BRUSELAS. Ya había llegado el frío y la Tieta caminaba con las manos en los bolsillos por las calles vacías del TerritorioEuropa-ZonaBXL. No podía soplarse las manos con la mascarilla puesta. La ciudad comenzaba a vestirse de luces para las fiestas que se avecinaban. El virus de la covid-21 no se hizo de esperar. Estaba invitado. La variante Ómicron, sucesora de la Delta y la Delta Plus, llegó como un regalo de Navidad envenenado desde el TerritorioÁfrica-ZonaSur, acechando el invierno del Año I d.C. -después de la Covid-. Otra navidad mortífera en el seno del territorio cristiano, con un virus altamente mutado que desafiaba a la población más vacunada del mundo, sin garantizar que sus dobles y triples dosis fueran resistentes a esta peligrosa cepa.
La propagación del virus en Sudáfrica fue la voz de alarma para que Europa volviera a encerrarse en sí misma. La agencia de salud de la Unión Europea, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC), advirtió que Ómicron era la variante "más divergente" del coronavirus hasta ahora, y planteaba "serias preocupaciones" de que pudiera estar asociado con una "reducción significativa en la eficacia de la vacuna y un mayor riesgo de reinfecciones".
Cuando nos quisimos dar cuenta ya estaba aquí. Muchos ciudadanos ya habían dado positivo a la nueva variante en Bélgica, Alemania, Dinamarca, Italia y los Países Bajos, mientras Francia, Portugal, Austria y la República Checa realizaban pruebas a varios pacientes que pudieran tenerla. El Reino Unido también registró algunos casos de Ómicron, sin que su primer ministro Boris Johnson se decidiera a desplegar su "Plan B" pandémico.
Pero el ECDC había advertido de inmediato de que el riesgo de propagación en el Territorio-Europa era alto. Y la presidenta de la Unión se apresuró a anunciar nuevas medidas de prevención. La Comisión Europea propuso en el minuto uno a los Estados miembros activar el "freno de emergencia" a los viajes desde media docena de países del sur de África para limitar la propagación de la nueva variante. "Todos los viajes aéreos a estos países deben suspenderse, hasta que tengamos una comprensión clara sobre el peligro que representa esta nueva variante”. A los viajeros que regresaban de esta región se les impondrían estrictas reglas de cuarentena. Fue un mensaje claro y conciso, sin ambages.
Científicos y fabricantes de vacunas apoyaron plenamente estas nuevas medidas de restricción de la movilidad, al tiempo que desde los gobiernos volvían a pedir a la población que se vacunara "lo antes posible". Volvían también "las normas ya conocidas para protegerse: máscaras, higiene de manos y distanciamiento social". Adiós a los besos y abrazos. Además, se reanudaba el rastreo de contactos, las prohibiciones de viaje y las medidas de control de fronteras. Se imponían las inyecciones de refuerzo. Pero, esta vez, la Unión se había aseguradora la vacuna en una cláusula contractual: "El contrato de la Unión Europea con los fabricantes decía que la vacuna debe adaptarse inmediatamente a las nuevas variantes a medida que surjan".
La Tieta caminaba con la mascarilla puesta, sin poder meterse las manos en los bolsillos vacíos, mientras la noche caía sobre las calles de la ZonaBXL. No podía soplar las luces de la fiesta que se avecinaba. El virus de la Covid-21 era el invitado.
—Dime, David, ¿sigues operativo en la nueva MisiónNorte? Espero que la comunicación siga más fluida. Encontré el Doc2911/86 de La Tieta, antes de que se propagara la covid-21, hace casi 50 años. Fue el precursor de las variantes actuales. Aún no se sabía los estragos que causaría.
—Lo siento, Laura, sigo en MisiónNorte sin posibilidad de holograma. Seguimos con escasez de semiconductores. Dificultades para conexión out-chip… bip, bip, bip…