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DESDE EL FORO / OPINIÓN

Puigdeñán en Perpimont

11/03/2020 - 

Los indepes, cuando no tienen mejor cosa que hacer, se van de romería, de peregrinación ideológica a recargar sus convicciones, sus fijaciones sectarias, a la sombra de ese diosecillo de paja que tienen como líder, el prófugo Puigdemont, el mismo que les dejó tirados cuando pintaban bastos, porque lo de ser juzgado e ir a la cárcel le venía fatal.

Y ya tiene bemoles peregrinar a la capital del Langedoc para ver a ese cobarde mal peinado, en lugar de, como en tiempos, ir para hacer cola ante el cine Castellet a disfrutar del mucho mejor pelo de, qué te digo yo, María Schneider, Silvia Kristell o Corinne Clery.

Pero a lo más que ha dado el ya demostrado escaso coraje del huido ha sido a acercarse a Perpiñán para recibir la devoción de sus deudos y, de paso, ilustrar el enfrentamiento que él y los suyos empiezan a mantener, no ya solo con la mayoría de catalanes que no tragan con sus veleidades independentistas, sino también con quienes le secundaron en la sedición del 1-O pero tuvieron los redaños, al menos, de quedarse y aguantar con las penas de cárcel, aunque ya estén las mitades paseándose por la calle de lunes a viernes.

Pero es que lo hace muy mal:  ir a Perpiñán y gritar “ya estamos en Cataluña”, además de ser una lamentable parafrasis del “Ja soc aquí” del -él sí- honorable Tarradellas, no hace sino poner la mosca detrás de la oreja a una gente que, como los franceses, a lo mejor son capaces de permitir que unos cuantos 'trastornaos' se planten ahí a adorar a su becerro de barro (a pesar de tener teóricamente prohibidas las concentraciones de más de cinco mil personas, por lo del coronavirus); pero no les toques el trigémino con reclamar algo de su propiedad, que mira qué pronto acabaron con el santuario etarra del Sudouest cuando los vascos empezaron a querer poner ikastolas y reivindicar las merindades de Ultrapuertos.

Eso y que las mayores colas del evento no se registraran para el besamanos del sumo pontífice de la idiocia separatista, sino en el puesto de churros “producte d’Espagne” deja la romería en una especie de “boutade” que queda lejos de la dignidad de Perpiñán, ahora Puigdiñán, y las películas de Bertolucci, Passolini u Oshima, para dejarla, como mucho, al nivel de 'El liguero mágico' o 'La masajista vocacional' y a Puigdemont, ahora Perpimont, ni siquiera a la altura de la suela de Esteso y de Pajares: pura chirigota.


@aimizcoz

Antonio Imízcoz es periodista

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