Las playas fluviales de la Región: un respiro al calor con un estricto control de aforo e higiene extrema

7/06/2020 - 

MURCIA. La Región de Murcia puede presumir no sólo sus playas de la costa Mediterránea, sino de numerosos espacios fluviales y pozas para el baño en el Noroeste y en la Vega Media del río Segura. Desde Moratalla a Cieza, pasando por Calasparra y Bullas el agua dulce y espacios naturales únicos permiten un refrescante baño a miles de visitantes cada verano. Pero la crisis sanitaria por el coronavirus hará que este verano haya algunas restricciones y una limitación de aforo más estricta que la que se venía realizando en algunas zonas, como el Salto del Usero en Bullas.

También se deberán extremar las medidas de higiene. Y es que las aguas remansadas son los medios acuáticos más desaconsejables para el baño ya que la supervivencia del coronavirus puede ser mayor que en el agua salada o en las piscinas tratadas, según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Algunos de los principales grupos ecologistas han pedido que se regule y suspenda el baño en lugares donde se acumulan masas de agua no tratada, como pueden ser ríos, pantanos o presas.

Aunque algunas comunidades, como Valencia, ya han anunciado que se prohibirá el baño en las playas o pozas fluviales donde los ayuntamientos no puedan garantizar la distancia de seguridad mínima, aquí en la Región de Murcia no se ha tomado ninguna medida al respecto aún. Así lo han comunicado a esta redacción fuentes del gobierno regional, que señalan que esperan que el Gobierno central se pronuncie sobre la obligatoriedad o no del baño en ríos y saltos de aguar dulce.

Lugares tan visitados en verano como la zona del santuario de la Esperanza o el Puente de hierro de Calasparra, la zona de La Presa o El Arenal de Cieza, El Jarral (Abarán), El Arenal y el Embarcadero (Blanca) o el Salto del Usero (Bullas) tendrán este verano más limitaciones de aforo de las habituales, aunque por ahora el baño estaría permitido, salvo que los ayuntamientos correspondientes tomen una decisión contraria.

Un equipo de investigadores del CSIC estudió y publicó un informe, a petición de la Secretaría de Estado de Turismo, sobre los riesgos de contagio del coronavirus en los diferentes medios acuáticos. Y concluyó que en el agua salada y en las piscinas convenientemente tratadas el riesgo de contagio es "muy poco probable", y que la supervivencia del virus en el agua de los ríos, los lagos y las pozas de agua dulce "puede ser superior".

Los investigadores incidieron en que la principal vía de transmisión -también en la playa, en los ríos o en los lagos- son las secreciones respiratorias que se generan con la tos, los estornudos, y el contacto de persona a persona, por lo que las recomendaciones que se deben atender en esos sitios son las mismas que en otros lugares.

El informe del CSIC subrayaba por ello la importancia de extremar las medidas de precaución para evitar aglomeraciones en los ríos, lagos y pozas, en los que la supervivencia del virus puede ser superior, "especialmente en las pequeñas pozas donde la dilución es menos efectiva".

En la investigación participaron expertos del Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura; del Instituto de Ciencias de Materiales de Madrid; del Instituto de Investigaciones Marinas; del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua; del Área Global Materia; y del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos.

Los investigadores corroboraron en el informe que estudios anteriores sobre coronavirus similares al SARS-CoV-2 ya habían demostrado que los virus siguen siendo temporalmente infecciosos en ambientes naturales de agua dulce, incluidos los lagos y los arroyos.

La supervivencia de los virus en esos medios depende mucho de la temperatura del agua (puede prolongarse hasta 10 días en aguas con temperaturas a 23 grados), de la materia orgánica y de la presencia de bacterias "antagonistas" -en aguas residuales se reduciría a entre 2 y 4 días).

Insiste el informe en la importancia de extremar las precauciones, de respetar las distancias en el espacio exterior al área de baño, y controlar el número de bañistas para no sobrepasar los límites de precaución sobre la posible contribución "a la carga viral presente en esos cuerpos de agua".

E inciden sobre todo en la importancia de prestar una atención especial a las pequeñas pozas de agua remansada que pueden ser frecuentadas por un elevado número de bañistas y que puede dar lugar a una posible acumulación del virus.

"Estos medios acuáticos son los más desaconsejables para uso recreativo frente a otras alternativas", concluye el estudio del CSIC, que no obstante no recomeinda la prohibición directamente. 

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