como ayer / OPINIÓN

Pasos Salzillescos en Madrid y Ávila

Al hilo de un boceto del prendimiento.

26/05/2022 - 

MURCIA. Un reportaje leído ayer mismo en  La Verdad me conduce, por los vericuetos de la memoria y la afición al arte imaginero, a poner en conexión la exposición de dos piezas de la colección del fotógrafo Juan Ballester en el Museo Salzillo, un vaciado de la desaparecida Inmaculada de los franciscanos, una de las piezas más acreditadas del maestro barroco, y un boceto del Cristo del Prendimiento, con una curiosa historia que puede interesar al lector.

Nos cuentan que fue Alonso Rubio, viudo de la escultora y restauradora Carmen Sánchez Giner, quien vendió al actual propietario las obras exhibidas, hace más de 40 años, así como que el vaciado fue realizado por la propia artista, mientras que el boceto podría ser incluso salzillesco, por su parecido con el original que desfila cada Viernes Santo en el paso llamado popularmente El Beso de Judas.

Pero resulta oportuno el apunte de que Manuel Sánchez Araciel, tío de Carmen, realizó allá por el año 1908 una copia del paso de la Cofradía de Jesús para que desfilara en la Semana Santa de Madrid, de modo que tampoco tendría nada de particular que el citado boceto fuera obra de este autor.

Conjeturas al margen, da pie este hecho para relatar una curiosidad poco conocida entre los murcianos, como es el hecho de que no sólo ese Prendimiento salió el Viernes Santo en la procesión del Santo Entierro madrileño, sino también una Caída y una Santa Cena del mismo autor. La primera se estrenó en 1910 y la segunda en 1919.

El promotor de la idea de realizar tres copias de pasos de Salzillo para Madrid fue Eugenio Alonso Cuesta, un madrileño que formo parte de aquellas expediciones primaverales del llamado ‘tren-botijo’ que venían a Murcia a presenciar las procesiones y que dieron lugar al nacimiento de las Fiestas de Primavera, como ya se relató en estos ‘ayeres’.

Eugenio Alonso se quedó prendado del arte de Salzillo, y pensó enriquecer la procesión del Santo Entierro de su ciudad con réplicas salzillescas de pasos que no figuraban en ella, y decidió empezar por el Prendimiento. En la imagen que ilustra el reportaje puede apreciarse que la composición es la misma, pero también que otros detalles difieren entre la versión original y la copia, como las tallas del soldado y el sayón caído, que Sánchez Araciel versionó libremente, aunque adoptando las mismas posturas, o la mayor riqueza de las estofas aplicadas a las vestimentas del grupo formado por Jesús y Judas, más ostensible en el primero.

El Sábado Santo de 1908 informó El Liberal de Murcia: "Con la solemnidad acostumbrada se celebró la procesión del Santo Entierro con dos nuevos pasos. Atravesó la plaza de la Armería, presenciando desde los balcones los reyes, familia real, Gobierno y palatinos el paso de la procesión. La presidieron el obispo, el gobernador y las autoridades. En el trayecto, el gentío era extraordinario. Ha llamado mucho la atención el nuevo paso el Beso de Judas, copia del de Salzillo existente en Murcia, construido por el escultor murciano D. Manuel Sánchez Araciel por encargo de D. Eugenio Alonso Cuesta".

Los pasos del escultor murciano desfilaron penitencialmente por las calles madrileñas hasta el año 1931, y permanecieron en las iglesias de San Millán, próxima a la plaza de Cascorro, el Prendimiento, y en la entonces Catedral de San Isidro los otros dos.

Con la llegada de la II República cambió la situación, y se hicieron gestiones por parte de Alonso para que pudieran seguir saliendo procesionalmente en algún otro lugar. Y el destino fue Ávila, a cuyo Cabildo Catedral fueron cedidos en el año 1933, figurando desde entonces en la procesión que saca el Patronato de la Vera Cruz, la hermandad pasionaria más antigua de la localidad, en la noche del Jueves Santo.

Es más que posible que de haber permanecido en Madrid hubieran sido destruidos en 1936, ya que las iglesias de San Millán y San Isidro fueron incendiadas, perdiéndose gran parte de su rico patrimonio. De hecho, de la primera sólo se pudo conservar la fachada.

El gran bienhechor, que fue Eugenio Alonso falleció poco después de producirse esta donación, en junio del mismo año 1933. Fue un hombre de humilde origen, que comenzó a trabajar como chico de los recados de una librería, y que gracias a su empeño, esfuerzo y buen entendimiento llegó a concejal del Ayuntamiento de Madrid y a gozar de una buena posición económica, que le permitió atender con generosidad a numerosas obras benéficas.

De modo que el Prendimiento salzillesco y peregrino de Manuel Sánchez Araciel, que procesionó en Madrid, puede aún hoy ser admirado si se visita la Catedral abulense, e incluso ser visto en procesión, sobre trono de ruedas (en Madrid sí salió a hombros) en la noche del Jueves Santo. Y pueden ser conocidos, igualmente, sus ‘hermanos’: La Caída y la Santa Cena, dándose el caso curioso de que en el caso de la primera incluso el trono, de estilo típicamente murciano, se copió.

La Cena volvió a Madrid, de forma excepcional, en el año 1944 para volver a figurar en la procesión de la noche del Viernes Santo.

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