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entrevista

Víctor del Árbol: "La lengua es una herramienta y a la literatura la configura la experiencia"

19/08/2020 - 

MURCIA. Víctor del Árbol estará el próximo jueves en el ciclo de literatura "Mares de papel" en el Mirador de la Bahía de Mazarrón (21:00 horas, acreditaciones disponibles en maresdepapel.es) . Durante su exposición, se conversará con los asistentes sobre literatura y el escritor hará un repaso por su obra. El autor barcelonés ha sido galardonado con importantes premios como el Nadal por La víspera de casi todo, el gran premio de Literatura Policíaca (Francia, 2015), el Premio Novela Negra de Valencia, el Premio del Polar Europeo por La tristeza del samurái o el Premio Tiflos por El peso de los muertos.

El escritor, que ha conseguido superventas en Francia y Estados Unidos, cuenta a Murcia Plaza algunos detalles sobre su última novela, su percepción del estado de la literatura y cómo un historiador mosso d’esquadra alcanza su sueño y se convierte en uno de los escritores más leídos de nuestro país.

¿Sobre qué versará su exposición en “Mares de papel”?

Hablaremos de la última novela, pero, sobre todo, un repaso general por mi obra y la visión de la literatura.

¿Se considera esencialmente un autor de thriller?

Es la pregunta del millón, siempre estamos con las etiquetas. Yo me considero un escritor de literatura o de narrativa, lo que pasa es que tengo quizá una visión negra y mis personajes tienen cierto trasfondo que podría etiquetarse en la novela negra; sin embargo, creo que las etiquetas son modas y las modas pasan. Los libros son los que se quedan si son buenos.

La cultura en general y la literatura en especial están un tanto infravaloradas en nuestro país…

Yo creo que la literatura es una activo cultural muy importante, al igual que el cine, el teatro u otras artes. España es un país con tradición de poetas y escritores, pero no de personas con tradición lectora.

Desde que yo estoy con esto siempre se ha dicho que la literatura estaba en crisis. No obstante, aquí seguimos, sí que creo que hay lectores pero lo que creo es que más allá del entretenimiento no se aprecia demasiado la literatura. Tenemos la visión del libro como un elemento más de entretenimiento, la literatura tiene unos valores mucho más profundos que no siempre se saben valorar, ni a nivel de lectores ni a nivel institucional.

¿Interfiere su formación como historiador en su trabajo como escritor?

Lo que más me interesa de las novelas históricas es el contexto, el hecho humano siempre está dentro de un contexto histórico. Hablar de hechos históricos y explicarlos a través de la vida de las personas comunes eso lo que hace que la historia se convierta en una cosa viva.

Uno tiene la idea de que la Historia es algo del pasado, y la literatura trae la Historia al presente, es algo que solo se puede hacer a través de la ficción. La literatura si convierte el contexto en una anécdota, el lector lo puede interpretar como algo más personal y más próximo.

Además de historiador, ha ejercido como mosso d’esquadra durante muchos años. ¿Ha guardado siempre inquietud por la escritura?

Un escritor lo es desde siempre aunque no lo sepa, era ese mi caso. Los escritores somos personas un poco particulares, necesitamos las palabras para expresar el mundo, lo que sentimos, lo que nos pasa, lo que pensamos… Otras personas lo hacen a través de otras artes. Yo siempre me he relacionado con el mundo y la realidad a través de la palabra escrita.

Aunque he escrito desde siempre, la vida me ha ido llevando por otros caminos hasta que he podido dedicarme a esto. He sido 20 años policía, pero seguía escribiendo y publiqué dos novelas ejerciendo de policía todavía.

Como escritor catalán, ¿se incluye en la postura de Juan Marsé que decía “soy un escritor catalán que escribe en castellano”?

Yo soy bilingüe total, la gente de mi generación tuvo una inmersión lingüística muy fuerte. Para mí el catalán es una lengua vehicular como el castellano, aunque mis padres son emigrantes de Andalucía y Extremadura.

La literatura te conecta con la voz emocional, recurres a la lengua de tu memoria y a tu lengua emocional. Se plantea un debate, ¿qué es literatura catalana, la que se escribe en catalán o la que se escribe desde Cataluña? Siempre he pensado que la lengua es una herramienta y que la literatura la configura la experiencia. Lo que marca el hecho de qué es la literatura es la experiencia, no la lengua.

Yo estoy muy de acuerdo con la concepción de Vázquez Montalbán o de Marsé, de escribir en la lengua de tus emociones, no porque una lengua sea más comercial que otra, sino porque la lengua de tu experiencia es esa. En mi caso mi lengua materna es el castellano. Sé que hay debate y que otros no piensan lo mismo.

A diferencia de otros escritores, sus novelas se plantean en escenarios diferentes. ¿Qué implicación tiene el espacio en su novela?

Para mí es fundamental, el espacio temporal y el físico. Un pintor que admiro mucho, Nicolas de Staël, decía que "el paisaje solo son estados de ánimo", y verdaderamente el paisaje sin la mirada no sería nada porque a través del paisaje trasladamos estados de ánimo.

El paisaje es un personaje más de la novela porque interactúa con la realidad de los personajes y, además, crea una atmósfera. Es una elección que hago en función del estado de ánimo y de las emociones que quiero transmitir, he escrito novelas en África, en Galicia, en Rusia, en Argentina…

Su última novela, Antes de los años terribles, habla, entre otras cosas, de las segundas oportunidades de la mano de Isaías, un joven ugandés que se ha forjado una nueva vida en Barcelona. ¿Cree que ayuda a empatizar esta historia en una sociedad que acostumbra a girar la mirada?

Uno de los valores fundamentales de la literatura es la capacidad de crear empatía, nos cuesta empatizar con lo que no entendemos o no comprendemos. Además el ser humano es desconfiado por naturaleza.

Cuando llega gente de fuera y, encima, vivimos en crisis, uno se siente amenazado y busca culpabilizar al eslabón más bajo. Es una reacción muy humana, pero creo que con el conocimiento y la experiencia se puede contrarrestar. La literatura te permite vivir experiencias que te ayuden a entender y a empatizar.

Yo siempre digo que al aire no se le pueden poner muros, tenemos que aprender a vivir con esa realidad. Entender por qué vienen, cuál es su historia, ponernos en su piel en la medida de lo posible.

Otro de los mensajes que transmite esta novela es esa sensación de apátrida y de tener que enfrentarse al pasado en cierta manera…

En el caso de Isaías, el personaje de la novela, intenta hablar de la idea de extranjería. De cuando te marchas de adolescente a Barcelona, tienes tu vida y tu formación pero luego vuelves a tus orígenes y no sientes que ese ya sea tu lugar.

En España eres el diferente, el chico negro que vende bicicletas pero en Uganda se da cuenta de que ya no pertenece a ese lugar, es ese sentimiento de no pertenecer a ningún sitio. ¿Qué hace Isaías? Buscar una patria que nada tiene que ver con banderas y nacionalidades, esa patria es la infancia. La infancia es feliz, tiene sentido, te sientes seguro. Al final, buscar la patria en los recuerdos es mucho más sano que buscarla, como vemos hoy día, en los populismo y los nacionalismos. Es más fácil superar este tipo de discurso buscando en el amor y en los recuerdos que en el odio.

Una curiosidad, fue finalista del Premio Fernando Lara su novela El abismo de los sueños. Sin embargo, continúa sin publicarse…

No todo lo que uno escribe tiene que ser publicado, es una novela que por ahora no quiero que sea publicada. Es una novela de juventud con la que hoy día no me identifico. Quizá cuando esté muerto o se hagan antologías se publicará pero, de momento, no. Lo considero un pecado de juventud (ríe).

¿Ha sido fácil digerir el éxito? Algunas revistas estadounidenses le comparan con escritores de renombre…

Pienso como Dante, "la gloria es el minuto que pasa". Cuando empiezas a escribir no te planteas ni los premios ni la aceptación de la gente, es importante no perder ese motor primigenio.

Si escribes pensando en los premios pierdes tu esencia, la de escribir porque tienes algo que contar. Si consigues éxito y se asienta tu carrera, perfecto porque entonces te puedes dedicar a tu vocación. Respecto a las comparaciones, no les hago mucho caso.

Creo que el problema de estas cosas, y más si eres joven, es que pueden perjudicar porque puedes llegar a creerte tanto lo bueno como lo malo. El consejo que yo doy a mis alumnos es que se centren en lo que escriben porque nadie es mejor crítico con lo que escribe que uno mismo.

Tras el confinamiento, ¿ha surgido algún proyecto futuro?

Si todo marcha sobre lo previsto, para principios del año que viene saldrá una nueva novela. Una de las cosas buenas que tiene el confinamiento es que a mucha gente le ha hecho hacer un poco de introspectiva, valorar lo importante y lo que no, y a veces esa herramienta es muy útil y muy buena para la escritura.

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