MADRID. Conseguir que 65 jefes de Estado se pongan de acuerdo en algo ya es difícil. Pero cuando el tema es la toma de 'medidas decisivas' sobre biodiversidad, la firma de un compromiso por la naturaleza (Leaders’ Pledge for Nature) es toda una proeza. Esta semana, la ONU celebró una cumbre virtual sobre biodiversidad con el objetivo de alcanzar un nuevo acuerdo antes de la Convención de las Partes sobre Diversidad Biológica (COP15) que se celebrará en China en mayo de 2021.
Aunque hablar es gratis, puede que esta vez sí se tomen medidas, sobre todo teniendo en cuenta que, desde 1970, la actividad humana ha provocado la extinción del 68% de las especies de mamíferos, pájaros, peces y reptiles. El cambio climático está acelerando, y agravando, la pérdida de biodiversidad, mientras que la destrucción de bosques y el comercio de especies salvajes fomentan la aparición de pandemias. La covid-19, el zika, el sida, el SARS y el ébola surgieron de poblaciones animales que sufren una grave presión medioambiental por parte de los humanos.
La biodiversidad es importante para las instituciones financieras: el Leaders’ Pledge persigue incorporar la biodiversidad en todas las políticas y acuerdos internacionales relevantes e incentivar al sector financiero nacional e internacional para que contabilice el valor de la naturaleza y la biodiversidad, movilice capital y promueva la conservación, la restauración y el uso sostenible del medioambiente en las decisiones de inversión y financiación y en la gestión de riesgos.
La biodiversidad resulta crucial para el crecimiento económico. WWF analizó seis servicios ecosistémicos que provee la naturaleza: agua para la agricultura; madera; productos del mar; polinización de cultivos; protección frente a inundaciones, marejadas ciclónicas y erosión, y almacenamiento de carbono.
Como muestra nuestro Gráfico de la Semana, la falta de acción para preservar la biodiversidad y restaurar los ecosistemas amenaza el crecimiento del producto interior bruto (PIB) mundial. Si las cosas siguen como hasta ahora (business as usual), el PIB mundial podría dejar de crecer un 0,67% al año en 2050, lo que equivale a una pérdida de 10 billones de dólares. En un escenario de 'conservación mundial', el crecimiento del PIB podría acelerarse un 0,02% en 2050, que supondría un beneficio de 11.000 millones de dólares. Estas cifras probablemente son muy conservadoras, ya que se trata de un modelo parcial de los numerosos beneficios que nos reporta la naturaleza y el análisis no tiene en cuenta los posibles puntos de inflexión.
La biodiversidad también es importante para reguladores e inversores: 69 reguladores financieros y bancos centrales forman parte de la Network for Greening the Financial Sector (NGFS), iniciativa que persigue fomentar la transición hacia una economía sostenible desde el sector financiero. Según un estudio del banco central de Países Bajos[6], algo más de un tercio (36%) de las carteras de las instituciones holandesas están expuestas a empresas que dependen en gran medida de los servicios ecosistémicos.
Explotación de recursos
Aunque 39 de los miembros de la NGFS proceden de países con rentas medias o altas, WWF concluye que los países con rentas bajas son los más amenazados por la caída del PIB ligada a la pérdida de biodiversidad, pero también son los que se verían más beneficiados por un mayor énfasis en la conservación. Sin embargo, la mayor parte de la explotación de recursos y la destrucción de biodiversidad se asocia a la producción y la compra de productos por parte de las empresas y los ciudadanos de países con rentas altas.
En los últimos cinco años, los bancos centrales han resultado determinantes a la hora de potenciar la acción por el clima, pero esta experiencia debe ser replicada y fomentada para que los bancos centrales, los reguladores financieros, las instituciones financieras y la economía real se centren en preservar y restaurar la biodiversidad.
Murray Birt es estratega senior de ESG en DWS