En Cataluña, en Bruselas, en Colón y donde se tercie. Los políticos tienen una especial querencia por inmortalizar sus momentos más egregios con una foto significativa. Sin embargo algunos intentan evitar esa foto para no ser estigmatizados. Es sabido que una imagen de un instante puede ser todo un editorial y decir muchas cosas. Puede reflejar el estado de relaciones, apoyos o negaciones.
MURCIA. Cataluña y los indultos. En breve, no sabemos si una semana o dos, tendremos la foto de los indultos. La explicación del presidente del Gobierno será en el Congreso en la primera quincena de julio. Y después vendrá la imagen de la mesa de diálogo, posiblemente con Oriol Junqueras. Con estas instantáneas se busca el supuesto deshielo y conciliación entre el Gobierno de España y el catalán. Otra cosa será el asunto real. A saber, la división entre catalanes y la tensión que se va a provocar a las instituciones. Vemos las prisas que hay por parte de Moncloa para cuanto antes conceder los indultos y recurrir a la memoria preventiva. Es decir, intentar diluir más pronto que tarde las críticas o desafectos electorales. En principio quedarían dos años para una nueva convocatoria de comicios e interesa acudir sin recuerdos e imágenes furtivas en unos casos o explícitas en otros que supongan la pérdida de votos. Toda una estrategia que se les puede volver en contra. Tensionar según qué cosas para devolver los favores del apoyo de la investidura al recién estrenado Gobierno catalán que lidera Pere Aragonés puede ser un arma de doble filo y con posibles consecuencias.
El Rey. Se cumplen siete años de la proclamación de Felipe VI como jefe del Estado y seguimos a vueltas con su papel. En el asunto de los indultos, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que les guste a unos u otros, centra cada vez más la política nacional, movió el avispero al poner en duda el papel constitucional del monarca al dudar sobre si firmará o no firmará los indultos. Mientras, el Gobierno no ha tenido ningún complejo en utilizar su figura y su presencia en Cataluña para allanar el camino del diálogo y el reencuentro entre el gobierno autonómico y el nacional. Tanto forzar las instituciones no tiene sentido, aunque pueda traer dudosos beneficios políticos. En estos siete años, Felipe VI ha tenido que lidiar con situaciones límite.
El desafío de Cataluña, para ser exactos de los independentistas, las críticas desde el propio Gobierno de coalición -en especial, por parte de Unidas Podemos-, el desgaste para la institución por las andanzas financieras de su padre Juan Carlos I con el consiguiente deterioro para la Monarquía... Y a pesar de todo ha mantenido el tipo con rigor y equilibrio como máxima institución del Estado y sin olvidarnos del componente emocional y personal. Con todo, las encuestas avalan su comportamiento aunque de manera discreta. Demasiada tensión, mucha presión, descalificación y soledad. De su padre se alababa que fue el "campeón de la democracia" y su campechanía; de él en ocasiones para minimizarle se recuerda que es el "preparao". Pues menos mal que es el "preparao", que tiene fondo en su formación y que maneja los tiempos. A veces desde el entorno de Zarzuela y de su equipo se es demasiado oficialista, pero es que el momento es delicado cuando se intenta utilizar su figura y la institución.
Los dineros de Bruselas. Tanto el Gobierno como los empresarios fían la recuperación económica a la aportación de los fondos europeos. Hemos sido los primeros en recibir el plácet de la UE para que llegue esa aportación. Con un pequeño matiz, alguien hizo mal los cálculos y en esa primera entrega recibiremos 8.000 millones de euros menos. La gestión de los fondos aportados por la Comunidad Europea será un nuevo caballo de batalla que a buen seguro enredará la política, a los empresarios y en especial a los sectores más afectados por la pandemia que tendrán que cumplir con las exigencias correspondientes para acceder a las ayudas. Será un nuevo foco de tensión.
PSOE: Pedro Sánchez en la cresta de la ola. O eso pensará él y su entorno monclovita. Ha sido una semana intensa con resultado desigual. Susana Díaz ha sido descabalgada después de unos cuantos años de disputas; Joe Biden, el presidente norteamericano, tuvo a bien incluirle en ese pírrico paseo por la sede de la OTAN -nunca tan pocos segundos tuvieron tantas fotos e imágenes-, un desconcertarte encuentro que en muchos casos se ha criticado como esperpento o descrédito de la diplomacia española. Recuperado del bache, Sánchez recibió a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que certificaba el plan de recuperación para España -nueva foto, en este caso más placentera y efectiva-, y es que el dinero es el dinero, con lo que hecho un brazo de mar anunció la celebración próxima de Conferencia de presidentes autonómicos para julio con la idea de hablar de esos fondos europeos. A fin de cuentas se intenta disimular la rápida concesión de los indultos a los independentistas. Tendrá que dar explicaciones en el Congreso y así cerrará el curso político. Antes tendremos la foto e imágenes de su vacunación porque está en la franja correspondiente. Así que nuevo acontecimiento en la agenda.
PP: Pablo Casado y su alter ego: Isabel Díaz Ayuso. En el PP empieza a ser una tradición el poner en solfa al líder del partido. De manera intencionada o no -aunque en política todo es intencionado-, Díaz Ayuso provoca y de qué manera las estructuras de Génova y a su presidente. Cada dos por tres, Casado tiene que aclarar, matizar o explicar lo que ha dicho la presidenta madrileña. Ha ocurrido a cuenta de la opinión sobre el papel del Rey sobre los indultos, expresada por la presidenta. Y el debate ha sido utilizado por Sánchez y compañía, como no podía ser de otra manera, y ha causado incomodidad por no decir estupor en las propias filas populares. La duda es saber si la proactividad de Ayuso es buscada o no, y si hay debilidad en Casado. De momento se apresta a gobernar la comunidad madrileña con el apoyo externo de Vox. Y justo acometerá su gestión "sin complejos". Serán dos años sin la hipoteca de Ciudadanos y con la presencia incómoda de los de Abascal. Una prueba en toda regla porque en 2023 se medirá esa gestión.
Vox: Santiago Abascal jugando sus cartas. Tiene una competencia clara en el PP, y no tanto por Pablo Casado, sino por Díaz Ayuso. Les está costando colocar sus mensajes. En la no foto de Colón del pasado domingo, no pudieron rentabilizar su presencia. Así que en asuntos de gobierno o gestión no tienen protagonismo; su presencia se limita al apoyo externo y según la ocasión forzar determinadas medidas, pasa en Andalucía y puede ocurrir en Madrid. En ningún caso pueden votar con la izquierda, no se entendería.
Unidas Podemos: Ione Belarra ya gobierna o algo así. Que recordemos la ausencia de Pablo Iglesias -nos dicen que en septiembre volverá con fuerza, veremos como-, es todo un síntoma. Es cierto que Belarra lleva una semana escasa al frente del timón de la formación. Resulta significativa su ausencia y también la de la futurible candidata a la Moncloa y a la sazón vicepresidenta del ejecutivo, Yolanda Díaz. Estarán reconstruyendo la formación. Y es que sustituir un liderazgo como el de Iglesias es complicado. A Belarra se la ve como una prolongación de Iglesias y a Díaz como un verso suelto con aspiraciones. Recordamos que procede de la izquierda clásica gallega. Necesitan tiempo para ahormar y conciliar sensibilidades. Romper el catenaccio de Iglesias es difícil. Muchos tienen la sensación de que sigue gobernando por persona interpuesta
Ciudadanos: Inés Arrimadas, ninguneada. Insiste una y mil veces que es independiente de cualquier requerimiento a futuro del PP. Aseguran ella y sus conmilitones más destacados que no acudirán a ninguna consulta electoral con los populares. Y es que tienen un doble problema. Hace poco tiempo el PSOE contaba con su anuencia para algunos asuntos. Esta semana hemos escuchado a la vicepresidenta Carmen Calvo ningunearles augurándoles su pronta desaparición. Así que es difícil seguir el día a día. Se le alaba el esfuerzo pero los resultados quedan opacados. La desaparición en la Asamblea madrileña casi ha sido definitiva.
Ana Botín, presidenta del Banco Santander sobre la recuperación económica: "Estos próximos trimestres nos vamos a salir del mapa". ¡Prudencia. Se agradece la previsión, pero hay mucho que resolver y restañar. La economía de los grandes no es la del día a día del ciudadano!
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno: "Pronto vamos a abandonar las mascarillas en la calle porque se ha alcanzado la velocidad de crucero en la vacunación". ¡De acuerdo pero a medias. No se puede lanzar las campanas al vuelo. El virus no se ha ido y tenemos que seguir siendo precavidos!
Pablo Casado, presidente del PP a Pedro Sánchez: "Para usted la ley es castigo, el Estado de Derecho es venganza, la Constitución es revancha y dar un golpe al Estado, concordia" ¡Hacer oposición en medio de tanto ruido!
Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid sobre el Rey y los indultos: "Si firma, si no firma... Haga lo que haga está en tela de juicio. Le quieren hacer cómplice y por supuesto no es cómplice. He hablado con el presidente y opina lo mismo y no hay nada que rectificar". ¡Cada vez que habla sube el pan y Casado se pone de los nervios!
Iván Espinosa de los Monteros, portavoz de Vox: "Poner el foco en el Rey es un error". ¡Vox haciendo méritos para marcar territorio. Díaz Ayuso les adelanta!
José Félix Tezanos, presidente del CIS en su comparecencia en el Congreso: "Tenemos unos electorados más abiertos y más volátiles, que toman la decisión en el último momento, y eso hace que el comportamiento electoral sea cada vez más impredecible". ¡Viva la demoscopia. Los españoles somos volátiles y a Tezanos no le salen las cuentas en sus encuestas!