MURCIA. Cada vez más se acusa a Netflix de prefabricar sus blockbusters en base al algoritmo, al igual que el Ministerio de la Verdad de '1984' publicaba de forma mecanizada (sus trabajadores solo tenían que manejar las máquinas, sin esfuerzo intelectual) novelitas baratas y cancioncillas pop para entretener a los 'proles' o clase baja de su Londres distópico. No se si es el caso, o si en realidad la plataforma de streaming por antonomasia no necesita de inteligencia artificial porque, después de más de un siglo de cine y varias décadas de blockbusters, hasta los humanos han aprendido cómo se fabrican y prácticamente se pueden crear usando una plantilla.
Y la plantilla (o más exactamente las plantillas) de 'Turno de día' son más que evidentes, como lo son sus referencias. La nueva aspirante a película del verano, producida por y estrenada directamente en Netflix, no tiene más pretensión que entretener al respetable y provocar unas cuantas carcajadas durante sus 113 minutos. Y para ello, ha metido en la batidora 'Mentiras arriesgadas', 'Abierto hasta el amanecer', 'Arma Letal' y todas sus derivadas, la persecución por el canal de 'Terminator 2' e incluso parte de 'Blade Trinity' hacia el final. Con todo este pastiche, es complicado definir la cinta, aunque resumiendo mucho se puede calificar de 'buddie movie' con vampiros.
La principal baza de 'Turno de día' es su reparto. El oscarizado Jamie Foxx ('Collateral') se convierte en el protagonista y centro de gravedad de la historia, acompañado por un divertidísimo Dave Franco ('Ahora me ves'), en su papel de oficinista/supervisor/colega a quien se puede aplicar la parodia de 'No es otra estúpida película americana': quítale las gafas de pasta y vístelo casual y verás qué cambiazo. La extraña pareja lidera un reparto del que forman parte también con sus momentos de gloria el rapero Snoop Dog como compinche de Foxx, la mexicana Carla Souza como la jefa mala malísima de los vampiros, Eric Lange como el jefe que no soporta al protagonista, Natasha Liu como la vampira redimida, o Scott Adkins y Steve Howey como los hermanos cazavampiros más duros del barrio.
La absurda historia escrita por Shay Hatten ('Ejército de los muertos') y Tyler Tice, y dirigida por JJ Perry, histórico actor de cine de acción, no resiste el más mínimo análisis, pero cumple a la perfección su objetivo ayudada por una excelente puesta en escena, la banda sonora, un montaje trepidante y las coreografías de acción (herederas de 'Tigre y Dragón') o las persecuciones de videojuego. Incluso alguno de los diálogos es rescatable, especialmente los que se producen entre Foxx y Franco, pero también entre el primero y la actriz que encarna (otro cliché) a su ex esposa aún enamorada de él, Meagan Good.
El único 'pero' es que, como juega a ser tantas cosas, 'Turno de día' no termina de tener claro qué es (aparte de una 'buddie movie' con vampiros para echar unas risas), y va poniendo sobre la mesa un sinfín de propuestas que no terminan de desarrollarse. Foxx es un cazador de vampiros (no se explica por qué, aparte de que los colmillos arrancados a sus víctimas se pagan muy bien) que usa un trabajo de limpiapiscinas como tapadera (los primeros cinco minutos de película) y se lo oculta a su ex mujer, mientras intenta cumplir como padre divorciado (ese momento recogiendo, tarde como siempre, a su hija del cole tras partirse la cara con una anciana chupasangre). Resulta que mata al vampiro equivocado y encabrona a Audrey (Souza), que jura hacerle la vida imposible antes de matarlo. Todo ello mientras intenta ganar 5.000 dólares en una semana, supervisado por Franco (a quien encargan que encuentre una excusa para echarlo, pero cuyo corazón pronto se gana el carismático protagonista), para pagar el colegio de su pequeña y que no tenga que mudarse.
A favor, eso sí, juega todo lo demás, como se ha dicho. Empezando por un Foxx que está excepcional como héroe de acción, tipo duro, canallita de buen corazón y padre preocupado, y continuando por un Franco que tiene la evolución más interesante (e inverosímil) de todo el reparto. En general, el elenco está a la altura, la historia avanza de forma fluida aún a costa de su coherencia interna, los efectos especiales son resultones y los gags (físicos y verbales) entran. De momento, se ha situado en lo más alto del ranking de películas de la plataforma desde su estreno. Si no te gusta beber sangre, es la película ideal para ver con un bol de palomitas debajo del aire acondicionado.