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Óscar Hernández-Campano: "La sociedad establece por defecto que todos somos heterosexuales y cisgénero"

El autor vuelve con 'Cincuenta años no son nada', una novela sobre el odio, la homofobia y la intolerancia de la ultraderecha

3/08/2021 - 

MURCIA. Hace 25 años un jovencísimo Óscar Hernández-Campano escribía la famosa novela El viaje de Marcos. En ella contaba la historia de Marcos y Álex, dos jóvenes que viven su primer amor rodeados del odio y la hipocresía de la sociedad de un pueblo de la Mancha en 1970. Aquella novela, publicada en 2002, le valió a su autor el Premio Odisea de literatura de aquel año. 

Ahora, dos décadas y media después y una pila de libros publicados a la espalda, Hernández-Campano ha decidido devolver a la vida a aquellos personajes que parecía que no volverían. Lo ha hecho con Cincuenta años no son nada, la secuela de aquella novela que se convirtió en bestseller.

Es importante avisar de que no es necesario haber leído la primera parte para seguir el hilo de la historia. De hecho, el autor se ha curado de contar todo lo necesario para que sea una obra autoconclusiva. Durante años se le insistió en que escribiera esta segunda parte, pero Hernández-Campano consideraba que no era necesario. Si lo ha hecho ahora es por la escalada de violencia que arrecia al colectivo LGTBIQ+. Culturplaza aprovecha la ocasión para hablar con este autor de su novela, del ascenso de la ultraderecha y de los derechos y la discriminación del colectivo.

-Cincuenta años no son nada es la secuela de El viaje de Marcos, libro que se publicó en el año 2002. Es una manera de redondear la historia, que además termina sembrando la semilla de lo que sería el primer libro. ¿Por qué has querido escribirlo veinte años después?
-Siempre me había negado a escribir la segunda parte. Han pasado 25 años, y empecé a darle vueltas por varios motivos: el auge de la ultraderecha, el aumento de las agresiones al colectivo, el hecho de que se empiece a poner en duda la legitimidad de derechos que tanto costó conseguir... Se supone que en España estamos a la vanguardia en derechos, y de repente se ponen este tipo de cuestiones sobre la mesa. Empecé a pensar: ¿y si todo lo que ocurre en Rusia, Chechenia, Hungría, los países árabes... empieza a ocurrir aquí? Así que tomé la decisión y recuperé aquellos personajes poniéndolos en un contexto cincuenta años más tarde. El viaje de Marcos solo trataba la homosexualidad. En este libro he querido integrar otro tipo de diversidades.

-Cuentas la historia de dos jóvenes, Marcos y Ariel, que van al pueblo del abuelo del primero, Molinosviejos, para ayudarle a organizar la fiesta del Orgullo ante una alcaldía de extrema derecha que desprecia la homosexualidad y a los extranjeros. Hazme un balance de la sociedad actual. ¿Crees que estamos avanzando o retrocediendo?
-Vamos a diferentes velocidades. Se pueden hacer comparativas distintas. Por ejemplo, en el campo la posibilidad de vivir la diversidad con normalidad es menor. La ciudad, el anonimato, ayudan. Pero, en general, más que un retroceso, lo que ha ocurrido es que los comportamientos violentos que antes estaban ahí de manera latente por vergüenza, están saliendo ahora de su propio armario. Ahora hay discursos de odio machista, racista, LGTBIfobo. Hay gente que se ve legitimada para partirle la cara a alguien porque sí. Eso está pasando. 

No creo que ahora, a nivel general, seamos más intolerantes, sino que el odio está más legitimado. Es algo muy peligroso, porque hace que se conciba el discurso de odio como una opinión, y eso no puede ser. El odio va contra los Derechos Humanos, no se puede tolerar, de la misma manera que no se tolera el asesinato. El odio no debería poder cobijarse bajo el paraguas de la libertad de expresión.

-No puedo evitar preguntarte sobre la muerte de Samuel Luiz, el chico homosexual de La Coruña asesinado hace ya casi un mes. En tu libro, de hecho, el personaje de Ariel vive una situación similar.
-Tengo que decir que me da mucha rabia escribir cosas que luego se parecen tanto a la realidad. Me ocurrió con El Muro. Entrando en la cuestión, poco importa si Samuel era gay o no. Lo que importa es que parece que le mataron porque pensaron que sí lo era. Ese odio, ese linchamiento, esa cacería contra gente indefensa me pone los pelos de punta. Esta explosión de violencia y agresividad antes no estaba. La gente pierde los nervios en cinco segundos, por cualquier cosa. Los insultos a Samuel antes de su asesinato denotan que hay un rechazo, un desprecio que alimenta las acciones físicas. Que fuera o no gay, no tiene importancia. Lo que importa es que ellos, los asesinos, estuvieran convencidos de que lo era. Y ese hecho alimentó la agresividad física. 


-Uno de los personajes es profesor de literatura y conoce muy bien la figura de Alejandro Torres, el poeta homosexual a quien la extrema derecha le quiere imponer una condición heterosexual. Desde hace un tiempo suele haber bastante polémica acerca de si habría que permitir enseñar o no a poetas clásicos en los colegios por cosificar y degradar a la figura de la mujer en sus poemas. ¿Qué opinas de todo este asunto?
-Yo creo que, como sociedad, no podemos tirar a la basura el legado cultural que hemos ido heredando por mirarlo desde prismas nuevos. Es interesante hacer una lectura crítica, leer cualquier novela o poesía entendiendo su contexto. No podemos juzgar a un poeta del siglo XV bajo los parámetros de convivencia actuales. Todo, al cabo de 50 años, nos parecería inmoral. Es mas interesante conservar el legado y, en su caso, contextualizarlo.

-Este libro, así como El viaje de Marcos, puede servir como vehículo para muchas personas para dar ese paso y salir del armario. De hecho, se observa en varios personajes cómo crecen y acaban reconociendo socialmente su homosexualidad con orgullo y fuerza. Este proceso se ve en frases contundentes como: “Cuando uno tiene la vergüenza grabada a fuego en el alma, da lo mismo que quien le mire sea su propio reflejo”. Me gustaría preguntarte sobre tu situación personal en este sentido. ¿Cómo fue tu proceso?
-Fue como el de la mayoría de mi generación: difícil, con muchas dudas, miedo y soledad. Tuve la suerte de que no fue para tanto. Mi familia lo aceptó, pero el proceso hasta que salí del armario fue agotador. Llega un momento en el que, pese al estigma, no aguantas más. Para llevar una vida normal tienes que dar el paso. Yo lo hice con 21 o 22 años. Escribí El viaje de Marcos con 19 porque necesitaba expresar lo que sentía. Durante años se quedó guardado en un cajón. Cuesta, y como digo en la novela, nunca terminas de salir del armario. Todo el planeta es un armario, dice Ariel. La sociedad establece por defecto que todos somos heterosexuales y cisgénero. Ese prejuicio hace que nada más nacer ya estés etiquetado. 

Por fortuna, ahora las cosas son distintas. Cuando trabajaba como profesor o cuando he ido a colegios a dar charlas por mis libros, he visto que los adolescentes viven su sexualidad de forma mucho más natural. Parejas homosexuales de la mano por los pasillos, besándose en el instituto... Eso es un triunfo social. Tenemos que defender lo que hemos ido consiguiendo para no volver al pasado. 

-Hay un personaje, David Cortés, que experimenta un cambio inmenso en 50 años. Pasa de ser un individuo franquista, homófobo y asesino a abrazar la libertad, reconocer su homosexualidad y enorgullecerse de ella. ¿Qué has querido transmitir con este personaje?
-Todos merecemos una segunda oportunidad. Todos somos hijos de nuestro tiempo y nuestras circunstancias. Las personas nos vemos empujadas a llevar un modo de vida concreto por nuestro contexto. ¿Por qué, una vez cumplida la condena, no puede uno rehacer su vida? David Cortés ejemplifica un poco todo esto. Es un personaje muy torturado. Se pasó décadas aplicándose una homofobia a sí mismo que transformaba en odio. El tiempo en la cárcel, el ostracismo al que se ve condenado por sus conciudadanos, le hacen querer cambiar. Merecía una redención.

-En un momento dado, al principio del libro, el personaje de Félix, hablando del partido político TOS, dice lo siguiente: “Tengo la impresión de que los votantes de derechas, en general, son menos conservadores que los partidos a los que votan; y los votantes de izquierdas, en cambio, son más progresistas que los partidos en los que confían".
-Los hechos lo demuestran. Las estructuras de los partidos, en realidad, no concuerdan con el grueso de los votantes. Con cada elección se ve más claro. Los votantes del PSOE son más de izquierdas que las políticas que su partido lleva a cabo. Y quizás peco, pero me cuesta creer que haya tanta gente que realmente piense de la manera en que lo hace la ultraderecha. Simplemente hay puntos del discurso, de los mítines, que les parecen mejores. El populismo crea discursos vacíos a los que mucha gente no puede decir que no. 

-En la pasada entrevista para Culturplaza contabas que en 2022 lanzarás un thriller policiaco. Háblame, en la medida de lo posible, de tus próximos proyectos.
-Ahora mismo me estoy dedicando a la promoción de Cincuenta años no son nada. En primavera de 2022 lanzaré con Sargantana una novela que mezcla los géneros policiaco, político e histórico. Es un cambio de registro conforme a lo que suelo hacer. Estoy tratando de crear una reflexión en torno a asunciones que tenemos respecto a la política y la nacionalidad.

Más allá de eso, de cara a 2023 tengo una antología de relatos. Una recopilación de los que se han ido publicando. Quiero unirlos. Y luego tengo otra idea cociéndose. Para mí es importantísimo escribir con el corazón, creerme lo que escribo. Quiero llegar a más gente, que mis libros se sigan leyendo pasados uno o dos años después de su publicación. 

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