MURCIA. El Trasvase Tajo-Segura se ha convertido en uno de los pilares estratégicos del uso de los recursos naturales para la mejora de la calidad de vida, la producción de elementos y preservación del medio ambiente. Desgraciadamente las estrategias políticas de cada momento lo han convertido en objeto de continuas modificaciones que lentamente llevan a su supresión. Se busca cualquier excusa para ir reduciéndolo, incluso proponiendo medidas insostenibles y de un gran coste ambiental para llegar a la ansiada meta de su cierre. Ahora toca el incremento del caudal ecológico del Tajo, lo que reducirá las aportaciones al trasvase.
"La desalación, actualmente, es un proceso muy agresivo contra el ecosistema y la biodiversidad"
Las acciones para recuperar el buen estado de nuestras aguas superficiales no pueden basarse en mediadas coyunturales. Se opta por diluir la contaminación del Tajo en lugar de priorizar la modernización de las EDAR para conseguir unos vertidos que permitan que las aguas del Tajo cumplan la normativa europea. Esta medida, denunciable ante las autoridades medioambientales europeas, se limita a enmascarar la contaminación y no permite cumplir los objetivos ambientales planteados por la UE para alcanzar la transición ecológica, así como los ODS de ONU. Al contrario, destruye empleo, disminuye la producción de alimentos e intensifica los procesos de erosión y desertificación en la costa mediterránea suponiendo un importante retroceso en el camino de la transición ecológica justa en España.
Para intentar contentar a los agricultores levantinos se quiere vincular la reducción del agua trasvasable con el incremento de la aportación de agua desalada, lo que supone una nueva agresión a nuestro deteriorado medio ambiente. La desalación, actualmente, es un proceso muy agresivo contra el ecosistema y la biodiversidad. Su uso en agricultura sólo debería ser complementario debido al fuerte impacto medioambiental que genera: vertidos de salmueras, reemplazo de membranas, gasto energético, afección sobre la vida marina, el subsuelo, etc.
El Trasvase Tajo-Segura permite luchar contra el cambio climático generando empleo, produciendo alimentos, evitando la desertificación y disminuyendo la emisión de CO2. No afecta solamente al Levante español, es una cuestión nacional y europea por lo que debe ser una prioridad en la agenda política de los partidos nacionales. Sin embargo, vemos cómo no se plantean iniciativas parlamentarias de forma continua y constante para proponer una nueva política del agua que solucione los problemas de escasez y distribución.
Un nuevo modelo de uso sostenible del agua es posible. Es necesaria una nueva política nacional del agua que contemple su uso, depuración, reutilización y transferencia para que pueda ser aprovechada tanto en la regeneración ambiental de cauces como en agricultura y abastecimientos. Hay que garantizar el acceso al agua para todos y cumplir los compromisos ambientales con el planeta y las generaciones futuras.
¿Se podrá recuperar un discurso nacional del agua que supere los enfrentamientos entre regiones y sensibilidades? Se defenderá "agua para todos", lema de Naciones Unidas en 2002, con ímpetu y convicción como estrategia básica para el desarrollo y modernización de España. El debate abierto es una oportunidad para tomar la iniciativa y proponer una política clara para una gestión sostenible del agua que permita producir alimentos, fortalecer la oferta turística, la creación de empleo, incrementar el bienestar de los ciudadanos y asegurar la transición ecológica justa que permita una España verde y sostenible.
Miguel Ángel Cámara Botía
Catedrático de Química Agrícola
Director Cátedra de Ecoeficiencia Hídrica
Universidad de Murcia