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ENTRE LETRAS Y BALBUCEOS

'Pequeño hablante': un adentramiento en la "primera infancia" junto a Andrés Neuman

8/05/2024 - 

MURCIA. Biberones, pañales, “gateos” y primeras palabras… tantas noches sin dormir como aprendizajes, todo esto está presente en la infancia. El autor Andrés Neuman publica de la mano de Alfaguara su libro Pequeño hablante en el que crea un diario literario del crecimiento de su hijo Telmo desde los cero hasta los tres años. Un momento vital en el que el pequeño no deja de aprender y con el que su padre aprovecha para hacerle una carta al futuro que aún no puede leer. 

Para Neuman este trabajo se hace entre noches sin dormir y tras dejar al niño en la escuela y ratos libres que pueden ser interrumpidos por el propio protagonista en cualquier momento. La idea de este libro surge de sus tres pasiones cruzadas: ser padre -y estar enamorado de su hijo- la escritura y la filología, que le llevan a observar al pequeño Telmo muy de cerca: “Puedo asistir a la creación de lo más vulnerable, ver como nacen las palabras y cómo se desarrolla lo que llamamos la lengua materna, es algo irresistible a la hora de escribir”, añade.

Para conformar esta suerte de diario lo que hace es tomar una “nota mental” de las cosas que le conmueven e ir relacionando las cosas que le suceden a lo largo de los días. Los textos en el libro se muestran sin una estructura fija, tal y como los define Neuman son “breves, intensos y saltarines” y a su vez eso se asemeja a su concepto de la crianza en sí misma: “Está llena de cambios de foco, saltamos de una cosa a otra sin muchos reflejo con cosas que cambian constantemente de marco”, añade, quien dialoga con este proceso de crianza a través de la propia escritura en la que se deja llevar de forma muy natural: “Escribo solo a través de lo que conmueve, sin forzar la escritura en ningún momento”. 

“La crianza se asemeja mucho a una bienvenida y una despedida que sucede a la vez. Muchas veces vives experiencias que será la última vez que el niño las viva y eso provoca algo muy afectivo con la criatura, por la urgencia de acompañar y de no fallarles en ese momento”, explica, quien no solo no falla sino que registra cada pequeño movimiento. En textos Neuman habla sin reparo de los trucos de su hijo, de como se duerme, camina y de cómo contempla el mundo que le rodea. Lo hace de una manera muy cruda, pero tierna, de la forma en la que pocas veces se han retratado edades tan tempranas de la vida de alguien: “Trabajo con una memoria inaccesible y con la mía propia, para mi es como encender una linterna en unas etapas en las que nadie se para a documentar”, añade quien se encuentra en una etapa “con menos tiempo y menos energías que nunca” pero con la pasión por escribir, “la escritura requiere de espacios y tiempos prolongados y es importante saber sacar ese tiempo y de prioridad”.

Con todo esto Neuman da también luz a un libro al que ha dedicado mucho tiempo, cariño y observación. Un libro con el que crea también su propio lenguaje y en el que hace el ejercicio de poder concentrarse lo suficiente para estructurarlo dentro de este género en el que “el padre habla de su criatura”: “Para mí es un género de andar por casa o de literatura oral. Creo que es un género que está muy presente en cualquier familia con lo que contamos o transmitimos, en esas edades nuestra infancia pertenece al relato de otras personas, eso también es algo sumamente literario”. 

También reflexiona sobre la escritura en sí misma a través de este relato: “No hay nada más literario que no distinguir la realidad de la ficción, o no distinguir tus recuerdos propios de los relatos ajenos. La primera infancia es inmensamente literaria porque pertenece al relato de las otras personas, y este libro forma parte de este entramado”. Con todo esto Neuman define Pequeño hablante como una “carta secreta de amor” que le permite reflexionar -y registrar- el comienzo de una vida que no ha hecho más que dar sus primeros pasos entre las letras. 

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