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¿Quién se está 'cargando' la vida en el centro de Cartagena?

24/02/2020 - 

CARTAGENA. Hace tan solo una semana, un grupo de personas se reunía en la Plaza San Francisco de Cartagena para protestar al considerar que la vida de ocio en el centro de Cartagena no para de decrecer y esto traerá definitivamente la vuelta atrás en una ciudad que ya experimentó en la década de los noventa una profunda crisis económica en el casco histórico, que salpicó a los negocios relacionados con la hostelería y el turismo.

Este es solo uno de los brazos de un problema que está lejos de arreglarse, porque cada vez existen más puntos de discordancia entre aquellos que reivindican que el centro urbano de la ciudad debe convertirse en el motor de ocio, tiempo libre y disfrute de Cartagena, por aquéllos que quieren que el lugar donde habitan, sus calles y sus plazas, sean zona residencial, lejos de ruidos, fiestas y música cada vez más habituales en su día a día.

Ante tal tesitura, hay que preguntarse, por tanto, quién quiere cargarse la vida en el centro de Cartagena. Si aquéllos que apuestan porque el pulso de la ciudad esté en la zona antigua, con sus bares, restaurantes, discotecas, conciertos, pasacalles, fiestas, etc..., o los que pretenden que, como cualquier otra zona de la ciudad, esté regulada toda actividad hostelera y festiva.

Por eso, hemos palpado la opinión de diferentes sectores que recogen sus particulares puntos de vista en este asunto en el que los gobernantes municipales tienen mucho que decir, aunque aún no se han mostrado los efectos de sus intenciones ni en un sentido ni en el contrario.

Días atrás, Ana Correa, la presidenta de la Confederación de Empresarios de Cartagena (Coec), decía en una entrevista para Murcia Plaza sobre este asunto que el comercio y la hostelería son las que dinamizan una ciudad y la mantienen viva. "Si lo que quieres es una ciudad muerta, no ayudes al comercio, ni ayudes a la hostelería y nos encontraremos una ciudad iluminada, pero sin gente paseando y con sensación de inseguridad, porque el movimiento de gente lo que trae es seguridad. La actividad hostelera y el comercio genera riqueza. Eso se puede compatibilizar perfectamente con una ordenanza de ruidos que lo haga factible. Llegando a acuerdos, todo se puede conseguir".  

Al preguntarle a la vicealcaldesa Noelia Arroyo quién es el culpable de toda esta 'guerra' entre partes, explicó que "desde donde nosotros lo vemos, en estos problemas tan complejos lo importante es adquirir consenso y un equilibrio justo entre el necesario descanso y la vida que necesita una ciudad como ésta: cultural, turística y con buena calidad de vida. Este problema es antiguo, nos podemos remontar a 20 años atrás. Que se estuviera haciendo no quiere decir que estuviera bien hecho, por eso lo que tratamos ahora es de ordenarlo".

"El Ayuntamiento está haciendo ahora lo que tenía que haber hecho hace 17 años, fecha en que se promulgó la Ley del Ruido (2003). Y las autoridades la tenían que haber cumplido y hecho cumplir. Esto ha influido de forma negativa en la vida del casco histórico, y los que vivimos en él. Necesitamos comercio de cercanía y otros servicios que funcionen en horario diurno", explican desde la Plataforma Sin Ruido en Cartagena, la más reivindicativa entre los vecinos del centro de la ciudad.

Antonio Sánchez, presidente del Centro Comercial Abierto de Cartagena, es aún más descriptivo cuando se le pregunta por este momento que vive la ciudad. "Cuando uno se va a vivir al campo tiene tranquilidad, silencio y paz, pero tiene mosquitos, olor a abono de vez en cuando, bichos diversos etc... Cuando uno se va a vivir al centro, tiene mucha oferta gastronómica y comercial, muchos servicios, desfiles, fiesta etc, pero también mucho ruido y jolgorio. ¿Qué pasa?, que en cualquier sitio que vivas tiene sus ventajas e inconvenientes y tú, como individuo y según tus posibilidades, eliges donde quieres vivir. Dicho esto, es verdad que en el término medio está la virtud, ni cerrar los bares cuando ellos quieran ni suprimir conciertos y desfiles porque les moleste a unos señores demasiado egoístas. El centro necesita actividades para seguir vivo. Creo que he sido bastante claro y yo vivo en el centro".

A lo que SIR Cartagena responde que "el casco histórico no puede permitirse que solamente funcione cuando hay fiestas, ocio nocturno y ruidoso, y que se concentre en las calles Honda, Cuesta de la Baronesa, Cuatro Santos, Jara y Cañón. La proliferación de eventos en estas calles, llenas de monumentos y fachadas modernistas, se deterioran con las consecuencias posteriores del desarrollo de estas actividades (Griterío, orines, vómitos…). Y más en una ciudad que pretende ser Patrimonio de la Humanidad. Nosotros reivindicamos que todos los eventos se hagan en un ferial o en zonas recreativas y así podría licitar para poner barras todo el que esté interesado".

Juan José López, presidente de Hostecar, es aún más contundente pues cree que hay que focalizar el problema en unos pocos. "Son cuatro vecinos inconformistas con todo los que protestan por la vida nocturna, las fiestas o lo que sea. Todo lo que sea progreso para la ciudad les molesta y además creo que se les ha dado demasiada importancia. El resto de habitantes no son así".

Añade que la gente lo que demanda "es actividad. Ellos quieren salir y nosotros, los hosteleros, que salgan. Se ha jugado a darles mucho bombo a los vecinos desde determinados partidos progresistas y al final se ha convertido en un problema. Lo que sí tenemos claro es que si no tienes actividad, la ciudad no funciona, ni ahora ni nunca".

La discusión está servida en plenas fiestas de Carnaval, en las que el Ayuntamiento ha tomado algunas medidas con las que ha tratado de conciliar vida y ocio. Esto no acaba más que empezar, por lo que el debate seguirá abierto mucho tiempo aún.

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