TRIBUNA LIBRE / OPINIÓN

¿Y tú cómo te ganas la vida?

4/05/2020 - 

Algunos creen que el dinero está en el principio de la inmoralidad. Alguna vez os habéis preguntado cuál es el germen del dinero?

El dinero es un útil de cambio, que no debiera existir a menos que haya bienes, servicios y personas capaces para esforzarse en producirlos, en libertad. Debemos tener presente que la única bondad o maldad del mismo, está en la forma en la que se obtiene.

El intercambio u operación comercial es el principio por el que las personas eligen cambiar un bien o servicio que les satisface una necesidad, por una cantidad de dinero que estiman justa, intercambiando decididamente, valor por valor.

El dinero no es el instrumento de los que no producen nada, tampoco de los ladrones, el dinero lo hacen posible aquellos que producen bienes y servicios, con el sudor de su frente, esta acción no puede considerarse maligna, sino todo lo contrario, una acción que dignifica al ser humano.

El salario es un dinero que aceptas como pago de tu esfuerzo y sacrificio, lo haces con la seguridad de que lo intercambiarás por el esfuerzo de otras personas. Tú cartera es la manifestación de esperanza de que, en algún lugar del planeta, hay hombres que no consentirán que se transgreda un principio moral, que es el origen del dinero, recordemos que su   origen es el sudor y el sacrificio.

Tu esfuerzo y sacrificio son la escritura de propiedad del dinero ganado honradamente, conseguido con el intercambio de los bienes y servicios producidos por ti.

La producción de bienes y servicios no solo se crean con el esfuerzo físico. Imaginemos como Isaac Newton descubrió la fuerza de la gravedad, James Watt comenzó a utilizar la energía del vapor de agua o como nuestro querido Ramón y Cajal descubrió la anatomía del sistema nervioso. Bien esto nos demuestra que en la mente del hombre está el origen de todos los bienes producidos.

En la actualidad España, agitada por el Covid-19, en momentos de incertidumbre donde todo se tambalea, hasta la propia vida, nadie duda de que el nivel de bienestar logrado en nuestro país después de la guerra civil del 36,- tan manoseada, yo diría excesivamente tresgiversada-, se lo debemos a nuestros tatarabuelos, abuelos y nuestros padres, esos que hemos confinado en residencias de mayores, a los que les negamos el calor del hogar y nuestro abrazo diario. Verdaderos artífices del ahorro y bienestar conseguido, ellos sí que se han sacrificado para que hoy disfrutemos del nivel de vida que tenemos. Nosotros, por el contrario, a partir de la década de los 90, solo nos hemos endeudado, en 2020 en 1,2 billones de euros, un disparate, que diría mi amigo José Luis. Algo que pone en peligro el futuro de nuestros hijos y nietos, incluso la soberanía de España, nadie se ruboriza, nadie se opone con firmeza, los presidentes de gobierno están en el cargo 4 ú 8 años, se largan y la deuda se queda, ya la pagarán, deuda que está en nuestra mente como una magnitud imposible de pagar.

A ninguno de los gobernantes que hemos tenido en nuestra democracia reciente, se le ocurre gestionar, si gestionar, dirigir o administrar un estado, comunidad u otro ente, por eso estamos donde estamos, a ninguno se le ocurre quitar gasto e impuestos, sino incrementar los impuestos para gastar más y endeudar más a los españoles.  España actualmente es un móvil sin rumbo, estamos separados por la ideología, sin pararnos a pensar que en el mundo hay en la actualidad 7.625 millones de habitantes, peleando por sobrevivir, aún pensamos que nuestro rival es nuestro vecino, por esta clasificación caducada de izquierdas o derechas, es una miopía increíble y absurda. La justicia social consiste en repartir el beneficio que se produce con el esfuerzo de las personas que ponen el esfuerzo el intelecto y el capital, y eso se consigue con diálogo y negociación, pero ese diálogo, no lo deben hacer los que no producen nada, sino los que sudan y se sacrifican, las garrapatas deben quedar fuera. La sociedad no debe tolerar la injusticia, debe reaccionar, un ejemplo de ello son los agricultores que desempeñan una labor crucial para la vida y resulta que la sociedad, permite que intermediarios sin escrúpulos se queden con su sudor y ellos tengan que mendigar un precio justo por su trabajo, estamos ávidos por una injusticia en Etiopía y la del campo de Cartagena no la vemos?, abramos los ojos, debemos ser capaces de ver todo y reaccionar ser agentes de cambio por unas relaciones humanas más justas, solo si arreglamos nuestra aldea seremos conscientes de la injusticia del mundo.

El mundo gira en torno a la supervivencia, la supervivencia está asociada a la independencia económica y productiva, no podemos depender eternamente de la subasta de deuda pública. Con que derecho nuestra generación endeuda a nuestros hijos y nietos la paguen, basta ya, menuda geta la nuestra, baya irresponsabilidad, despertemos y exijamos a nuestros gobernantes que gestionen con responsabilidad y respeto, nuestro sudor. Señores no nos respetan. Con el humo de la ideología nos manejan como a borregos, pongamos como ejemplo el impuesto de sucesiones y donaciones, en cada cambio de titularidad te quitan una parte de lo que te transfieren tus padres, que ya han pagado sus impuestos, declarado por algún organismo europeo como doble imposición, y qué, al cabo de varias transmisiones si haces cuentas se han quedado con todo, poniendo como excusa la responsabilidad tributaria, pero esto que es.

Han subido el IVA dos veces para evitar el déficit público, y cada vez es mayor, imagináis este comportamiento en el CEO de una compañía privada, lo que duraría en la misma. Con la excusa de la protección social, basta ya, no pueden seguir tomándonos por idiotas, despojándonos del valor de nuestro esfuerzo para regalárselo a sus amiguetes en esta sobredimensionada administración española. Señores reflexionemos.

La riqueza es el resultado de la capacidad del hombre para pensar. Hace dinero el que piensa a expensas del que no piensa? El ambicioso a cuenta del holgazán. El dinero se gesta antes, de que pueda ser robado o mendigado, hecho por el esfuerzo de cada hombre honrado, de cada hombre hasta el límite de su capacidad. Un hombre honrado es aquel que sabe que no puede comprar más de lo que ha producido. El hombre honrado es aquel que permite el beneficio equilibrado, los ladrones o saqueadores son aquellos hombres que viven y se apropian del sudor de los demás. En una sociedad justa y responsable, no debería permitirse el suicidio económico, forzado por los usureros del sistema, nacional o internacional. Hacen falta códigos éticos de conducta, que verifiquen y satisfagan, que todos los actos e intercambios por los cuales se paga, no se pague ni una sola gota de sudor que sea injusta.

Antonio Pérez Riquelme es director comercial de Cristalería Jorma

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