Fotos: MARCIAL GUILLÉN (EFE) y FESTIVAL CANTE DE LAS MINAS
LA UNIÓN. "Voy a intentar entregar mi alma a todos ustedes y que pasen una buena noche". Con esta afirmación cogía Paco Cepero su guitarra para acariciarla y hacerla sonar de forma mágica en la 'Catedral del Cante'. Se quitaba así una espinita clavada, que era actuar con su propio espectáculo en el Festival Internacional del Cante de las Minas, ya que había pisado estas tablas acompañando a Camarón de la Isla hace cuatro décadas.
A sus 80 años, Cepero demostró que no pierde ese 'duende' que tiene para dejar al público hipnotizado mirando sus manos y su guitarra, porque su secreto es saber "transmitirse a sí mismo y traspasar el escenario", en palabras del artista. No deja de trabajar duro y soñar tras 65 años de profesión, y eso se sigue viendo en las tablas, acompañado por un cuadro magnífico como Paco León a la guitarra, Carlos Merino a la Percusión y Sophia Quarenghi al violín.
No fue una noche especial solo por poder tocar en La Unión, sino porque suma al ‘Castillete de Oro’, que ya posee, el ‘Bordón Honorífico’ como reconocimiento de su extensa trayectoria, acompañando a los artistas más grandes del flamenco de fama mundial. "Yo hablo mejor con la guitarra que con la palabra", confesó, dedicando sus agradecimientos a que el presidente de la Fundación Cante de las Minas, Pedro López, cumpliera su palabra de traerle de nuevo a La Unión tras la petición del propio guitarrista en un encuentro flamenco en el que coincidieron.
La emoción se plasmó en cada una de las piezas de su espectáculo Tradición, que abrió con Noche andalusí, para después Despertar en Jerez, buscar una Estrella de Mar y seguir recordando sus grandes temas. Mostró su parte de compositor con un tema propio, que afirmó escribir para él mismo y que interpretó con su voz especialmente emocionado: "Desde que te fuiste / qué amargo el silencio / tú nunca me enseñaste / a vivir sin ti". El colofón final fue su popular Agua Marina que mezcló con otras piezas populares del género, despidiéndose de La Unión con un público en pie.
Prometía ser una noche de puro espectáculo, porque no podía ser de otra manera si se juntan en la misma gala Paco Cepero y el cantaor Rancapino Chico. Sin embargo, el segundo bloque de la noche comenzó con voces femeninas: primero de su hermana, Ana Rancapino, que manifestó su "miedo" a lo que significaba cantar en ese escenario; luego se sumó la cantaora Esmeralda Rancapino, de apenas 16 años, una joven promesa que mostró su respeto por "un público tan aficionado como el de La Unión". "No quepo en mí de estar aquí y estoy muy nerviosa, pero a la vez muy a gusto y voy a disfrutar con ustedes", afirmó. Juntas en el escenario sonaron los tangos y las bulerías, y hasta se arrancaron al baile y pusieron el público en pie, hasta que llegó Alonso Nuñez Rancapino dedicando una soleá por bulerías al público y demostrando que el show familiar solo acababa de empezar, seis años después de que pisara por última vez las tablas del Antiguo Mercado Público, esta vez acompañado también por Antonio Higuero a la guitarra y Naim Real y Edu Gómez a las palmas.
Fue una noche sin set list establecido: "Aquí la que manda es la inspiración lo que vaya saliendo depende del momento, del público y de cómo yo me vaya sintiendo” afirmaba poco antes de su actuación, demostrando su solera en los escenarios con un flamenco que le corre por las venas, con el que ha crecido y que es natural para él. Pero la soleá por bulería, la seguiriya, los tientos, tangos con el clásico No me llames Dolores, fandangos y, por supuesto, las bulerías como palo fuerte, no faltaron.
De forma previa a la gala, la Plaza Joaquín Costa acogió la entrega del galardón ‘Pencho Cros’ a la labor de difusión del flamenco, que recogió la Peña Flamenca de Yecla. Creada hace apenas unos meses de manos de un grupo de aficionados al género de la localidad, ya cuenta con un centenar de amantes del flamenco entre sus filas. En este breve periodo de tiempo ya han organizado hasta su propio festival y han conseguido albergar una de las pruebas selectivas del Festival en el Teatro Concha Segura, en el corazón de la ciudad. Su espíritu emprendedor y de defensa del flamenco les ha hecho merecedores de recibir este galardón. "Es un honor enorme, no solo por lo que representa, sino por quién le da nombre. Estamos encantados", destacó Cloti Agero de la junta directiva de la peña al recoger el galardón.
La tarde del viernes también contó con la primera actuación del Cante en la Calle, el ciclo en el que los artistas salen del Mercado Público y llevan su arte a la Plaza Joaquín Costa. El encargado de inaugurar esta serie de actuaciones fue el bailaor Rafael Ramírez Vílchez, premio ‘Desplante’ masculino 2021. Acompañado por José del Calli al cante y Quilino a la guitarra, el bailaor sevillano ofreció un recital de toque, baile y cante que él mismo describió como "muy íntimo y personal: un viaje de lo más variado". Cante y toque a solas en el escenario crearon la ambientación sonora perfecta para recibir a Rafael Ramírez. Los tacones del bailaor resonaron por toda la ‘Avenida del Flamenco a base de taranto y soleá por bulerías.
Las decenas de vecinos de La Unión que tomaron asiento en la Plaza Joaquín Costa, recogidos por la portada creada por Esteban Bernal para enmarcar la Avenida y que recuerda al skyline unionense, dedicaron vítores y palmas para celebrar el arte del bailaor sevillano, que puso a todo el público en pie para ovacionarle al terminar su espectáculo.