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finalista de los XXI Premios Cerámica de Arquitectura e Interiorismo 

Así es la residencia de Adeimar en San Pedro: cuando la arquitectura está al servicio de las personas

Fotos: MILENA VILLALBA

11/06/2024 - 

MURCIA. El uso de la cerámica ha tenido un papel fundamental y emocional en la construcción de esta residencia para personas con diversidad funcional en el Mar Menor, en la que la arquitectura y el diseño se han aliado para crear un espacio funcional y a la vez acogedor, con aspiración de hogar. Tanto es así que este centro de la asociación sin ánimo de lucro Aidemar en San Pedro del Pinatar ha sido finalista de los XXI Premios Cerámica de Arquitectura e Interiorismo (ASCER). 

Se trata de un proyecto del estudio de arquitectura pinatarense Bernardo Cerrato -las fotografías corresponden a Milena Villalba- que ha buscado responder a las necesidades de Aidemar, una asociación que cuenta con un amplio recorrido atendiendo a personas que precisan orientación y ayuda para el cuidado de sus familiares afectados con algún tipo de diversidad funcional. Este proyecto parte de la gran demanda que existe de servicios asistenciales a usuarios con discapacidades muy graves, junto con el crecimiento de la esperanza de vida de estas personas.

Desde el estudio de arquitectura se plantearon cómo era posible proyectar un centro sanitario sin que pareciese un hospital. Para lograrlo, diseñaron la zona residencial con unidades habitacionales o cohousing de 8 a 12 personas, con habitaciones dobles y espacios comunes propios. Y es que, desde la fase de concurso, "se intentó potenciar con la propia arquitectura la faceta personal y humana con la que la propia asociación trata a sus usuarios".

Como parte se este planteamiento, "se ha puesto especial atención en cohesionar las diferentes piezas del programa, la ubicación de las mismas, el estudio de los recorridos para lograr la máxima operatividad posible, la relación con el entorno y el lugar donde se inserta la intervención (un contexto arquitectónico muy desolador fruto de un pasado llamado boom inmobiliario)". Así, se ha querido subordinar la arquitectura a las personas, apostando por "una arquitectura de contenido mas que de continente, por y para las personas".

Organización alrededor de patios

Una de las características de esta residencia de 3.137 metros cuadrados -cuya obra ha correspondido a Construcciones Miguel Madrid e Hijos- es que se han ordenado las diferentes zonas, para lograr iluminación y ventilación, alrededor de patios, "consiguiendo una regulación climática óptima de manera natural, basándose en la configuración ancestral propia de nuestra arquitectura mediterránea".

"Esta articulación a base de patios permite centralizar la administración y los accesos junto al comedor por un lado y la ubicación de los talleres por otro; además de servir de catalizadores de la confortabilidad con la ventilación cruzada, ventilación natural y elementos textiles de sombra como sistemas pasivos", añaden desde el estudio Bernardo Cerrato.

También indican que las piezas del área residencial estan formadas por unidades independientes de cuatro a seis habitaciones dobles; con zona húmeda, sala de estar y área de almacenamiento cada una. Estas piezas se insertan a lo largo de la calle peatonal, en la zona más tranquila sin tráfico rodado; usando los patios como filtro de transición ente el interior y el exterior. "Se formula de esta forma una suerte de volúmenes sesgados por patios, consiguiendo así fragmentar y domesticar el edificio en la zona residencial, 'humanizando', en cierta manera, las piezas habitacionales entendiéndolas como 'viviendas' para que los usuarios puedan atribuirse en su percepción visual la cualidad de hogar", describen desde el estudio.

Cerámica con valor emocional

La presencia de revestimientos cerámicos, junto con la instalación de un taller de jardinería a modo de pieza colchón entre el edificio y el exterior, otorga una imagen al edificio muy relacionada con las labores de jardinería y artesanía cerámica que Aidemar ofrece en sus talleres terapéuticos a los usuarios. "Se usa este recurso arquitectónico como distintivo y seña de identidad que posee la propia asociación: los propios usuarios seleccionaron las piezas que ellos mismos fabrican y, usando una baldosa como soporte, en una segunda cocción con con sus propios hornos, se elaboraro una cenefa que encinta todo el edificio", señalan.

Ésto, junto con un mural de gran formato elaborado también por los propios usuarios, logra que "la cerámica adquiera un gran valor emocional: mas que una alta tecnificación del material, las bondades históricos y/o culturales de la propia cerámica logran establecer una relación muy personal e íntima entre la arquitectura y las personas que la habitan".

   

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