MURCIA. Nos quejamos de las organizaciones piramidales, nos quejamos de los jefes, nos quejamos de los clientes, que son siempre peores que los 'gefes' (gestores).
Pero dónde queda nuestra visión como compañeros de equipo.
Cómo gestionar el liderazgo sin un líder a la cabeza, y mucho menos cuando en las empresas el jefe no es el líder natural. ¿Qué ocurre cuando nos crecen los enanos? Desconfianza es la palabra
Hoy desde el humus de la tierra murciana que nos alimenta en Europa, quiero advertir la diferencia entre ambición, liderazgo, jerarquía, y horizontalidad empresarial.
"Unidos somos más y mejores, pero compartidos es aún más apasionante"
Sinceramente desde hace ya tiempo, incluso escribí un libro sobre este tema, advertí y comprobé que el jefe es necesario, porque es necesario tomar decisiones, porque es necesario tener perspectiva; y qué mejor visión que la piramidal, desde arriba todo se ve con otra perspectiva. Pero el líder, además, será capaz de cambiar de posición dentro de la empresa, para ser capaz de quitarse sus anteojos y ponerse los del director, el trabajador, el cliente, el proveedor, la competencia, y tomar todas las perspectivas para enfocar el foco que quiere dar a su empresa.
Sin duda, el reto es conseguir el feeling en el equipo, aunar esfuerzos, amoldar caracteres. Sin duda, en esto mi mejor aprendizaje fue con el maestro Cubeiro y su segundo libro de la trilogía de Sensación de Fluidez, y los tipos de árboles que componen un gran bosque, eso y sus roles. Todos necesarios para que el engranaje funcione, por lo que escribo sin error a equivocarme que todos somos necesarios, y al mismo tiempo imprescindibles, al igual que el mecanismo de un reloj en hora, que todas las piezas son necesarias pero si una se para, puede sustituirse por otra similar. La otra cosa es cuánto tiempo estará el reloj parado. Porque, como me dijo un empresario una vez, hasta un reloj parado da la hora dos veces al día.
Cómo contribuimos a que nuestras empresas, nuestro capital humano, nuestras personas sean una gran familia, una gran comunidad, una unión fatal unida hasta el extremo. En esos días en los que hay que quedarse hasta las cinco de la mañana para sacar un plazo, esos días, en los que estamos espesos y un compañero piensa por nosotros, esos días en los que una sonrisa te saca del lugar habitual (tu zona de confort) y decides darte a los compañeros más allá de tus funciones como trabajador y haces parte del trabajo de otro, sin que se note, sin que se aprecie tu ayuda, solo para hacer eso tan manido que llamamos equipo.
Mi primera vez de pasada de grupo a equipo no terminó tan mal, porque mis lazos siguen vivos, pero el día a día rompe y estira la cuerda, pero dejamos de tirar en algún momento: por qué no cedes para luego otro día, ser tú quien se apoye en el equipo para ser horizontales.
Y lo digo sabiendo que mi persona por definición es metepata – sacapata. Siempre ha sido así, lo mejor es que siempre aprendo. Espero que hoy compartamos con estas letras algo más que palabras, algo más que equipo, algo más que compañerismo, que nos compartamos a nosotros mismos. Porque si y solo si somos capaces de hacerlo juntos, nuestras empresas crecerán, y crecerá nuestro desarrollo profesional en ellas.
Unidos somos más y mejores, pero compartidos es aún más apasionante.
Macarena Perona
Abogada