MURCIA. Cuando tuve el honor de presidir la Asamblea Regional hubo algunas situaciones difíciles en las que tuve la tentación de contestarle a alguna de sus "señorías" que su propuesta o su queja era una tremenda estupidez. Es verdad que fueron excepcionales pero esos días, en plan Escarlata O´Hara, "no puedo pensar en eso ahora, si lo hago me volveré loca", aparcaba el tema y me iba de viaje.
Mi viaje —ya en casa— consistía en evadirme con algún libro de viajes, en soñar con visitar lugares estudiados, reales o mitológicos que siempre me fascinaron. Es un sistema rudimentario y nada original para desconectar pero a mí me funcionaba. Al día siguiente —mañana será otro día— me enfrentaba al tema con más calma y otro temple.
Hoy, para irme de vacaciones, pensaba en cómo darles las gracias por leerme y he decidido recomendarles mi método.
Sólo se necesita un libro y un lugar en el que se sientan bien, que les resulte amable ya sea en casa o debajo de un pino.
"Son viajes a los que no les afecta la inflación o el precio de los carburantes; viajes al alcance de todos"
Y desde ahí ya podemos visitar, por ejemplo, el reino de Saba. La reina de Saba, según la Biblia, era una mujer de belleza única que visitó al rey Salomón (Israel) cargada con ricos presentes: piedras preciosas, perfumes, oro... El Rey le abrió su palacio y su reino aunque en otras leyendas la Reina aparece tentando a Salomón como bruja, maga o portadora del demonio... Durante siglos los exploradores han buscado su reino en distintos lugares de África: Numidia, Libia... Cuando se descubrieron los vestigios de lo que fue el reino de Zimbaue los exploradores al encontrar pedrería, marfil, oro, perfumes... creyeron haber encontrado el reino de Saba, pero... mejor averiguarlo por la novela de H. Rider Haggard, Las minas del rey Salomón.
O podemos visitar Tartaria, "la tierra de los diablos", porque sus ojos y sus pómulos están más separados que los nuestros, tienen la nariz chata y pequeña, los ojos pequeños y los párpados estirados hacia las cejas. En la carrera estudiamos la vida y conquistas de Gengis Kan y el miedo del Papa de tener a estos "bárbaros" a las puertas de Italia. Estudiar aquello fue un horror pero ahora me parece apasionante conocer el pasado mítico y glorioso de la Gran Tartaria.
Y así podemos visitar cientos de lugares de la mano de historiadores, descubridores, mitólogos, viajeros..., lugares reales, míticos o mitificados pero que nos trasladan a otros mundos y nos evaden por un rato de la incertidumbre y la desazón que a veces nos rodea. Son viajes a los que no les afecta la inflación o el precio de los carburantes; viajes al alcance de todos.
Gracias por seguirme, feliz verano y no se priven: viajen a sus lugares soñados.
Rosa Peñalver Pérez.
Docente. Jubilada.