CARTAGENA. Muchos lectores recordarán que meses atrás el Aparecido publicó un Pasico sobre la Maranga, una gran figura en sotana y con capuchón que, carente de rostro, suele levitar por las carreteras del cordobés Valle de los Pedroches. Durante más de cuatro décadas estuvo apareciendo por Villaralto y Villanueva del Duque, sendos pueblos pedrocheños. Pues bien, la Maranga ha vuelto a dar señales de su presencia. Dos hermanos, que me piden omitir sus identidades, me han enviadlo un mensaje telemático en el que me informan que, cierta tarde, se toparon por sorpresa con esa fantasmal figura en un patio ajardinado de un pueblo de los Pedroches. Quedaron tan impresionados que no reaccionaron antes de que la visión de disipase.
En la misma línea, me ha escrito otro espontáneo para comunicarme que, en la noche del 14 de octubre, cuando volvía a su casa de campo en la zona de Tarifa, un pueblo gaditano, vio una figura fantasmagórica en el borde de la carretera N-340. Estático, parecía suspendido a unos centímetros sobre el suelo. No se le veían las manos, carecía de rostro y estaba cubierto por una túnica negra con capucha. En conjunto, parecía un hombre de cerca de dos metros de altura. Mi remitente sintió que sus vellos se le erizaban cuando su vehículo pasó, a baja velocidad, junto al fantasma. Por lo demás, no le causó ningún daño, sino solo la sorpresa y el susto asociados a tal experiencia. A pesar de la semejanza del aspecto del fantasma tarifeño con el pedrocheño, resulta imposible determinar si se trataba de la misma entidad o bien es que hay varios ejemplares de un mismo tipo de figura sobrenatural.
"Nunca supo el significado de ese trío de espectros, que tampoco parecieron reparar en su presencia"
La misiva del ciudadano tarifeño me ha recordado un viejo episodio de mi biografía. Está relacionado con la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla, cuyos alumnos están acostumbrados a bregar con las más variadas materias. Igual que tienen que aprender toda clase de facetas de la Química, de la Biología y de la Fisiología humana, los introducen a los recovecos de la legislación sanitaria y farmacéutica. Incluso, si lo desean, pueden recibir un curso de Etnobotánica, que consiste en una "introducción al uso tradicional de las plantas por el hombre desde las antiguas civilizaciones hasta la actualidad…". Consta de siete bloques temáticos, siendo uno de los más sugerentes el titulado Tradiciones, mitos y leyendas. Entre las competencias que confiere seguir esa asignatura se encuentra la de "Desarrollar inquietudes sobre el uso de los vegetales". No debe ser difícil desarrollar esa inquietud entre unos jóvenes familiarizados con el uso de Cannabis sativa desde la movida del 68. Ese nombre binomial latino significa simplemente "cáñamo cultivado" y, en efecto, la marihuana es cultivada con fruición en muy diversos países.
Es muy posible que algunos alumnos de Farmacia creyeran estar fumados, o que lo estaba el profesor, cuando, en plena clase de una materia que no viene al caso concretar, les proyectaron un vídeo en el que podían contemplar cómo una mancha lechosa se desplazaba en lo que parecía ser una oficina de farmacia a oscuras. Tan memorable vídeo había sido grabado durante una noche por las cámaras de seguridad de, en efecto, una botica. En opinión del feliz propietario, se trataba de un fantasma errabundo entre las estanterías de la apoteca.
La película exhibía dos rasgos notables: era absolutamente incontestable que las cámaras grabaron aquella noche una mancha luminosa desplazándose en el interior de la botica; era igual de incontestable que no cabía atribuir ninguna intención manifiesta a la dinámica sombra. Una vez más, parece que lo único que quieren decirnos los espíritus es "¡Estoy aquí!".
Naturalmente me interesó y en 2107 trabé conversación con el profesor, que resultó ser uno de los que me habían apoyado como candidato a rector de la Hispalense. Me relató que no era esa su única experiencia con espectros, sino que había tenido otras varias, de la que extractaré la más notable.
Una noche, años atrás, se encontraba en un solitario viaje en automóvil por la provincia de Cádiz. Cerca de Medina Sidonia, el coche se averió y quedó varado en la carretera. Afortunadamente ya existían los teléfonos móviles, por lo que pudo requerir la ayuda de un remolque. Mientras llegaba la ayuda, salió del coche y se dispuso a esperar pacientemente en el borde de la carretera, no fuera a atropellarlo algún vehículo.
El remolque tardó más de una hora en llegar y durante ese lapso pudo contemplar asombrado cómo tres sombras oscuras, que parecían flotar sobre el suelo, atravesaban la carretera cerca de su automóvil. No les vio los rostros, pero las formas y alturas de sus siluetas parecían las de un hombre, una mujer y un niño. Los tres vestían ropones holgados y se esfumaron sin hacer el menor ruido, igual que habían aparecido.
Nunca supo el significado de ese trío de espectros, que tampoco parecieron reparar en su presencia. Una y otra vez la impresión que uno saca es que o bien los espectros sólo quieren dejar constancia de su presencia, o bien están obcecados en sus propios e indescifrables intereses, sin dedicar atención a sus devotos espectadores humanos. El Aparecido seguirá publicando ocasionalmente otros Pasicos de este tipo. A la gente le interesan.
JR Medina Precioso