COMO AYER / OPINIÓN

Santiago, en sus pasos

29/07/2021 - 

MURCIA. Como el pasado domingo celebró la Iglesia la festividad del apóstol Santiago, evangelizador y patrón de España,  a él irá dedicada esta crónica del ayer que pone fin a la temporada hasta el próximo mes de septiembre.

Y podemos comenzar afirmando que por más que el hijo de Zebedeo y hermano de San Juan se contara entre los tres apóstoles más cercanos a Jesús, aquellos que se encontraban presentes en dos momentos tan significativos como la Transfiguración en el monte Tabor y la Oración en Getsemaní; y por mucho que conforme a la tradición desembarcara en Cartago Nova para iniciar sus prédicas en Hispania, no es especialmente abundante en la Diócesis su veneración, si bien algunos pueblos lo tienen por patrono y celebran, como es de razón, las fiestas locales.

En la zona pastoral de la capital, por ejemplo, sólo hay una parroquia dedicada a Santiago el Mayor, la del barrio del mismo nombre, pero no se cuenta, ni de lejos, entre las antiguas, pues no fue erigida hasta el año 1954, cuando la barriada tuvo entidad poblacional suficiente para dejar de pertenecer al Carmen

No es, con todo, asunto desdeñable esa mítica presencia del apóstol en tierras de la Región, y como reconocimiento se colocó una gran imagen pétrea del santo coronando el grandioso imafronte de la Catedral, de donde fue apeado en 1803 debido al peligro que ofrecía su elevada situación y su considerable peso. En su lugar fue colocada una cruz que, confirmando los temores apuntados, fue derribada por un movimiento sísmico en 1829.

También se dedicó a Santiago la capilla pública del Palacio Episcopal, sede hoy de la Adoración Eucarística Perpetua, presidida en la actualidad por un mural de Muñoz Barberán que representa la aparición de la Virgen del Pilar al evangelizador, en sus momentos de mayor decaimiento, a orillas del Ebro.

Pero por encima de todo, hay que destacar en la ciudad de Murcia la pervivencia de la antiquísima iglesia dedicada al santo, que estuvo extramuros de la ciudad, en lo que fue el arrabal (o Arrixaca) del norte, y hoy se encuentra  en pleno corazón comercial. Hay en ese lugar una cierta acumulación de nombres confusos, porque tanto al templo como a su calle se les llama Pasos de Santiago, pero los pasos, o estaciones del vía crucis, que por allí discurrían lo eran en realidad de San Diego, cuyos frailes lo instalaron y en cuyo convento, sito en el actual jardín de la Seda, concluían.

Pero el hecho de encontrarse allí la antigua iglesia de Santiago propició esa denominación popular para los pasos, y los pasos, a su vez, pasaron a formar parte del nombre dado por los murcianos al templo.

Evocaba en el Diario de Murcia el maestro de periodistas Martínez Tornel, con ocasión del día del apóstol de 1883, a la antigua nobleza murciana, a los "apellidos ilustres de aquellos caballeros, que se congregaban en la histórica iglesia de Santiago para celebrar con gran solemnidad la fiesta del santo apóstol, que encontramos acompañando a los ejércitos cristianos, ya visible, ya invisiblemente, en la grandiosa epopeya de la Reconquista".

Y aseguraba que "no era tenido, aquí en Murcia, por noble ni por buen caballero, el que no pertenecía a la Hermandad de Santiago de la Espada”, establecida en la ermita que tenían bajo su custodia y patronato. Para poder entrar en dicha hermandad era preciso hacer una información de nobleza, “tan completa y sin mácula, que el título solo de hermano de Santiago era tenido en más, por el pueblo y por los nobles, que el de regidor perpetuo o cualquiera otro cargo honorífico".

Lamentaba también Tornel el abandono en que se encontraban sumidas la calle (sin luz siquiera), las capillas supervivientes de los antiguos pasos y la propia ermita o iglesia de Santiago, y lo atribuía a que el Carmen, con la llegada del ferrocarril, se había convertido claramente en el barrio de moda y en expansión, y que toda inversión apuntaba hacia las vías. Las mismas vías cuya desaparición es, en nuestros días, señal de progreso.

Por eso, en aquellos años finales del siglo XIX, apenas se dejaba notar la festividad del 25 de julio, como puso de manifiesto el diario La Paz en 1888, al señalar con pesar que "ni iluminación, ni música, ni pólvora, ni ningún otro festejo ha habido este año en los pasos de Santiago; sólo la función de iglesia, que es lo menos que puede hacerse”. Y añadía, incidiendo en ello, que el adorno por la fábrica del Salitre de la primera capilla de los pasos, ha sido la única distinción … y un baile enla puerta de una de las casas, en el que vimos prescriptos la popular guitarra y el baile característico de nuestro pueblo".

Y dos años después, de nuevo en el periódico de Tornel: "El día del Santo Patrón de España se celebró ayer tranquilamente en esta ciudad. La principal solemnidad fue la de no trabajar; que no es pequeña en este tiempo de calores, de baños y de pereza. La solemnidad religiosa no fue de primera clase más que por los repiques de campanas. Los antiguos pasos de Santiago, sombríos y solitarios, sin que alma humana se preocupe de restaurar aquella, en otros tiempos, popular y clásica verbena".

En fin, para terminar de certificar el triste sino de la ermita y de la festividad, baste acudir a Las Provincias de Levante, que indicaban al respecto: "El día del patrono Santiago no reviste actualmente en nuestra ciudad la solemnidad que solía revestir en años anteriores".

"Entre las muchas costumbres populares, que la acción demoledora del tiempo ha borrado del libro de nuestras tradiciones, cuéntase la de las misas de primera hora, que años atrás se verificaban, con numeroso gentío, en la ermita que lleva el nombre del batallador y legendario Santo. Por la calle de la Acequia y pasos de Santiago, la gente se dirigía, desde la hora en que las lenguas de bronce de la Catedral lanzaban al viento las campanadas del alba hasta que los rayos del sol incendiaban el aire con su calor abrasador, a la pequeña iglesia donde se venera la efigie del que la tradición supuso presente en la célebre batalla de Clavijo".

"Hoy, de aquella tradicional costumbre apenas queda vestigio, y la fiesta del patrón de España, del glorioso Santiago, consagrado y bendecido a la vez en los altares de la religión y en los del patriotismo, es una fiesta como otra cualquiera, sin el atractivo y el encanto de costumbre popular alguna". Y en la ciudad, al menos, hoy, como ayer.

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