MURCIA. Lo de que las Fallas de 2021 son históricas está más que manido, pero no por ello es menos cierto. Agosto nos dejaba una imagen para el recuerdo, la de los ninots volviendo a ocupar unas calles que se preparaban para la vuelta al cole. Entre helados y el traqueteo de maletas las Fallas han vuelto a celebrarse tras la cancelación de 2020 por aquello que ustedes saben. Un año y medio de espera que culmina este fin de semana de septiembre. El camino, claro, no ha sido fácil, ni siquiera en estos últimos días. La noche del miércoles la fuerte lluvia deslucía la plantá y provocaba daños en numerosos monumentos, algunos de ellos con daños irreparables. Sea como sea, la fiesta debe continuar y este domingo volverán a arder las calles de la ciudad. Pero antes, toca volver a pasearlas, a descubrir aquellas fallas conocidas y no tanto. Hoy os proponemos una ruta desordenada por algunas de las fallas que, de una manera u otra, representan este 2021.
Algunos de los mensajes más crudos se dan con envoltorio azucarado. Esa parece ser una de las premisas del artista Miguel Hache, que levanta para Na Jordana un proyecto delicado, bello, juguetón, que sin embargo plantea un tema candente en el barrio en el que se erige: los desahucios en Ciutat Vella. Con ‘Manual d'instruccions’ Hache planta una suerte de casita de muñecas, con figuras articuladas con las que los más pequeños pueden interactuar, lo que tiene una doble lectura, pues refleja cómo el sistema puede jugar con los vecinos y vecinas.
Una de las fallas de las que más se ha hablado en estos días -y más compartida en redes sociales- no está en València. Hay que ir hasta Torrent para ver uno de los monumentos clave de este extraño curso, una obra que habla de la sociedad que somos y, también, hacia la que avanzamos. Se trata del proyecto del artista Raúl Martínez ‘Chuky’ para la comisión Cronista Vicent Veguer i Esteve, en el que recrea la portada de una revista que le impactó años atrás, en las que se mostraba a dos mujeres vestidas de fallera besándose entre las llamas (y no hablamos de la película de Céline Sciamma). Bajo el lema ‘T'ho veus?’ este proyecto recalca un mensaje aparentemente simple pero que sigue siendo necesario: las Fallas son para todas.
Las fallas son crítica y quizá una de las más explícitas al respecto es la de Av. Tarongers – Universidad Politécnica de Valencia – Camí de Vera. Proyecto de los profesores del departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica, Jaume Chornet y Leo Gómez, junto a varios alumnos y alumnas, la obra dirige su mirada al propio espacio que habita. El proyecto es especial ya desde el punto de vista físico, pues plantea una falla horizontal que se extiende por aproximadamente 60 metros, una falla que busca proponer una estética fuera de lo común y, además, con materiales sostenibles. De esta forma, presenta una composición formada por unas 80 figuras encapuchadas, con inspiración del Ku Klux Klan, en un espacio que remite también a elementos religiosos con una suerte de capilla neogótica de madera
Bajo el lema 'Moles o t'inmoles', la falla se inspira en obras como Tiempos modernos de Charles Chaplin; Metròpolis de Fritz Lang o Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago, piezas que ayudan a construir un relato en el que el individuo se desdibuja hasta dar forma a una masa homogénea. “Queremos que o guste o moleste. La mala leche tiene que estar en la falla”, explica Chornet a este diario. Si bien la primera capa de lectura puede entenderse como una reflexión general sobre la sociedad, lo cierto es que esta se traslada directamente al ámbito universitario con la representación del rector y vicerrector de la UPV en una dura crítica a la gestión de las artes desde la institución. “La vida académica da la espalda a las Fallas”, recalca Chornet.
Una de las fallas que se ha convertido en parada obligada para amantes (y no) de la fiesta es Mossén Sorell-Corona. Y este año tampoco decepciona. En esta ocasión se han aliado con el estudio de diseño Yinsen, formado por María Pradera y Lorena Sayavera, quienes dan forma al proyecto 'Jo per a ser feliç vull un camió', una crítica explícita al sistema capitalista que se reflejará en la quema de decenas de billetes. Falsos, obviamente. Por lo pronto, en la calle Corona ya ha aparcado un curioso vehículo blindado, pintado de un vibrante amarillo y con el logotipo de la empresa Prousegur. Este proyecto, además, continúa con la línea de Corona de encargar a creadores de fuera del mundo de las Fallas su diseño. Tal es el caso de Yinsen que, aunque en 2018 firmaron la campaña gráfica de la fiesta, nunca habían firmado un monumento.
Sin duda otra de las fallas más fotografiadas -y compartidas en redes sociales- es la de la comisión Sevilla-Dénia. Y es que su protagonista es toda una estrella de Internet, una creadora que acumula más de 300.000 seguidores en Instagram y que se ha convertido en todo un fenómeno viral. Ah, y tiene 90 años. Hablamos de Concha García Zaera, la reina del Paint, que comparte desde hace años sus dibujos online. Ahora queda retratada en una falla firmada por Estudio Chuky con un gran ninot en el que porta sus dos elementos característicos: pinceles y un ratón de ordenador, una falla que lleva por lema ‘Tercera’ y que es un homenaje a los mayores.
Y si algo habla de esta época tan extraña en la que se han celebrado las Fallas de 2021 (¿o son las de 2020?) también son las ganas de salir, de compartir, de hacer comunidad, tras tantos meses en los que la soledad ha sido la norma (a excepción de algunas llamadas entrecortadas vía Zoom). En cierta medida ese espíritu de vuelta a la normalidad lo encapsula la propuesta de Anna Ruiz Sospredra para la comisión Lepanto-Guillem de Castro, que se ha llevado el primer premio en la categoría de Innovación por el proyecto Eufòria, una suerte de mural en el que sumergirse entre una colorida multitud. En la parte trasera, además, un mensaje prestado por Rubén Dario: “Vamos al reino de la muerte por el camino del amor”.
Por supuesto, la cita obligada pasa por la plaza del Ayuntamiento y la meditadora de Escif. Cuando el artista planteó este proyecto, poco podía imaginar en lo que se iba a convertir. La gran figura de la meditadora hablaba de la necesidad de parar, aunque también de los ojos cerrados antes problemas como el cambio climático, un discurso crítico aunque envuelto en belleza. “Esto lo planteo mucho en la pintura cuando trabajo en la calle: algo que sea fácil de comer y difícil de digerir. El golpe de efecto viene después”, explicaba el propio Escif. Sin embargo, esa gran figura acabó por tomar vida propia y pocas horas antes de que el mundo se confinara despertó con una gran mascarilla cubriendo su boca, una imagen extraña que días después sería la norma. La falla es ya histórica.
Colócate el mocaor y camúflate como un valenciano más en las rutas del buen zampar.