MURCIA. Óscar Mulero es un tipo propenso a marcarse metas, y muy poco a dado a descansar. A su legendaria trayectoria como pinchadiscos -que arrancó a finales de los años ochenta, consolidándose en los noventa en clubs de la capital como New World y Omen-, sumó posteriormente una nueva faceta como creador de su propia música. No solo facturando una larguísima ristra de singles y EPs de música de baile -techno duro, oscuro y futurista-, sino abriendo también una interesante faceta en el campo experimental y ambient. Los LPs Grey Fades to Green (2011), Biosfera (2013) y Perfect Peace (2019) forman parte de ese legado paralelo de música electrónica más paisajística y abstracta que presentará esta noche en la jornada inaugural del IV Festival de Producción y Música Electrónica ENSO. El encuentro, que se desarrollará hasta el sábado con un formato semipresencial en el Centro Cultural Las Cigarreras de Alicante, incluye también masterclasses, directos y sesiones de Raúl Cantizano + Los Voluble, Chelis, Gela, Mwëslee, Minima Inmoralia, Xols, Nhitto, Marta Verde + Jose Venditti, Susan Drone y Artificiero.
Óscar Mulero nos atiende desde su casa-estudio en Gijón para hablarnos de Monochrome AV, una experiencia audiovisual en directo que lleva a cabo en colaboración con los artistas visuales Nazare Soares y Javier Bejarano. Este espectáculo, que incluye imágenes, sintetizadores, cajas de ritmos y múltiples efectos, se centra en los temas de su último LP, Perfect Peace, una joya de ambient techno pensada para perderse en constelaciones mentales. El artista madrileño, fundador también de dos sellos discográficos -Warm Up y poco después la marca subsidiaria Pole Group-, también hace balance de los tiempos que nos está tocando vivir, y de cómo están afectando a la cultura de club y a la producción de música electrónica.
- Siempre has tenido fama de ser un adicto al trabajo. Después de tres décadas sin parar de girar por el mundo, grabar, producir, publicar discos para otros artistas, ¿cómo llevaste el parón del confinamiento?
- Por un lado me vino bien para descansar físicamente y dedicar más tiempo a la producción y a determinadas partes de la creatividad, porque el ritmo de los viajes que llevo normalmente se come casi todas mis horas. Es cierto que si no llegan a “obligarme” a parar, igual nunca hubiese sabido cómo hacerlo. Desde luego, jamás me hubiese planteado hacer un parón de un año. Y menos aún de dos, porque esto tiene pinta de alargarse. Me ha servido para invertir más tiempo en el estudio y experimentar muchas cosas distintas. Eso ha estado muy bien, pero, por otro lado, echo mucho de menos la tensión de las actuaciones en directo; de sentir los nervios al tener al público cerca. Los viajes no los echo tanto de menos (ríe), porque llevo ya muchos años haciendo la maleta cada fin de semana.
- Monochrome AV es un proyecto audiovisual hipnótico, más concebido como un paisaje sonoro que como una sesión de electrónica. Hasta que reabran los clubs, es una buena alternativa para quitarte ese “mono” de actuar en directo.
- Sí, de hecho, este es el único tipo de actuaciones que estoy aceptando hacer. Es un tipo de música electrónica más intimista, que va acompañado de unos visuales y se puede disfrutar en un entorno cómodo. Este tipo de música está más concebida para escuchar sentado, porque es una especie de viaje mental. Sin embargo, en el caso de la música de baile, para mí no tiene mucho sentido hacer directos ahora mismo.
- La verdad es que la experiencia emocional colectiva de una sesión de club no se lleva muy bien con las mascarillas y la distancia de 1,5 metros.
- En general para cualquier género es un tanto frío. He tenido la oportunidad de asistir a conciertos de amigos con el formato de la “nueva normalidad”, así que tengo la perspectiva desde los dos puntos de vista. Creo que en general al público le cuesta un poco más meterse en la actuación. Ves a gente mirando los móviles, desconcentrada…
- ¿Cómo crees que puede afectar toda esta situación a medio plazo a la cultura de club?
- El impacto está siendo muy grande, hasta el punto de que, hablando de Madrid y de Barcelona, que es lo que más conozco, hay clubes pequeños, incluso algunos de ellos consagrados desde hace muchos años, a los que ya se han llevado por delante. Ya no van a poder reabrir cuando esto pase. Pero además están los runners, los stage managers, los técnicos…
- ¿Ocurre lo mismo en otras capitales de la música electrónica como Berlín o Londres?
- Puede que en esos sitios no se hayan puesto tantas restricciones como aquí, pero se está viendo que esto es un problema mundial. De hecho, los clubes europeos de más renombre como Tresor o Berghain, por citar solo dos, no se plantean volver a abrir. Es completamente inviable.
- ¿Y en lo que se refiere a la producción de música electrónica enfocada al baile?
- Yo diría que son las corrientes musicales que más están sufriendo, porque el oyente no tiene entornos óptimos donde poder consumir ese tipo de música. Pero los sellos, al menos el nuestro, no han dejado de editar material nuevo. Hay una cosa que comento mucho con otros colegas, y es la cantidad de música nueva de baile que se va a acumular cuando podamos volver a los clubs ¡Igual para entonces habrán pasado ya dos años!. Los djs vamos a tener a nuestro alcance una infinidad de música nueva para poder pinchar; va a ser terrible (ríe). Por un lado está bien, pero por otro es una faena, porque a todos nos gusta pinchar las cosas en el momento en que salen, porque son el reflejo de la vanguardia en términos de sonido y producción. Resumiendo, creo que la pandemia va a afectar mucho a los clubs, pero no al género del techno como tal.
- ¿Te has planteado alguna vez crear bandas sonoras? Cada vez surgen más casos de artistas electrónicos que triunfan en el cine, como Olivier Arson.
- Todavía disfruto mucho de esa parte de mi vida conectada con la actuación en vivo. Pero desde luego, el día que me canse del todo de coger la maleta cada fin de semana, puede ser una de las vías que podría coger. También estoy muy interesado ahora mismo en producir a otros artistas. Hablando de Olivier Arson, en 2018 produje el disco Alix de su proyecto paralelo, Territoire.
- También has producido y mezclado el último LP Aullidos Metálicos del dúo asturiano de música industrial Faseuova, y has remezclado canciones para bandas como El Columpio Asesino ¿Qué criterio sigues a la hora de escoger a qué grupos te apetece producir?
- No tengo un criterio muy concreto, pero en general prefiero producir a artistas que no vienen específicamente de la electrónica, aunque en su música pueda haber ciertos tintes. Fasenuova, por ejemplo, sí tienen una base elementos electrónicos, pero sus influencias vienen de géneros muy distintos, y eso me resulta muy atractivo. Me motiva mucho trabajar fuera de los campos a los que estoy más acostumbrado. Además, yo siempre he tenido mucha inquietud por escuchar todo tipo de música.
- Tu última novedad discográfica es el EP Gradual Blending (2020), donde regresas al techno duro. Parece que no tienes intención de dulcificar un ápice tu propuesta.
- Obviamente, los estilos van evolucionando, y ahora quizás mis temas tienen menos elementos que los de hace unos años. Pero yo, en esencia, mantengo el mismo espíritu. A lo mejor, en mi caso, la madurez me ha ido encaminando hacia el aporte técnico, a tratar de depurar más el sonido. Pero mi discurso techno a grandes rasgos es muy parecido al que tenía hace quince años más.
- Después de tantos años, ¿dirías que has perdido capacidad de sorpresa a la hora de seleccionar música para tus sesiones de dj o bandas para tu sello? ¿Te cuesta más emocionarte con las novedades que aparecen en el mercado?
- De lo que me he dado cuenta en los últimos años es de que cuesta mucho sorprender con nueva música de baile. Sobre todo porque todo es cíclico. El techno lleva muy de moda unos seis o siete años, pero también lo estuvo al principio de los noventa. Obviamente hay una evolución por las nuevas herramientas y los nuevos hardware que se utilizan para producir, pero cuesta realmente construir algo cien por cien novedoso dentro de la música de baile. Sin embargo, en la música pensada para consumir en casa sí hay más facilidad para sorprender. Teniendo en cuenta, eso sí, que estamos en el siglo XXI y está todo muy machacado, fusionado y refusionado. Por ejemplo, cuando vino el super boom con el minimal, antes de que viniese la nueva ola de techno, en realidad no era nada nuevo para los que vivimos el inicio del minimal con Richie Hawtin y todas esa gente en el 95 o el 96.
- ¿Es más fácil hacer carrera como dj ahora que cuando empezaste?
- Ahora es más fácil ahora llegar a cierto nivel, pero tanto hoy como hace veinte años, lo difícil es mantenerse conforme pasan los años. Y para eso dan igual las herramientas que tengas o lo rápido que te des a conocer gracias a las redes sociales. Es cierto que hoy en día ser dj es algo muy normal, y hay infinidad de gente pinchando. Hay muchas más facilidades tanto para encontrar música y también técnicamente es más fácil pinchar. Pero a cambio es mucho más complejo destacar entre toda esa infinidad de gente. La clave está en cómo poner tu personalidad en lo que haces y labrarte un estilo. Y eso solo se consigue con trabajo y constancia. He visto a lo largo de los últimos años a mucha gente joven que ha despuntado muy rápido y son gente que casi no se nombran a día de hoy.
- ¿Has tenido que hacer muchas renuncias por mantenerte?
- Yo creo que, en cualquier disciplina, si quieres llegar a cierto nivel tienes que sacrificar cosas. Yo, para ser honesto, solo he empezado a ser consciente de las cosas que he dejado atrás por el camino durante los últimos diez años. Los primeros veinte años de carrera no pensaba en ello. Era una especie de trampa, porque me divertía muchísimo, me animaba porque veía que cada vez iba superando metas y me iba mejor… y claro, no me daba cuenta de lo que perdía… como las vivencias con la familia o con otras personas. Ahora sí he empezado a plantearme que, aunque sigo adorando mi trabajo, tengo que aprender a guardarme algún fin de semana y vacaciones.
- ¿De todas esas metas, cuál es la que más te motiva ahora mismo?
- Yo nunca dejaré de estar insatisfecho, siempre hay cosas nuevas que quiero conseguir. Mis prioridades como músico ahora están enfocadas a consolidar mi posición como productor, no solamente de electrónica. Y pelear mi hueco para producir a gente del indie, del rock, del pop, de lo que sea. Ahora mismo estoy trabajado en las grabaciones del nuevo disco de Fasenuova, y estoy encantado.