el mundo celebraban a bombo y platillo, y por todo lo alto, “El Día internacional de la Mujer” exigiendo a grito pelado el derecho a volver sola y borracha a casa, como antes mencioné.

En el orden del día el punto más importante y principal de su agenda ha sido y sigue siendo  el “derecho al aborto” y la lucha contra los mal  llamados “feminicidios”. La mayoría de los casos contabilizados se tratan en realidad de “femicidios”. El femicidio es el término femenino para homicidio, o sea, es el asesinato de una mujer, un homicidio que especifica el sexo de la víctima. En cambio, feminicidio, es el concepto que define que esa mujer fue asesinada por el simple hecho de ser mujer. Es un crimen de odio basado en el sexo, que se define como el asesinato intencional de mujeres o niñas simplemente por el hecho de serlo. Se trata de un término que fue acuñado en 1976 por la autora feminista Diana E. H. Russell. A partir de este momento, se empezó a popularizar su uso para referirse a determinados tipos de crímenes referidos exclusivamente a mujeres.

El concepto de “feminicidio” es bastante controvertido, debido a que infiere la motivación de los criminales para cometer una agresión, en muchos casos sin tener pruebas de por qué han atacado a sus víctimas. Así, algunos de sus detractores creen que no deberían distinguirse estos crímenes de otros tipos de asesinatos. Sin embargo, desde corrientes como el feminismo se enfatiza la necesidad de estudiar el “feminicidio” como un fenómeno aparte. Generalmente, este término se utiliza para referirse a asesinatos dentro del ámbito de la pareja íntima; es decir, a agresiones mortales sufridas por mujeres a manos de sus novios, maridos, o ex parejas.

No existen demasiadas investigaciones respecto al feminicidio; pero las que se han llevado a cabo parecen indicar que, mientras que el número de asesinatos en general están disminuyendo a nivel mundial, los feminicidios o bien se mantienen en número o bien están aumentando paulatinamente. La falta de evidencia científica sobre conceptos clave de la teoría de esta autora hace que algunos investigadores se cuestionen la existencia de este fenómeno o su prevalencia. Estas feminazis suelen olvidarse “intencionadamente” que el aborto es la principal causa de feminicidios en el mundo: nos referimos al aborto selectivo por sexo, que es la práctica de interrumpir un embarazo según el sexo previsto del bebé. El aborto de fetos femeninos es más habitual en zonas donde las normas culturales valoran más a los hijos que a las hijas, sobre todo en partes de China, India, Pakistán, el Cáucaso y el sureste de Europa. En todas estas zonas, aproximadamente, la mitad de los bebés “asesinados” en el vientre de sus madres son niñas. ¡Y son muchos miles al año!

El ‘feminicidio’ no existe tal y como lo definen las feministas o ¿deberíamos decir mejor “las feminazis” y “supremacistas” seguidoras de las ideas y slogans de la señora “cajera de supermercado”?. Ellas creen --a “ojos cerrados” y por ideología de género--  que los hombres matan a las mujeres por el hecho de ser mujeres, y no es cierto: las matan por celos, por venganza, robo, extorsión o llanamente porque son unos desalmados y resuelven así sus problemas. La muerte de una mujer a manos de un hombre es igual de criticable que la muerte de un hombre a manos de una mujer o de una mujer a manos de una mujer o de un anciano a manos de un adulto o de un niño a manos de un adulto o de un niño a manos de un joven. La violencia desgraciadamente  no tiene género por mucho que se empeñen las defensoras de “la violencia de género”. Las muertes por violencia no dejan de ser muertes por violencia y la violencia ha sido, es y será siempre violencia pura y dura, con independencia de la raza, sexo, edad, religión y de sus motivaciones.

Además, en España existe una ley, “la Ley Integral de Violencia de Género”, que pretende disminuir los casos de feminicidio aplicando una serie de normas y regulaciones que no se dan en ningún otro país del mundo. Son leyes hechas a la medida del feminismo radical marxista que busca dominar el pensamiento libre de toda la sociedad con la excusa de la violencia contra las mujeres Sin embargo, esta ley es bastante controvertida, debido a que el número de asesinatos no ha disminuido desde que entró en vigor.

Y por esto y por muchas cosas más, la próxima semana… ¡seguiremos aclarando conceptos y como no podía ser de otra manera, también seguiremos hablando del Gobierno!

Pedro Manuel Hernández es licenciado en Medicina, en Periodismo y ex Senador Autonómico del PP por Murcia