MURCIA. Se confirma que Carlos Alcaraz Garfia es humano y como tal tiene sus días buenos, sus días regulares y sus días malos. El joven tenista murciano, de apenas 18 años y que esta semana ya ocupa en el puesto 55 de la clasificación ATP, ha caído por 5-7, 6-1 y 2-6 en 2 horas y 8 minutos ante el austriaco de 23 años Alexander Erler en el Torneo de Kitzbühuel, precisamente en Austria.
Tras haber conquistado el domingo su primer título del circuito ATP World Tour en la ciudad croata de Umag, Alcaraz, quien partía como décimo cabeza de serie en este otro torneo de la categoría ATP 250, no se encontró cómodo y sólo en el segundo set mostró su habitual juego en el que mezcla la agresividad y la precisión en sus golpes.
El encuentro lo comenzó asegurando su saque para llevar la iniciativa (1-0 y 2-1), pero no se le vio tan suelto como de costumbre. La pérdida del servicio en el quinto juego propició que su rival cobrase ventaja y, aunque el de El Palmar fue capaz de recuperar terreno para incluso retomar el mando (5-4), tres juegos consecutivos del austriaco le dieron la primera manda por 5-7 después de 54 minutos.
Esa remontada en su contra no le hizo mella en el ánimo al pupilo de Juan Carlos Ferrero, que encontró su mejor juego en el segundo parcial para ganarlo con autoridad por 6-1. El murciano consiguió cinco juegos seguidos, incluyendo dos "breaks" y tan sólo necesitó 32 minutos para igualar el marcador.
Daba la sensación de que llegaba a tiempo y el triunfo se decidiría en la tercera manga, en la que Erler volvió a ser mejor. El centroeuropeo, cuyo tenis no se correspondió con la posición 337 que ocupa en el ranking internacional, mandó con solidez y se colocó con un 1-4 que exigía a Alcaraz para seguir peleando por la victoria. Aunque el palmareño, con su saque, se acercó, no fue suficiente y estaba claro que no era su día. De hecho, acabó perdiendo por 2-6 en otros 41 minutos y cediendo su cuarto servicio.
Erler, quien ganó las cuatro bolas de ruptura que se le presentaron, algo muy poco usual en un partido, se impuso de forma merecida, aunque los guarismos escondieron una igualdad que por momentos no fue tal. 85 puntos se anotó Alcaraz, sólo cuatro menos que su adversario, y a Carlos le faltó la determinación de otras tardes. No en vano, sólo obtuvo tres "breaks" en las 11 oportunidades que tuvo y eso al final le pasó factura. Lo dicho, Carlos Alcaraz Garfia es humano y lo que le sucedió en Kitzbühel es algo en cierto modo normal para un chico de 18 años que 48 horas antes había protagonizado el que por ahora es su mayor éxito como profesional del tenis.