MURCIA. Los coliving en España van ganando peso. Las nuevas formas de vida y el teletrabajo han impulsado estos espacios compartidos que poco a poco van aumentando su presencia en varias ciudades españolas. Se trata de un modelo en el que la persona tiene su propia habitación privada, pero comparte con otros usuarios zonas comunes, generando un entorno de comunidad y networking.
Ante este crecimiento, acelerado también por la pandemia, hace unas semanas nacía en España la Asociación de espacios inmobiliarios compartidos, Coword. Una organización con vocación de dar voz a esta nueva demanda de vivienda y apoyar al sector inmobiliario español para que promueva y gestione estos espacios con todas las garantías jurídicas y urbanísticas necesarias.
"El sector ahora está arrancando. Estamos aún en una etapa primigenea, pero es verdad que en los dos últimos años ha habido un avance y en los próximos tres años va a haber una explosión de espacios de coliving en España", subraya Irene Trujillo, vicepresidenta de Coword y directora de operaciones de DoveVivo, compañía especializada en este tipo de espacios.
-¿Por qué crear una asociación de coliving en España?
-Hablando con operadores, constructoras, fondos de inversión y diferentes actores dentro del sector inmobiliario enfocados al coliving detectamos que no había una asociación donde poner en valor este tipo de espacios. Coword es, por tanto, una plataforma única que permite a todas esas empresas, profesionales del sector y organismos públicos contar con un punto de referencia claro, tanto a nivel nacional como internacional. Así, por ejemplo, si un fondo quiere invertir en España y necesita saber donde buscar un arquitecto o conocer cuál es la normativa puede contar con nosotros con información y claridad, que ahora mismo no la hay.
Otro de los focos fundamentales es la terminología. Hay mucho desconocimiento sobre lo que es el coliving porque es algo muy nuevo. Al final, cuando los modos de vida cambian, lleva un tiempo hasta que al final todo el mundo entiende el modelo. Y queremos ayudar a que se conozca.
-¿Cómo definiría lo que es un espacio de coliving?
-El coliving es un espacio compartido para vivir pagando un alquiler mensual. Al final tienes tu zona privada, como una habitación o un estudio, y otros espacios que puedes compartir, como una sala de de yoga, coworking, cocina... Lo que se pretende es un cambio de forma de vida, porque hay un nicho de mercado muy claro y una demanda que busca este tipo de espacios. Con la pandemia, muchas personas que vivían solas en 50 metros cuadrado de piso han tenido que trabajar, estudiar y hacer deporte en las mismas cuatro paredes y ha sido muy duro. Y el coliving te ofrece ese mismo espacio privado, pero con más zonas comunes en el mismo edificio y con otro ambiente. Así, en lugar de vivir en 50 m2 tienes 1.600 m2 para vivir.
"HAY QUIEN PIENSA QUE EL COLIVING ES UNA COLMENA DE GENTE APELMAZADA VIVIENDO JUNTA, PERO ES JUSTO LO CONTRARIO"
-¿La pandemia entonces ha acelerado la irrupción de este nuevo modelo de vivienda compartida?
-Definitivamente sí. Es cierto que cuando hay un momento de crisis, eso afecta a todo tipo de empresas. Pero el coliving ha resistido muy bien, porque ha habido soledad y nos hemos dado cuenta de que nuestras viviendas no estaban preparadas para todo el uso que les estamos dando a día de hoy. Hay un cambio de paradigma clarísimo. Hasta ahora, el coliving siempre estaba más enfocado al teletrabajo, a los nómadas digitales, a una mudanza de una ciudad a otra o estudios tanto de nacionales como extranjeros. Ese era el perfil habitual. Sin embargo, con la pandemia ha llegado un nuevo perfil que es la persona que ya vive en la ciudad, pero está solo y opta por estos espacios.
-Hoy en día, muchos colectivos tienen serias dificultades para acceder a una vivienda. ¿Son los coliving una respuesta a estas circunstancias que vive parte de la sociedad?
-Siempre hay un concepto equivocado de lo que es coliving. Hay gente que piensa que esto es una colmena de gente apelmazada viviendo junta y compartiendo una cocina porque no pueden tenerla propia, pero es justo lo contrario. Lo que se busca es más servicios, espacios y compartir cosas porque lo necesitan. Por supuesto que hay un problema en el acceso a la vivienda, pero eso no significa que el coliving sea la solución habitacional a ese problema. Para nada. La gente no viene a un coliving porque no pueda pagarse un piso, porque el precio es el mismo que un alquiler en el centro de Madrid, por ejemplo.
Vivir en un apartamento y en un coliving probablemente sea el mismo coste, pero no tienes los suministros incluidos, ni la limpieza, ni la seguridad que te ofrecen estos espacios. Las voces críticas con este modelo es porque realmente no lo conocen. También es cierto que huy mucho intrusismo y mucha mezcla de lo que es coliving y lo que no es.
-Algunos consideran que el coliving es la nueva forma de llamar a las residencia de estudiantes. ¿Cuál es la diferencia?
-Al final, esto es una mezcla entre una residencia de estudiantes, un hotel y una vivienda compartida. Lo que hacemos es captar lo mejor de cada uno de esos mundos y evitar los problemas. Por ejemplo, en un piso compartido tienes que preocuparte de qué pasa con la limpieza, la nevera o los suministros... Y esos problemas de convivencia nosotros los eliminamos porque los incluimos. En cambio, en un hotel tienes muchos servicios, pero estas solo y no se promueve esa sensación de networking... Y una residencia de estudiantes es algo muy similar pero ¿qué pasa cuando ya no eres estudiante y no tienes entre 18 y 22 años? De hecho, nosotros tenemos gente desde los 19 años hasta los 50 viviendo en coliving, muchos nómadas digitales y estudiantes de postgrado.
-¿En qué situación se encuentra el sector de espacios compartidos en este momento en España?
-El sector ahora está arrancando. Estamos aún en una etapa primigenea, pero es verdad que en los dos últimos años ha habido un avance y en los próximos tres años va a haber una explosión de espacios de coliving. De hecho, ya hay varios proyectos muy interesantes construyéndose en toda España, tanto de gran volumen como pequeños espacios más rurales, que también van a tener éxito.
-En la presentación de Coword apuntaron la necesidad de promover desarrollos "con garantías jurídicas y urbanísticas". ¿Actualmente no las hay?
-Sí las hay, pero la normativa siempre va por detrás del mercado y de los nuevos productos. Es normal que si hay una demanda y se están creando nuevos espacios, porque está cambiando la forma de vivir, la normativa vaya por detrás. Por tanto, eso tendrá que cambiar de cara a la inversión extranjera, que necesita seguridad jurídica y una agilización en la obtención de licencias, que ahora mismo tardan muchísimo en todas las ciudades de España. Todo esto ayudaría muchísimo a que los proyectos se desarrollasen más.
"EN ESPAÑA TENEMOS UN PROBLEMA MUY CLARO DE EXCESO Y SUPERPOSICIÓN DE NORMAS URBANÍSTICAS FRENTE A LA FLEXIBILIDAD DE OTROS PAÍSES"
-¿Este limbo normativo ha propiciado su menor desarrollo en España, frente a otros países como EEUU o Alemania, donde este modelo está más arraigado?
-En España tenemos un problema muy claro, que es el exceso de normativa y una superposición de normas urbanísticas. Como arquitecta, he trabajado mucho en proyectos y al final tienes que cogerte la normativa local, la regional, la nacional o el Código Técnico y, a su vez, está la rigidez urbanística de que un suelo es de uso terciario o residencial y ya está. En cambio, en otros países hay flexibilidad en este sentido, ya que se indica los diferentes tipos de proyectos que se pueden desarrollar en un suelo.
En España, tienes un desarrollo urbano que se ha hecho en los años 60 y lo sigues aplicando en el 2021, pese a que en 50 años han cambiado las necesidades de la gente, de una ciudad y un barrio. Por tanto, toda esa falta de sensibilidad y adaptación a día de hoy a los usos y las necesidades dificulta.
-¿Hay sensibilidad por parte de la Administración para adecuar la normativa?
-Yo creo que vendrá por parte de la Administración municipal e irá de abajo a arriba, porque cuando los ayuntamientos empiecen a detectar que su Plan General de Ordenación Urbana no es el adecuado a las necesidades actuales, generará esa necesidad y se regulará. Es un buen momento para que se produzcan esas iniciativas por parte de las corporaciones locales.
-¿La regulación del alquiler que baraja el Gobierno en la nueva Ley de Vivienda podría tener consecuencias para el coliving?
-Habría que ver qué tipo de regulación es y cómo se regula. Todos estos intentos de regular el precio del alquiler en ciudades como Berlín, por ejemplo, han fracasado y no han llegado a buen puerto, porque al final te das cuenta de que es muy difícil mejorar los precios y la oferta simplemente controlando un número. Tiene más sentido controlar la calidad y generar más vivienda, porque cuando hay más oferta el precio se regula automáticamente.
-¿Quiénes son hoy en día en España los operadores?
-Hoy por hoy, en el mercado promueven proyectos muchas empresas que son startups pequeñas, pero también grandes operadores a nivel europeo que estén entrando en España y generando proyectos. En estos momentos hay un panorama muy interesante.
-¿El mercado estará dominado por operadores internacionales?
-No, porque los fondos solo hacen proyectos grandes, como un coliving de 300 habitaciones y esto es imposible hacerlo en el centro de la ciudad, porque en València o Madrid no grandes parcelas en estas zonas. Siempre habrá oportunidades para operadores de menor escala.
-En la Comunitat Valenciana hay varios desarrollos en marcha. ¿Es una plaza atractiva para el coliving?
-Sí que le vemos potencial. De hecho, se están desarrollando proyectos muy interesantes en la Comunidad Valenciana. En Alicante, por ejemplo, ya se está lanzado el primer proyecto; en Valencia hay operadores que lo están haciendo muy bien y están cogiendo peso. En la costa, en Jávea, ya hay algún coliving... Por supuesto que es una zona muy atractiva. Es verdad, además, que aunque coworking y coliving son dos mundos diferentes, sí se generan polos de tecnología y emprendimiento y hay ese ambiente, como la zona de La Marina. Eso al final genera un ecosistema y ambiente.
-¿Qué futuro le augura a este mercado?
-Un futuro bastante prometedor. Cada vez hay más inversión porque con la pandemia se ha demostrado que este tipo de espacios ha sido muy resiliente y más rentable. Al final se trata de medias y largas estancias, en ningún caso turísticas, con lo cual es un modelo de vivir diferente, que tampoco contaba con tanta oferta para toda la demanda que hay. Por tanto, todavía hay mucho por desarrollar.