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EL GATO EN LA TALEGA / OPINIÓN

Región de Murcia: la identidad

10/06/2022 - 

MURCIA. Dice el actual presidente de nuestra Asamblea Regional en declaraciones públicas que por estos lares hay poco sentimiento autonómico, en contraste con otras comunidades autónomas como, por ejemplo, la vecina Andalucía. Desde luego, nosotros tenemos un Estatuto que espera su reforma de peripecia en peripecia, pasando de ser algo consensuado a otra cosa sin consensuar, dejando poco poso en el espíritu de la pertenencia a la Región de Murcia. Más que nada porque no se abordan los asuntos que realmente nos identifican como Región.

"en esta Región tenemos una bella identidad,  formada por tanta mezcla de culturas, orografías, microclimas, paisajes y personas que nos permite ser diversos"

Construir la identidad regional es un devenir histórico que a veces puede quedar marcado por los acontecimientos que suceden conforme se desarrolla la vida. Reconocer esa identidad se asienta en un sentimiento espontáneo de pertenencia al terruño, de desear identificarse como ligado a esa tierra con un sano orgullo que aparta la ausencia de autoestima y finiquita los sambenitos que nos cuelgan, verbigracia de actuaciones ajenas pero públicas que nos hacen parecer risibles, sin serlo. Porque a pesar de todo, en esta Región tenemos identidad. Una bella identidad formada por tanta mezcla de culturas, orografías, microclimas, paisajes y personas que nos permite ser diversos dentro de una superficie reducida en comparación con otras comunidades autónomas. Ese ser de la Región de Murcia, perfectamente ligado al sentirnos españoles, es el que debería incluir y potenciar nuestro Estatuto.

Acerca de la celebración del 9 de junio, entre los ríos de tinta vertidos en los medios de comunicación me pregunto si alguien se ha planteado incluir en las modificaciones del Estatuto lo relativo a la gestión y superación de los desastres naturales por causas antrópicas. Estoy hablando del Mar Menor, sí, pero también de la bahía de Portmán y de otras catastróficas desdichas medioambientales de menor calado mediático que hemos tenido y seguimos teniendo. ¿Qué tal si recuperamos nuestra identidad de paisajes propios y dejamos constancia de un compromiso medioambiental de la mano del desarrollo sustentable?

Por si a alguien le parece fuera de lugar lo que expreso, o intenta politizarlo, resalto precisamente que el Estatuto de Autonomía de Andalucía tiene todo un título (Título VII. Medio Ambiente) con nada menos que 12 artículos (del 195 al 206) para la puesta en valor y la protección de su medio natural, biodiversidad, paisajes y esas cosas que aquí solo se consideran cuando la muerte planea sobre los espacios naturales como un carroñero al acecho. Esas cosas que no saben aún compatibilizar con un desarrollo económico inteligente basado en el cuidado y la protección de nuestros recursos naturales. También tienen en el Estatuto de Cataluña, en su Artículo 46, Medio ambiente, desarrollo sostenible y equilibrio territorial desarrolla 5 puntos, Extremadura (Artículo 7, puntos 7, 8 y 9), Castilla y León (16, punto 15), un par de artículos el de la Comunidad Valenciana (17, punto 2 y 18), Aragón (18, punto 4, y 19, puntos 1, 2 y 3), Islas Baleares (23, puntos 1, 2 y 3, y 24, punto 1). Esto así, de pasada, deja a la Región de Murcia, junto a otras comunidades con Estatuto, sin enfoque medioambiental. Un hecho que quizá no sería llamativo si no estuviésemos como estamos; en el escaparate mundial con el estado ecológico del Mar Menor y sus posibles soluciones. 40 años después.

Sería un paso en firme, inteligente además por el mero hecho de sobrevivir, incluir aspectos medioambientales en apartados específicos que comiencen a tratar el medio ambiente como la matriz desde la que realizar políticas y desarrollo económico. Justo al revés de lo que se pone en práctica. Cuando aún andábamos en la inopia medioambiental podría excusarse, pero hoy en día no es creíble hacerlo. Por otra parte, solo en el caso del Mar Menor, si sumamos los costes de retirada de biomasa, más toda la infraestructura necesaria para tratamiento y gestión de aguas contaminadas, los asociados al manejo eficiente de los vertidos en masas de agua de distintas procedencias, las ayudas a readaptación de un sector y de recuperación de otro, y alguno más, nos sale una auténtica millonada de euros gastados y los que habrán de gastar procedentes de las arcas públicas, absolutamente inadmisibles. Pagamos por una mala gestión medioambiental claramente y por un desarrollo cortoplacista e insostenible.  

¿Y por qué ligo Estatuto, Día de la Región y medio ambiente (o medio natural)? Pues sencillamente porque busco mis paisajes marmenorenses y los del campo de Cartagena que me vieron nacer sin nostalgia, sino sabiendo que subyacen al esperpento, bajo capas de estupidez y mala idea. Porque es cierto que, si se arranca la raíz, el árbol muere, pero no lo es menos saber que esa raíz no ha podido ser arrancada aún. Si más allá de una conmemoración del 40 aniversario de nuestro Estatuto de Autonomía entre topicazos y anacronismos, con un funcionamiento de la Asamblea Regional adornado con bolas de naftalina, nos queda la esperanza de haber comprendido la lección y la ilusión de poner en práctica lo aprendido aún podremos sonreír.

Sigo creyendo que podríamos celebrar un Día de la Región en el que por fin miramos de frente a los problemas y los cortamos de raíz. En el que respiramos sabiendo que legamos un territorio con ecosistemas sanos y un modelo de desarrollo con futuro. En que nos sentimos orgullosos de ser y vivir en esta Región de contrastes tan diversa. Y es así porque mi identidad regional, está intacta, insobornable y lúcida.

Celia Martínez Mora

Investigadora

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