VALENCIA (EFE). Investigadores de la Universidad Internacional de Valencia (VIU) participan en un estudio que profundiza en la influencia de las variantes genéticas del feto en su vulnerabilidad frente al alcohol y han descubierto que existen variables genéticas fijadas en los niños con Síndrome Alcohólico Fetal (SAF) que les hacen más vulnerables a esta sustancia.
Según explican fuentes de la VIU, numerosas investigaciones han demostrado que el consumo de alcohol durante el embarazo puede provocar una amplia variedad de efectos graves en el desarrollo del feto.
Sin embargo, existen muy pocos trabajos publicados sobre cómo influyen las variantes genéticas del feto en su vulnerabilidad frente al alcohol.
Con el fin de profundizar en esta casuística, la Universidad Internacional de Valencia (VIU) ha llevado a cabo un estudio pionero, publicado en la revista científica BMC Genomics y que ha contado con la colaboración del Hospital Clínic-Maternitat de Barcelona.
Los doctores Elisabet Navarro Tapia y Vicente Andreu Fernández, profesores e investigadores de VIU, junto a investigadores del servicio de neonatología del Clínic, han analizado la presencia de ciertas variables genéticas en enzimas claves del metabolismo del alcohol para determinar en qué medida puede generar vulnerabilidad durante el desarrollo fetal.
Para ello, se buscó una muestra de 71 niños divididos en tres grupos: niños con Síndrome Alcohólico Fetal (SAF), niños sin Trastorno del Espectro Alcohólico Fetal (TEAF) expuestos al alcohol durante el embarazo y un grupo control.
Se analizaron las frecuencias alélicas y genotípicas de los participantes, demostrando que existen variables genéticas fijadas en los niños con SAF. Estas variables generarían una menor degradación del alcohol y por tanto una mayor cantidad del tóxico en sangre fetal, aumentando así el daño a los distintos órganos del feto.
Por su parte, en Europa se estima que más del 25% de las mujeres embarazadas consumen alcohol de forma ocasional o crónica, una práctica que en ningún caso es recomendable o segura. Sin embargo, como ha demostrado este estudio, la gravedad de los daños que este consumo ocasiona depende del patrón de consumo y del perfil genético de la madre y del feto.
“La presencia de unas variantes u otras de ciertos genes clave en la oxidación del alcohol determina la susceptibilidad del individuo al teratógeno, siendo el cerebro fetal especialmente vulnerable a este tóxico”, ha explicado la doctora Elisabet Navarro Tapia.
Por su parte, el doctor Vicente Andreu Fernández, añade que “aunque hay genes que en cierto modo protegen frente al alcohol en la etapa prenatal el daño siempre está ahí. No existe una cantidad de alcohol segura en el embarazo, el único consumo seguro es el consumo cero”.
Al respecto, en España se aprobaba hace unos días el anteproyecto de ley contra el consumo de alcohol de menores y embarazadas, con el objetivo de proteger a estos colectivos.