La mayoría de las personas se levanta por la mañana directas a tirarse a una piscina de “a ver qué me depara hoy el día”. Nos dejamos llevar por los acontecimientos que se nos van cruzando en el camino, los mails que nos llegan al correo, las notificaciones de WhatsApp que recibimos en el móvil u ojeando las Historias de Instagram. Entre tanto, se pasa la mañana sin haber hecho nada en el trabajo salvo salvar algunos muebles y apagar algún fuego para justificar un sueldo a final de mes.
Ahora que tan manido está eso de los propósitos del año nuevo yo te propongo algo diferente. Haz balance. Dónde estabas en enero de 2019 y dónde estás ahora. Si tu situación profesional es decente, si de tu situación personal no te puedes quejar, la financiera se mantiene en tablas con la del año pasado, conoces a la misma gente, sabes lo mismo que sabías… ¡¡¡realmente la cosa no está tan mal!!! No nos podemos quejar, ¿verdad? Pues siento decirte que por supuesto es tu decisión, pero es caer en la mediocridad y ser conformista, que por otro lado es lo cómodo y lo fácil, pero todos tenemos una luz extraordinaria dentro que tenemos la obligación de sacar.
Nuestro cerebro, que es perverso, se empeña en darnos largas charlas de que esa vida es la correcta para nosotros, no hay necesidad de correr peligros, de arriesgarse, de correr aventuras, de viajar... de vivir tu vida al fin y al cabo. Menos lecciones de vida y más vida.
En el artículo anterior donde hablaba de la importancia de tomar el control de tu vida y hacerte responsable de ella sin culpar a los demás de las cosas que en ella suceden, algunos luego me comentabais que no era tan fácil ni tan bonito como lo exponía, ¡pues claro!, la vida es dura y hay días que te metes en un bucle infernal del que pareces no salir nunca, pero se puede.
Para ello tenemos que trabajar mucho nuestra cabeza y mantenerla a raya.
¿Os habéis dado cuenta que al actor protagonista de una obra de teatro o al cantante de un grupo siempre hay un foco que lo ilumina para darle protagonismo? Pues ese es el foco al que tenemos que mirar para convertirnos en la estrella de nuestra vida.
En primer lugar, olvídate de la multitarea, otro invento para hacernos creer que somos más productivos si contestamos el whatsapp del trabajo mientras que estamos elaborando el informe trimestral o respondemos inmediatamente a la llamada de un cliente mientras que estamos en una reunión. Seguro que alguna vez te ha pasado, que estando en el banco la persona que te atiende coge una llamada que le lleva media hora resolver y tú con cara de “se han colado en mi cara con la prisa que tengo”. Pues esto es lo mismo, lo que se empieza se acaba o, recurriendo a nuestro maravilloso refranero murciano: olivica comía, huesesico al suelo. Empieza tu día con la ruta perfectamente marcada y dejando espacio para los imprevistos, pero que nada te distraiga de tu objetivo.
Si tienes que entregar ese proyecto, enciérrate, silencia el móvil, informa a tus compañeros de que estás trabajando en un asunto que requiere toda tu atención para que así no te molesten. Comprobarás los resultados, el proyecto estará terminado mucho antes de lo que esperabas y todo porque has puesto foco en lo importante.
Lo primero va antes. Esta frase también me encanta porque aun a pesar de parecer de Perogrullo, recoge tanto contenido en tan solo cuatro palabras que me resulta una verdad aplastante. Nos pasamos el día procrastinando las tareas importantes, las que tienen que ir primero porque como nos suponen un esfuerzo extra habitualmente, intentamos llenar nuestro tiempo con llamadas vacías de contenido o hablando con tal o cual compañero, perdiendo tu tiempo y el del compañero con tal de no hacer lo que de verdad hay que hacer.
Aunque siempre se nos ha dicho que lo primero que hay que hacer es aquello que más trabajo te va a costar o menos te apetece hacer, ¡error!. Lo primero que tienes que hacer en el día es aquello que más te va a reportar, o bien aquella gestión que te puede llevar a ganar más dinero o aquello que te va a ayudar a que el día vaya sobre ruedas, en este apartado incluyo por supuesto el deporte. Si tienes un tema que sabes que te va a llevar más de dos horas terminar, cuando tienes que llamar a un cliente o proveedor que mejorará tu negocio, te ayudará a cerrar una venta o reducir costes, ¿qué tarea crees que debes hacer antes? Pues entonces está claro, pon primero lo primero.
Como puedes ver, al final, los tips que aquí estoy dando no son ni más ni menos que poner foco. Un foco sólo ilumina una cosa, la única cosa que merece tu atención en ese único momento. No te dejes distraer, no te dejes influir o dejar llevar. Ten claras tus prioridades y tus objetivos, consigue que el balance del 2021 sea diferente y mejor que el de 2020.
Actuando de esta manera, sabiendo poner foco, tú serás la estrella.
Trinidad Guía Sánchez
Licenciada en Ciencias Económicas, Máster en Dirección y Administración de Empresas y Experta en Ventas.