MURCIA. La pandemia nos dejó en Barcelona sin un bombazo programado para pocos días después del inicio del confinamiento: el debut en directo de Lolita Express. El grupo formado por Luis Miguélez y Estrella Xtravaganza, drag "y mamarracha a tiempo completo". Hoy es difícil que un grupo de música reviente el panorama con una propuesta disruptiva, término que habrá que unir a resiliencia en Los 40 principales de las palabrejas y neologismos de nuestro tiempo, pero había grandes esperanzas en que esos directos nos alegrasen un poco la vida. Ahora la esperanza es en que vuelva a haber directos.
Lo que sí tenemos para las actividades a realizar calentito en casa cumpliendo con el toque de queda y el orden constitucional es la lectura. Espacio en el que Frau Diamanda / Héctor Acuña travesti barcelonés, natural de Perú, ha protagonizado un lanzamiento digno de mención: Escenas catalanas. Se trata de una obra que recopila los escritos más importantes y meditados del ciudadano contemporáneo, sus publicaciones en el muro de Facebook, y trae ilustraciones de Juka, Jesús García y Rapha Hu que imaginan cada "escena catalana", microrrelatos sobre encuentros sexuales con desconocidos.
Sabemos que el hombre actual se toma muy en serio a sí mismo. Somos conscientes de que su nación se la toma todavía más en serio. Pero no tenemos ni idea de lo mucho que se toma en serio la gente su heterosexualidad, cuando no hace falta ser un genio en mecánica de fluidos ni un doctorado en la obra de Freud para ver que cuanto más solemne se proclama la solidez esta, más frágil es. Frau entiende su recorrido sexual por las calles de Barcelona como una investigación antropológica y esta, concretamente, es la faceta de ese trabajo de campo que más merece la pena en su libro: Los encuentros con machos alfa.
Hay un boxeador que se jacta de sus hazañas sexuales con mujeres, de cómo las manipula en posturas concebidas a su antojo y demás, para luego ser dominado por Frau como un muñequito. Pero el ejemplo potente es la noche en un parque infantil den Sants con un skinhead neonazi esvástica tatuada en el cráneo en ristre.
"Le escupe y hace que se lo trague susurrándole al oído "mona sudaka". La temperatura está a tope y ella disfruta al máximo el maltrato. Pero de pronto el skinhead boy empieza a besarla en la boca con ternura matando de a pocos su deseo. El juego hardcore se torna blando (,,,) Su rudeza de macho alfa blanco se ve traicionada. Es solo un niño grande con aires de matón, piensa. Ella no quiere saber nada más y ensaya retiro; entonces skinhead boy la abraza muy fuerte como si la conociera de toda la vida. Resulta inquietante la frialdad de sus ojos azules con la ternura que despliega"
El gran maestro Ralph König tocó en varias obras el tema del deseo gay por los codiciados heteros, sobre todo en su vertiente macho alfa. Una debilidad para los homosexuales y una flaqueza, la actitud de macho hetero impostada, la de ellos. Me vienen a la mente dos cómics suyos centrados en historias de ese tipo El hombre deseado y Huevos de todo. Especialmente esta segunda, donde el obrero de la construcción macho alfa era español en Alemania.
Por lo demás, Escenas catalanas merece la pena por el retrato de la vida en las sombras de la gran ciudad, sobre todo en una que se vende como gran escaparate para el turista. Por estas páginas deambulan árabes, rumanos, catalanes, rusos y personajes sin identificar más allá de que llevan rodilleras y están en una improvisada orgía debajo de un puente. Con toda naturalidad, accedemos a los hábitos que se pueden dar en cualquier rincón del parque, y no todos sexuales, también se describe de forma aséptica y precisa como un par de amigos comparten un pico de heroína.
Hubo un libro olvidado casi hasta por la propia editorial que lo sacó en España, Lovetown, del polaco Michal Witkowski, que se parece bastante al género que despliega en estas páginas con seguridad y determinación Frau Diamanda. En el caso del polaco, contaba sus hazañas en los baños de las estaciones de su país en la época comunista. No eran skinheads los que se deslizaban entre los váteres para encontrarse con otros hombres, sino soldados soviéticos en su mayoría, aquejados de aburrimiento y soledad en un país lejano al que los habían destinado. Con un sentido del humor corrosivo conocíamos de una fuente primaria aspectos de la Polonia socialista mucho más interesantes que los desfiles militares que tanto se prodigaban en estos regímenes.
Aquí tenemos la Barcelona de los que compran birras en los pakis, que es un mundo lejano incluso para muchos de los que han nacido en la ciudad. El mosaico lo conforma ese magma de viajeros y emigrados. A las citadas nacionalidades, Frau sigue dando cuenta también de franceses, húngaros, senegaleses... La conclusión tras la lectura completa de este retrato de una ciudad tan especial como Barcelona es tan obvia como necesaria: lo que ha unido el placer, que no lo separe el hombre.