MURCIA. Si el sueño de la razón produce monstruos, la imaginación de Flyppy da vida a criaturas fantásticas, llenas de color, simpáticas y hasta traviesas, como es el caso de sus 'cabras promiscuas'. Ellas también han estado confinadas y sufriendo las restricciones que han hecho que el artista haya cambiado sus noches creativas por un horario diurno. "Estoy trabajando de ocho de la mañana a ocho de la tarde", señala no muy convencido. El caso es que, en cuanto han tenido ocasión, sus 'bichos' de mil colores se han escapado de la herrería en el barrio del Progreso de Murcia donde fueron forjados y han invadido el Centro de Artesanía de Murcia, protagonizando una exposición que se tendría que haber realizado hace un año y que se ha retrasado hasta ahora debido a la pandemia.
"He mantenido el nombre de la exposición que tenía previsto entonces, que es Carne con ojos, porque eso es lo que soy yo, un pedazo de carne con ojos", bromea el escultor mientras se ocupa de los últimos detalles de la muestra, que se inauguró este jueves y que ha transformado el Centro de Artesanía en un universo paralelo de su propio imaginario. Mientras pasea por la muestra, Flyppy comenta con el cariño de un 'padre' detalles de estas criaturas invasoras. Para empezar, se detiene en la misma entrada para presentar con orgullo a la 'estrella' de sus bichos, una escolopendra con luces de más de tres metros que repta por la pared.
Flyppy ha divido la muestra en distintas zonas temáticas o, más bien, según el hábitat de sus criaturas. Así, en uno de esos conjuntos se agrupan un árbol, flamencos, un pollo loco y la cabras promiscuas. En una de las paredes, por otro lado, habitan sus pulpos, diferentes peces -entre ellos algunos con piedras incorporadas (que es de sus trabajos más recientes) y un pez abisal- o las lámparas con forma de medusas. Una de ellas, cabe recordar, obtuvo el Premio 'Producto Artesano 2020'. En otro frente se han dado cita sus 'bichos', "ladillas cojoneras y demás", dice riendo el artista.
Bailarinas, flores, un "succionador del virus" con la cola verde, una 'polla negra' (así llaman al ave en cuestión, qué le vamos a hacer), caracoles y lámparas de pie -una con una gota de cristal que pesa 15 kilos-... completan esta muestra, donde se pueden encontrar piezas con un precio que va desde los 70 a los 3.000 euros.
Flyppy está exultante por poder sacar de paseo a toda esta prole que ha dado a luz en su herrería, donde por el momento no puede realizar sus celebradas cenas para vender obra. "Se me juntan cien personas", explica. No obstante, tiene otros proyectos en marcha. Así, despues de instalar su gran obra La araña preñá y los zanguangos en la rotonda de Fátima de Molina de Segura, el escultor ha encontrado ubicación para la gigantesca escolopendra que realizó para el centro de arte ceutiense La Conservera -subía por una chimenea industrial y fue desmontada cuando cerró el espacio cultural-. "Va a volver a Ceutí -adelanta-, aunque no a la chimenea por estar protegida. La instalaré en una pared del municipio". Otra de sus obras, "un árbol distinto a todo lo que he hecho anteriormente, con mucho vidrio", también viajará a un municipio murciano, concretamente a Lorquí, en la rotonda de entrada al pueblo.
Mientras tanto, Flyppy sigue soñando con criaturas de este y de otros mundos, investigando los colores en el vidrio y evolucionando. "Ahora estoy metiendo más piedra, que antes utilizaba solo de base, e incorporando acero inoxidable", señala. El caso es no parar y que haya bichos fantásticos para rato.