MURCIA. El francés Yann Tiersen no es solo el autor de las bandas sonoras de algunas de las películas más celebres de los últimos tiempos -como es el caso de Amélie o Good Bye, Lenin!-, es además un músico cuyos conciertos son aplaudidos en todo el mundo. Este martes hará una parada en la Sala Mamba de Murcia, donde presentará su gira Yann Tiersen: Solo Piano + Electronics, con el repertorio contemporáneo que puso sobre la mesa con el disco Kerber (2021) y que después ha seguido con 11 5 18 2 5 18 (2022) y Kerber (Solo Piano) (2023), adentrándose en un mundo electrónico texturizado.
El concierto -que comenzará a las 22.00 horas (aún quedan entradas disponibles)- es un viaje musical íntimo y personal con el que Tiersen se resiste a caer en la rutina y apuesta por explorar su creatividad, sin perder de vista la esencia de su obra.
Yann Tiersen, uno de los músicos más respetados de su generación. Saltó a la fama internacional en 2001 por su faceta de compositor de bandas sonoras. Sin embargo, su carrera es mucho más que eso. Él mismo se desmarca en sus declaraciones del calificativo de compositor de música para películas. Su biografía lo ratifica desde edad temprana, pues tras estudiar violín y piano desde los 6 a los 14 años, e incluso tantear la posibilidad de ser director de orquesta, se rebeló contra eso e inspirándose en Joy Division y The Stooges cogió la guitarra eléctrica y se adentró en el post-punk durante la segunda mitad de los 80.
Fue el primer paso intrépido de una trayectoria que se ha ido alimentando y abrillantando a golpe de extravagancias melancólicas y que ha sabido destilar en una misma botella influencias de lo más variopinto, de la música callejera a la vanguardia, del minimalismo al rock, del vals a la chanson.
Su gira por Europa y el Reino Unido incluye un total de quince actuaciones y su particularidad logística es que Tiersen se desplazará de una ciudad a otra o bien utilizando su velero, bautizado como Ninnog, o bien en autocaravana. Y, además, siguiendo unas normas estrictas: ni utilizar autopistas ni hacer más de doscientas millas de recorrido al día (el equivalente a unos 320 kilómetros). El objetivo, establecer conexiones personales durante el viaje y conocer gente y lugares que son imposibles de visitar con las restricciones de las giras tradicionales. Como declaró al diario The Herald: "Vivo en una isla, así que veo el agua como un enlace, una conexión, no como una barrera entre países".