El año que acabamos de terminar ha supuesto para el sector primario uno de los peores de su historia. Las explotaciones agropecuarias han sufrido las restrictivas normativas agrarias y de bienestar animal, lo que se suma a las consecuencias de la guerra de Ucrania y las condiciones climatológicas adversas.
La agricultura ha tenido que hacer frente tanto a un largo periodo de sequía como a un inusitado incremento de los costes de producción debido a la subida de los precios de la energía y de las materias primas. Además, se enfrenta a los ataques de los sectores medioambientalistas más radicales que intentan marcar una política agraria muy restrictiva.
El sector agropecuario europeo se ha convertido durante 2023 en el principal objetivo de los alarmistas del cambio climático. Ha sido injustamente señalado y perseguido hasta conseguir que muchas explotaciones familiares tengan que cerrar, y otras sufran una terrible incertidumbre sobre su futuro. Se ha aprovechado cualquier incidente ambiental para hacer recaer la responsabilidad sobre la agricultura con la intención de reducirla a su mínima expresión.
"el frágil equilibrio medioambiental del Mar Menor ha sido aprovechado por los conservacionistas más extremistas para poner en entredicho la agricultura"
Ante esta situación, el mundo rural, impulsado por la organización española SOS Rural, se ha organizado para poner en valor su actividad productiva y social. Sin las actividades del campo no hay autonomía alimenticia, ni protección efectiva del medio ambiente, ni es posible preservar nuestras tradiciones y costumbres.
En Murcia, el frágil equilibrio medioambiental del Mar Menor ha sido aprovechado por los conservacionistas más extremistas para poner en entredicho la agricultura murciana. La demonización de la práctica agrícola del Campo de Cartagena ha servido de coartada para proponer su sustitución por explotaciones de energías renovables y reducir las aportaciones del Trasvase Tajo-Segura.
La agricultura y el ámbito rural deberían tener un especial protagonismo en el año 2024. Para ello se debería adaptar la estrategia verde europea con objeto de mitigar su impacto en la actividad agropecuaria y así reducir la excesiva presión que soportan actualmente agricultores y ganaderos.
Para conseguirlo, la sociedad tiene que reaccionar ante el intento de división campo/ciudad. Así, se deben promover políticas para luchar contra la despoblación y dotar de más y mejores servicios sanitarios, culturales, educativos, financieros y tecnológicos en el ámbito rural que puedan retener y atraer población joven, básica para asegurar el relevo generacional.
"Con más y mejor agricultura se puede incrementar la producción de alimentos y reducir sus precios"
En paralelo, es necesario implantar una política hídrica justa y sostenible, que permita incrementar la capacidad de embalse de agua para hacer frente a sequias y los trasvases entre cuencas para garantizar el suministro de agua para las poblaciones y la agricultura. También, potenciar y ampliar el regadío protegiéndolo del acoso de lobbies y normas regionales que usan estrategias de presión para devaluar las tierras rurales.
Asimismo, los agricultores deben contar con instrumentos legales adecuados que les permitan defenderse de la competencia desleal de terceros países. No parece razonable que la alimentación de los europeos dependa de las decisiones que toman gobiernos de otras naciones con legislaciones mucho más laxas y menos controladas.
El sector agropecuario es la base del desarrollo regional y garantía de empleo y prosperidad. Con más y mejor agricultura se puede incrementar la producción de alimentos y reducir sus precios para que la cesta de la compra sea más asequible a las familias.
Salvar la agricultura es defender la independencia y seguridad alimentaria para alcanzar la soberanía alimenticia. Es defender la necesidad de mantener el Trasvase Tajo-Segura para proteger el medio ambiente y producir alimentos.
El nuevo año 2024 puede ser el momento de resarcir el daño causado al sector primario y recuperar la reputación, el valor y el compromiso social de quienes trabajan en el campo.