Esta decisión se basa en las evaluaciones científicas de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que concluyó que, en el caso de los ocho aromas evaluados, los problemas de genotoxicidad están confirmados o no pueden descartarse.
En base a estos dictámenes y teniendo en cuenta los problemas de seguridad, la Comisión Europea inició en noviembre conversaciones con los Estados miembro sobre las autorizaciones de la UE de estos aromas, con vistas a proteger la salud de los ciudadanos de la UE.
La decisión se ha tomado en la reunión entre representantes de los Estados miembro y de la Comisión en el marco del Comité Permanente de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos, en el que los países de la UE han alcanzado la mayoría necesaria para apoyar la propuesta de Bruselas de retirar estos aditivos.
Ahora, el reglamento deberá ser adoptado formalmente por la Comisión en las próximas semanas y entrará en vigor a finales de esta primavera, pero establece distintos periodos de retirada progresiva para dar tiempo a los productores y operadores a adaptarse a las nuevas normas.
Así, cuando estos aditivos se utiliza para sustituir el ahumado tradicional en productos como jamones, pescado o quesos, el periodo de eliminación progresiva será de 5 años, mientras que para los usos en los que el aroma de humo se añade para dar más sabor, por ejemplo, en sopas, patatas fritas o salsas, el periodo de eliminación será de 2 años.