MURCIA. Europa se está enfrentando a uno de los mayores desafíos de los últimos tiempos: el impacto directo que tiene en las economías domésticas el coste de la cesta de la compra. La escalada de los precios de los alimentos y otros productos básicos está ejerciendo una gran presión sobre las familias europeas, provocando un creciente empobrecimiento y modificando negativamente los hábitos alimenticios de la población.
El colapso logístico derivado de los largos periodos de confinamiento, las restricciones de movilidad, el aumento de los precios de la energía, las políticas monetarias expansivas y la falta de materias primas han provocado que Europa experimentara unos niveles de inflación desconocidos en la historia reciente y consecuentemente un incremento del precio de la cesta de la compra de los consumidores.
"Con más agricultura responsable es posible reducir el precio de la cesta de la compra"
Además, la política agraria europea durante los últimos años ha venido primando el abandono de la actividad frente a la productividad. El sector agropecuario europeo está siendo penalizado frente al de terceros países debido a la creciente presión que ejercen los medioambientalistas más extremos obsesionados con acelerar cambios en los modelos productivos de la UE.
Las iniciativas que se debaten en el Parlamento Europeo proponen reducir la agricultura y ganadería intensiva y consecuentemente el regadío, basándose en los conocidos mantras: no hay agua suficiente, la agricultura es responsable de la alteración del cambio climático, el excesivo consumo de carne, las granjas de vacuno deterioran la capa de ozono, etc.
Las cada vez mayores dificultades que se imponen al sector agropecuario están provocando en muchos países una rebelión contra la imposición de políticas ambientales que provocan el abandono de la actividad y la pérdida de empleo. Parece que la normativa legal, más restrictiva y poco fundamentada científica y técnicamente, responde más a intereses económicos y políticos que a necesidades reales.
Se subvenciona el abandono del campo, el no cultivo y el cierre de granjas en lugar de impulsar modelos de producción agrícola compatibles con la conservación de la biodiversidad. Un claro ejemplo de reducción del consumo de recursos naturales y agroquímicos es la agricultura de precisión que se desarrolla en España.
"Los agricultores sufren una profunda crisis por por las políticas restrictivas que les demonizan"
Los agricultores europeos están sufriendo una profunda crisis provocada por las políticas restrictivas que demonizan sus actividad. Mientras, contemplan con asombro cómo se flexibilizan las normas para potenciar la importación de productos agrícolas de otros países. Como si el impacto ambiental no fuera relevante cuando no se produce en suelo europeo.
La artificial imagen de los agricultores y ganaderos como depredadores ambientales contribuyen a que se orquesten campañas contra el consumo de productos españoles: frutas y hortalizas de Murcia, fresa de Huelva o el arroz valenciano que no responden a una realidad objetiva y esconden intereses económicos o acuerdos políticos con otros países productores.
La subida de los precios de frutas, hortalizas, carne y pescado está obligando a muchas familias a cambiar sus hábitos alimenticios, reduciendo el consumo de alimentos saludables y frescos y por tanto, alterando la dieta saludable con los efectos perniciosos sobre la salud que puede conllevar. Se retrocede en calidad de vida por falta de capacidad adquisitiva.
Las administraciones públicas deberían apoyar más a los agricultores y revisar sus políticas agrícolas y comerciales para garantizar que sean equitativas y fomenten la producción local de alimentos. Es necesario impulsar la actividad agropecuaria e incrementar la producción interna para cambiar las actuales políticas agrarias.
Con más agricultura responsable es posible reducir el precio de la cesta de la compra y la dependencia alimentaria, a la vez que fomentar la creación de empleo y promover el desarrollo económico en las áreas rurales.
Miguel Ángel Cámara Botía