MURCIA. Ya tenemos obispas, gramaticalmente hablando, claro; de momento no las veremos por la calle, ni ejerciendo su ministerio; de hecho, creo que algunos con cierta edad no las llegaremos a ver. Sucede que la Real Academia de la Lengua ha "actualizado" el diccionario y entre casi cuatro mil palabras ha incluido "obispa". A mí sinceramente me ha sorprendido mucho porque recuerdo tiempos recientes de la RAE.
"años de escritos y reuniones con la RAE para que alcaldesa o boticaria dejasen de aparecer en el diccionario como "mujer del alcalde" o "mujer del boticario"
Durante años las coordinadoras de Igualdad pleiteamos contra la Academia para que corrigiese del diccionario definiciones que nos parecían sexistas, ofensivas y obsoletas y para que muchas profesiones pudiesen nombrarse también en femenino. Con las cientos de mujeres en toda España ejerciendo pedíamos que fuera correcto usar el femenino de alcalde, concejal, juez... Insistíamos con argumentos lingüísticos y sociológicos en la necesidad de usar el femenino, alcaldesa, concejala, jueza, para romper con la invisibilidad de las mujeres cuando se usaba masculino genérico. Considerábamos que podía ayudar a la normalización y servir de referente para las chicas jóvenes. Fueron años de escritos y reuniones con la RAE a través del Instituto de la Mujer para que alcaldesa, boticaria o jueza dejasen de aparecer en el diccionario como "mujer del alcalde", "mujer del boticario" o "mujer del juez", respectivamente, como única acepción.
Aprendí mucho escuchando al grupo de lingüistas del Instituto que refutaba los argumentos de la comisión de académicos: eran compañeras muy preparadas. Eternos debates sobre el masculino genérico. Fue para nota que la RAE equiparara mujer pública, "prostituta", a hombre público: "Aquel que tiene presencia e influjo en la vida social". Hasta 2014 el diccionario mantuvo que "gozar" era "conocer carnalmente a una mujer".
Todavía en 2017 una universitaria a través de las redes sociales recogió 170.000 firmas contra las definiciones de "SEXO fuerte" como conjunto de hombres y "SEXO débil" como conjunto de mujeres. Se montó tal revuelo que la Academia se comprometió a modificarlo en la versión digital.
La RAE sostiene desde hace trescientos años que la lengua está viva y que se incorporan al diccionario aquellas palabras que se usan, que son reflejo de la sociedad en la que viven los hablantes. Imagino que en coherencia con eso ha incorporado casi cuatro mil nuevas palabras: ciberacoso, ciberdelincuencia, geolocalización, cisgénero, vapear, criptomoneda, bitcóin, prepago, retro, webinario... y "obispa".
No sé cuántas obispas verán los académicos en su entorno, ni cuántos hablantes "como reflejo de la sociedad en la que vivimos" utilizan habitualmente obispa en sus conversaciones. Presumo que los ilustres académicos tendrán sus doctas razones; en todo caso, bienvenida, "obispa". De momento, ya se puede escribir ciencia-ficción con ella. Por cierto, ha entrado a la vez (imagino que no por los mismos méritos) que friegasuelos, paparajote, chuche, churretón o tinto de verano... Curiosas coincidencias.
Rosa Peñalver Pérez.
Docente. Jubilada.