MURCIA. El pasado 17 de enero se celebró la onomástica de San Antonio Abad, a quien se le considera el patrón de los animales. Son muchos los barrios que en la Región de Murcia llevan su nombre, donde cientos de personas sacan a sus animales para que sean bendecidos, a la par que se celebran fiestas en honor al santo. No en vano recordemos el dicho popular de que "hasta San Antón, Pascuas son", que nos recuerda el espíritu alegre y de confraternidad típico de las fiestas de Navidad.
De la misma manera, encontramos productos característicos como los rollos de San Antón, muy similares a los rollos de pascua, elaborados con harina, aceite, agua y anís. La tradición nos dice que hay que robar un "rollico" y dárselo a alguna persona que esté soltero/a, pues de esta manera el santo intercederá por él o por ella y en el año siguiente contraerá matrimonio. A ellos se les une platos como pucheros, caldo o pulpo, muy típico de zonas costeras.
Pero, tal vez pocas, veces nos paramos a reflexionar sobre la figura de San Antón y sobre cómo nos ha marcado en la actualidad como sociedad. En las siguientes líneas intentaremos acercar un poco la simbología y el significado de este santo patrón.
La relación que existe entre San Antón y los animales se debe a su propia vida. Nos encontramos, ante todo, con un ermitaño al que, según nos dice la leyenda, un cerdo salvaje acompañó toda su vida después de que el santo hiciera el milagro de devolver la vista a sus jabatos. Por eso, la imagen de San Antón se representa con un cerdo domado a sus pies, una imagen que también le convierte en el protector de los animales.
Nacido en el 251 dC, en el seno de una familia rica, con poco más de veinte años decidió aislarse en Tebas, desde donde pasó gran parte de su vida como ermitaño y en donde tuvo que alimentarse con trozos de pan que le traía un cuervo de vez en cuando (de ahí que relacionemos los panecillos con su festividad), desarrollando un contacto con los animales sobrenatural yen una perfecta armonía con el mundo natural. Aprendió así a no seguir ninguna regla escrita para ser ermitaño, descubriendo cada día lo que le debía venir. Será en el 356 dC cuando fallezca, siendo enterrado en un lugar desconocido por voluntad propia.
En él se manifiestan unos símbolos más que interesantes a la hora de mencionarlos. Juan Luis Albentosa nos habla de alguno de ellos como son:
El Cerdo y el Perro: son los animales que más se asocian a la iconografía del santo. El perro pudiera representar la fidelidad mientas que el cerdo posee muchísimas teorías acerca de lo que pudiera representar, desde el animal al que sanó milagrosamente hasta la lujuria y las tentaciones a las que fue sometido en el desierto por un diablo que fue convertido en este animal.
La Campanilla: avisaba de la presencia de monjes antonianos en los pueblos, un reclamo.
El libro y el báculo: símbolo de las enseñanzas que la naturaleza la daba el primero y el segundo símbolo de la Tau.
El Pan: alimento que le daban los animales, el mundo natural en sí mismo.
*Santi García es responsable de Rutas Misteriosas y autor del libro 'Murcia, Región Sobrenatural'