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tribuna libre / OPINIÓN

Una debacle filosófica

26/07/2022 - 

MURCIA. Así como la comunidad filosófica venía previendo, los resultados de las vacantes disponibles para profesores de filosofía han significado un recorte de personal muy importante. Incluso puede evaluarse como algo peor de lo que pensábamos, y esto es solo el principio, porque el recorte de horas de la asignatura de Valores éticos (que es lo que realmente engrosa las horas de clase de los departamentos de filosofía de los institutos) se ha establecido por ahora en los cursos impares. Cuando se complete el año que viene la supresión completa de tales horas, tal vez el llamamiento de profesores de filosofía a principio de curso se componga de algo meramente simbólico.

Vamos a los datos. En una comunidad como la Región de Murcia, las vacantes ofrecidas por la Consejería se han rebajado de 76 el julio pasado a 39 en el llamamiento de julio de este año. Como decimos, un completo desastre, porque eso va a continuar hasta verse reducido a la mitad. Esto significa que si multiplicamos el porcentaje de reducción de vacantes y horas disponibles para los profesores de filosofía (más de un tercio, casi un 50%), se van al paro cientos de profesionales del sector, y no solo aquellos de nueva incorporación, sino los que venían trabajando ya durante varios años para la administración.

No son los fantasmas de una pandemia, o de una guerra o de una crisis económica lo que estamos afrentando. Son cuestiones simples, bajemos de las nubes. Este ir a peor, incluso que las previsiones más agoreras, se está produciendo claramente por dos razones. La primera, no se han compensado a los departamentos de filosofía con otro tipo de asignaturas que bien podrían dar igualmente, y la segunda, que yo creo más importante y que viene a ser el reclamo de este artículo, es que las horas sueltas que quedan de Valores, que todavía no han sido eliminadas, es por seguro que están siendo adjudicadas a otros departamentos. De manera que, parece que los lobbies departamentales son los que al fin y al cabo constituyen el terreno que estamos perdiendo como filósofos. Es decir, como propuesta, debemos de aumentar nuestra presencia en el mismo terreno en donde estamos sufriendo la pérdida de interés en lo filosófico.

La propia ministra Celaá, en su momento, hablaba como imprescindible que si bien quedara poco espacio para la asignatura de valores éticos, esta siempre debería de estar impartida por los profesionales de la filosofía. Y esto mismamente, debe ser vigilado por las propias instituciones, sobre todo en la figura del inspector de educación, quienes deben velar por el cumplimiento de la ley. Al menos eso no haría tanto de la debacle por la que está pasando la filosofía.

Diego Morollon del Río

Profesor de filosofía 

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