TODO DA LO MISMO

Peter Ivers, el hombre que unió a Devo con David Lynch

2/10/2022 - 

MURCIA. Peter Ivers es uno de esos nombres que, aunque no nos resulta familiar, conocemos más de lo que a primera vista cabría pensar. Los seguidores y estudiosos de David Lynch saben a qué me refiero. Todo aquel que haya visto Eraserhead ha escuchado cantar a Ivers en la que sin duda es su aportación más popular a la cultura contemporánea. Lynch escribió la letra de "In Heaven (Lady In The Radiator Song)”, interpretada en la película por la mujer que habita en el radiador, uno de los personajes más oníricos que haya creado el rey de los sueños y las pesadillas hechas celuloide. La canción no la canta una mujer sino un hombre de voz aflautada, entre femenina e infantil, la voz de Peter Ivers, que es también al autor de la música. Un personaje que, en sí mismo, parecía un personaje surgido de la mente de Lynch. Su obra y su trágico final así lo corroboran.

Cantante, compositor, productor, experto en artes marciales, presentador de televisión y dueño de una espiritualidad que le confería un don especial, Peter Ivers se relacionó con músicos, cineastas y artistas de todo tipo, pero nunca superó la categoría de artista maldito por más que lo intentara. Ya en 1969, cuando sacó su primer disco, su música resultaba demasiado anárquica como para encajar en una etiqueta que ayudara a comercializarlo. Era un gran armonicista y hasta el propio Muddy Waters llegó a glosar su manera de tocar el arpa. Su visión musical cautivó a Lenny Waronker, productor y ejecutivo que dio a la discográfica Warner Bros una de sus etapas artísticas más fructíferas gracias a su implicación en la trayectoria de artistas como Randy Newman o Rickie Lee Jones. Como Van Dyke Parks, músico y arreglista de ideas barrocas y coloristas, compartía el entusiasmo que Waronker profesaba por Ivers, se convirtió en su aliado musical en los dos álbumes que grabó para Warner. El primero de ellos, Terminal Love, fue publicado en 1974 y resultó ser un completo fracaso. Como era de prever, dadas las señas creativas del autor, el disco resultó demasiado blando para los amantes del rock, demasiado extraño para el rock californiano en boga en ese momento, y demasiado inclasificable para prácticamente todo el mundo.  No parecía haber demasiada gente interesada en los discos de Peter Iver y el hecho de llegar a telonear a las New York Dolls sirvió para que ganase puntos.

Su tercer y último álbum de estudio llegó a las tiendas en 1976. Peter Ivers, que contaba con la colaboración de Carly Simon en los coros, corrió la misma suerte que su antecesor. Apenas se vendió y la crítica, como era de prever, lo denostó. A pesar de todo, aquellos tres álbumes no pasaron completamente desapercibidos. Ivers mantenía amistad con cómicos que en aquel momento empezaban a despuntar en el programa Saturday Night Live, entre los cuales estaban John Belushi, Beverly D’Angelo, Chevy Chase, Harold Ramis o Steve Martin. Este último admiraba tanto el talento musical de Ivers que acabó contagiando su entusiasmo a su hermano, el productor Doug Martin. Fue él quien le puso en contacto con David Lynch, y fue así como acabaron trabajando en la banda sonora de Eraserhead. En el estreno de la película en 1977 Ivers y Lynch conocieron a Devo. El flechazo fue tan inmediato como recíproco, tanto que incluso se ha escrito acerca de la influencia que pudo haber tenido Ivers en el estilo vocal, histriónico y agudo, de Mark Mothersbaugh. Hubo conversaciones acerca de proyectos que nunca cuajarían, y Devo se plantearon introducir en sus directo una versión de “In Heaven (Lady In The Radiator Song)”. Otro proyecto que tampoco llegó a cobrar forma es el legendario guion de Lynch, Ronnie Rocket, del cual se habla en todos los ensayos y biografías del director, pero del cual rara vez se menciona que el papel protagonista estaba pensado para Ivers.

Por aquella época, el músico también compuso y grabó la banda sonora para una de las producciones de Roger Corman, Grand Theft Auto, una serie B que se benefició de un score en el más puro estilo Ivers: experimental, ambicioso y grandioso, hecho con 15 músicos, entre los cuales estaba su amigo Van Dyke Parks, que se metieron a tocar en el estudio sin ensayos previos. Pero Ivers nunca se apartó del rock. Produjo el único disco que grabaron Circus Mort, el grupo que después se convertiría en Swans, y también a Roderick Falconer, un curioso híbrido entre Bryan Ferry y Ziggy Stardust cuya imagen se apoyaba en una estética militar con toques de ciencia ficción.

Al final, la popularidad le dio una oportunidad a Ivers a principios de los ochenta. No fueron sus discos, sino su papel como conductor del espacio televisivo New Wave Theatre,  emitido en un canal de televisión por cable californiano. Equiparable al neoyorquino TV Party de Glenn O’Brien, New Wave Theatre fue un aplaudido foco de difusión de lo que sucedía en el underground local. Por el plató desfilaban grupos como Fear, Dead Kenedys, The Plugz, Suburban Lawns o Black Flag o The Blasters. Además, se escenificaban gags protagonizados por el grupo de cómicos del círculo de amistades de Ivers. En marzo de 1983, el cuerpo sin vida de Ivers fue descubierto en su apartamento: lo habían asesinado a martillazos. La policía nunca llegó a determinar la causa de su muerte. Su novia, la ejecutiva cinematográfica Lucy Fisher, contrató a un investigador privado para que intentara resolver el caso, pero nunca se llegó a una versión concluyente. El caso se cerró y pasó a engrosar la lista de los asesinatos sin resolver de la ciudad de Los Ángeles.

En 2009, el libro In Heaven Everything Is Fine: The Unsolved Life Of Peter Ivers And The Lost History Of The New Wave Theatre, escrito por Josh Frank, ayudó a recuperar la figura de Ivers. Gracias a las entrevistas que el autor mantuvo con la policía local, el libro sirvió para que el caso se reabriera. Sin embargo, las causas de su muerte siguen siendo un misterio. En 2019  su nombre volvió a estar de actualidad cuando un sello independiente publicó Becoming Peter Ivers, una antología hecha de maquetas (“las maquetas son a menudo mejores que las versiones finales de las canciones, tienen más arrojo”, decía Ivers) en las que aparecen versiones alternativas de canciones que en su día aparecieron en sus discos, así como grabaciones inéditas. Entre ellas, la versión que el propio Ivers registró de “In Heaven”.

Noticias relacionadas