MADRID. El Euríbor es un índice que establece el mercado. Los partícipes del mercado, es decir, inversores, analistas, operadores y entidades financieras, tratan de establecer cuáles pueden ser los tipos de interés que fije el BCE a un año vista, aproximadamente.
Nuestra opinión es que seguirá subiendo, porque, aunque en una situación normal el BCE no tendría que subir los tipos mucho más allá de los niveles actuales del Euríbor, dado la recesión que viene a Europa va a ser considerable y no hay mejor antídoto contra la inflación que la recesión (en una recesión baja el consumo y por lo tanto es difícil seguir subiendo precios), en esta ocasión hay un problema adicional: la debilidad del euro frente al dólar.
Un euro débil significa que tenemos que pagar más por todo lo que compramos fuera, que mayoritariamente es en dólares. Si pagamos más por lo que compramos fuera tenemos un problema adicional de cara a la inflación, que se suma a los ya conocidos del coste de la energía y la alimentación.
La Reserva Federal de los Estados Unidos tiene que hacer frente a la inflación, que no es poco, pero no tiene presión inflacionista por el lado de la divisa. Por el contrario, el BCE tiene y tendrá dos frentes abiertos: la inflación y el efecto inflacionista de un euro débil. Por eso tendrá que subir los tipos de interés algo más de lo que tendría que subirlos si el problema fuera solo la inflación y no también la debilidad del euro. Y a más cae el euro, de menos sirven las subidas de tipos del BCE.
Es una especie de círculo vicioso porque a su vez la Reserva Federal está subiendo los suyos y porque la situación política y económica europea empeora día a día, entre otras cosas porque es Europa quien paga el efecto rebote de las sanciones, no EE UU, y esto también se refleja en el euro.
Víctor Alvargonzález es socio fundador y director de estrategia de Nextep Finance