CARTAGENA. Tomás Martínez Pagán, uno de los más conocidos representantes e impulsores del sector industrial de Cartagena, además de un sinfín de otros reconocimientos, como presidente de Cartagena Avanza, vocal del Consejo Social de Social UPCT (2019); Embajador de la Marca Ejército (2020) y miembro del consejo asesor de la Fundación de Estrella Levante (2020) o miembro del Consejo Asesor del Instituto de Fomento, entre otros, se ha convertido en nuevo académico de número de la Real Academia de Gastronomía de la Región Murcia.
En un acto celebrado en el salón de actos de la CAM, en la céntrica calle Mayor de Cartagena y teniendo como padrinos del acto a Juan Guillamón y Salvador Zamora, Martínez Pagán recibía, de manos del presidente de honor, Tomás Zamora, la distinción del selecto grupo de miembros de dicha academia. No faltó nadie, o casi nadie, de la escena política -con la Alcaldesa Noelia Arroyo al frente-, educativa -la Rectora de la UPCT Beatriz Miguel-, empresarial -la presidenta de Coec Ana Correa- y militar -los almirantes de Acción Marítima y del Arsenal-, entre muchos otros empresarios, amigos y conocidos.
Martínez Pagán elaboró, en la Lección de Ingreso, como si de un minucioso menú de alta gastronomía, un detallado plato de historia, defensa y promoción de la gastronomía tradicional de Cartagena. En esta carta propuesta por el nuevo socio numerario, no faltó un buen entrante, como fue las reflexiones históricas de la comida en tiempos difíciles de posguerra: el caldero que cocinaban los pescadores o el arroz con mondongo del Campo de Cartagena. "La globalización reduce la forma de comer de las zonas autóctonas", decía en su discurso. "Debemos mantener y promocionar lo nuestro, si no es así, acabaremos comiendo todos lo mismo", relataba el nuevo académico.
Este primer plato lo regó con vinos de la tierra "los del Campo de Cartagena con la cepa de uva Merseguera; vino untuoso y atractivo, que forma parte de nuestra entidad".
Para su segundo plato, Martínez Pagán propuso una minuciosa y detallada colección de bares, bodegas y restaurantes de Cartagena en el último siglo: no faltaron Los Tanques, el Túnel, la Uva Jumillana, la Bodega Nicolás, el Gran Bar, el Restaurante Cartagena, Mastia, Taibilla, bar de Julio, Columbus, el Gran Café Suizo, el café Imperial, el café de La Marina, el Gran Café de España, La Patatera, Mare Nostrum, Miramar o Mares Bravas, con especial recuerdo a la Marisquería Bahía ("la mejor paella de la ciudad", explicaba), el bar Taurino y su pulpo, el Rincón de Pepe de la familia Mendoza, el restaurante Casa Tomás y su dicho 'comiendo en Casa Tomás, ahorrarás para un cubata más', el Chamonix ("una escuela de empresarios"), los Techos Bajos, Los Churrascos, el Zamorano. Tampoco se olvidó de grandes y afamadas ventas de la comarca como El Libio, Venta Moya, el Abasto (de un fantástico arroz con verdura y bacalao) y la Taberna Los Camachos y sus guisos ferroviarios. "La comida autóctona ha salido de nuestras casas de comidas", apostilló.
Siguió el nuevo socio de la AGRM con un fantástico postre, el que ofrecían las pastelerías y panaderías de Cartagena: Vicente Sánchez y sus roscones, hebreos o marybruni; La Espiga Dorada, los exploradores de Fulgencio Sánchez o la tarta de mandarina de panadería Royal. "Es el momento", apuntaba, "de hacerse con aquellas recetas tradicionales de las antiguas pastelerías, ya cerradas muchas de ellas, para no perder la tradición de nuestra tierra", subrayó.
No pasó, además, desapercibida su defensa a ultranza de algunas de las tapas de la Comarca, "que más controversia han generado útlimamente", decía, como es La Marinera. "Al bar Casa Ginés, en la Plaza del Rey" -relataba Martínez Pagán, "iban los marineros a tomar su aperitivo. Un día, uno de ellos llegó más tarde que sus compañeros y el camarero le dijo ¿qué quieres?, este, respondió, resuelto, 'lo que yo querría es una marinera'. Así que, el camarero decidió elaborarle una tapa con una rosca, ensaladilla rusa y anchoa. Esa fue su marinera", apostilló Martínez Pagán. "Desconocemos si esa anécdota será o no verdad", pero como argumento simpático no viene mal para colocarla como receta más cartagenera que nadie.
Recuperó del argot y del léxico gastronómico cartagenero palabras como agruga, ajocolorao, aladroque, paloma, torraos o añiura y sus "vivencias de niño, de una familia de agricultores, que ha disfrutado de todos los rincones de este exquisito mundo de los alimentos".
Como guinda, el nuevo socio de la AGRM, quiso mostrar su "recuerdo y admiración" a las madres, abuelas, bisabuelas y tatarabuelas que vivieron para alimentar a las familias. Nos enseñaron a comer y a disfrutar de ella en tiempos difíciles".
En el discurso de contestación, la secretaria de la Academia, Encarna Zamora, puso voz al discurso del presidente -Albero Requena-, ausente por enfermedad, enalteciendo la figura de Martínez Tomás: "un sello de garantía", lo calificó. "Ha elaborado un itinerario descriptivo, exhaustivo de una ciudad que quiere mantener sus raíces", indicaba. "Tomás será ese faro de sabiduría que todos hemos conocido y admirado".
Por último, la alcaldesa, Noelia Arroyo, clausuró el acto y apostilló que "su aportación será muy enriquecedora. Es un gran honor que la Academia haya puesto la mirada en uno de los cartageneros más queridos y que nos regalará tardes de gloria".