MURCIA. Shetland es una serie de la BBC que comenzó su emisión en Gran Bretaña en 2013, hace once años, y de la que, por aquí, solo se habían visto unos pocos episodios hace mucho tiempo en la televisión gallega. Filmin tuvo la feliz idea de recuperarla para el público español, comenzando su emisión en julio de este año 2024. No tardó nada en convertirse en uno de los títulos más vistos de la plataforma, cosechando un buen número de fans ansiosos ante la llegada de nuevas temporadas, que han ido estrenándose a razón, más o menos, de una al mes. La próxima tardará un poco más, será en febrero. Así que, aunque sea de 2013, podemos considerarla, a todos los efectos, una de los grandes títulos del año.
La serie es, en origen, la adaptación de las novelas de la escritora británica Ann Cleeves, que fueron convertidas en obra audiovisual a razón de dos capítulos por libro. Pero la producción televisiva, ante el éxito cosechado, pronto voló sola, con historias originales ya no basadas en la obra literaria y pasando de la estructura de dos capítulos a otra de seis por temporada, con misterios más complejos y sofisticados. Lo cual, todo hay que decirlo, le sentó muy bien. La serie está centrada en el policía escocés Jimmy Perez (ese apellido corresponde a una abuela española) y su entorno en un pueblo de esas islas Shetland que dan título a la serie, situadas al norte de Escocia. Un sitio donde hace mucho frío, mucha humedad y mucho viento y que proporciona un entorno agreste, duro y bello del que se saca todo el partido, proporcionando una gran personalidad a las imágenes y los relatos.
Pero si la serie engancha es por sus personajes, por supuesto, con Jimmy Pérez a la cabeza. Un policía honesto, con un gran sentido de la justicia, amable pero duro cuando es necesario, que no necesita levantar la voz para infundir respeto y que es capaz de hacer cualquier pregunta por incómoda que sea, aunque se trate de gente próxima y querida. Es viudo y tiene a su cargo a su hijastra, con cuyo padre mantiene una compleja relación de amistad, uno de los muchos hallazgos de la serie. Al protagonista le presta su cuerpo, su rostro, su voz y su mirada el actor escocés Douglas Henshall, en un trabajo excelente y premiado, con toda justicia, con el BAFTA. Su interpretación ha sido esencial para el éxito de Shetland.
Entre los agentes de policía que acompañan al protagonista destaca la joven sargento Tosh, excelente Alison O'Donnell, un personaje que crece temporada a temporada y cuyo aprendizaje profesional y vital seguimos con mucho interés capítulo a capítulo. En general, todos los personajes, recurrentes o no, principales o secundarios, están muy bien trazados y encarnados, y los creadores se preocupan mucho de dotar de humanidad y complejidad el mundo de Shetland, creando un relato muy rico.
Tan importantes como las investigaciones policiales son la vida familiar del protagonista y sus allegados, pero también lo es el entorno y los implicados en los casos. A Perez le gusta ahondar en las motivaciones y sabe que la vida, las emociones y las personas son complejas, y por eso la serie no se conforma con explicaciones fáciles y personajes sin matices. Como en tantas otras series británicas (Happy Valley, Broadchurch o Sherwood, por ejemplo), la estructura de thriller permite hacer el retrato de una comunidad y contar su presente y también su pasado.
Si siguen las series policiales que nos llegan de Reino Unido, ya habrán adivinado que estamos ante una obra muy sólida, excelentemente interpretada por ese tipo de actores y actrices británicos todo terreno, aquí muchos escoceses por razones obvias, capaces de encarnar tanto a hombres y mujeres cotidianos, el ciudadano o ciudadana media que no llama la atención, como a reinas, espías, asesinos o heroínas. En el elenco es habitual encontrar rostros conocidos, como Archie Panjabi, la inolvidable Kalinda de The Good Wife; Ciarán Hinds, premiadísimo actor irlandés, o el gran Brian Cox antes de convertirse en Logan Roy (Succession) en un personaje en las antípodas del magnate multimillonario.
Y todo ello con esa dosis de realismo que los británicos bordan y que tanto agradecemos y admiramos, como en los títulos citados u otros como Line of Duty o Vera, otra adaptación de novelas de Ann Cleeves. Dentro de esa necesidad de realismo, la serie, como gran parte de la ficción británica, ofrece una visión social, inherente a la condición humana. Puede que el bello y duro paisaje determine algunas condiciones de vida, pero la pobreza, la desigualdad, la injusticia y la corrupción lo hacen mucho más. Nada de eso falta en Shetland, como no falta en la vida real.
Shetland no va a cambiar la historia de las series, pero tampoco está concebida para ello, sino para proporcionar grandes personajes, historias absorbentes y el retrato de una comunidad que es un microcosmos de la complejidad humana. Y, por eso, mis cincuenta mejores amigas y yo estamos deseando que llegue febrero para volver allí. Qué ganas.
A finales de los 90, una comedia británica servía de resumen del legado que había sido esa década. Adultos "infantiliados", artistas fracasados, carreras de humanidades que valen para acabar en restaurantes y, sobre todo, un problema extremo de vivienda. Spaced trataba sobre un grupo de jóvenes que compartían habitaciones en la vivienda de una divorciada alcohólica, introducía en cada capítulo un homenaje al cine de ciencia ficción, terror, fantasía y acción, y era un verdadero desparrame