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hecho a mano / OPINIÓN

No se case

21/03/2021 - 

MURCIA. Por ponerles en situación, llevo una semana consumiendo compulsivamente una serie en Netflix de un grupo de millennials exitosas profesional y amorosamente, donde la protagonista escribe para una revista. La chica se marca unos artículos de premio con un par de horas sentada cómodamente en su sofá cual flor de loto. Así que aquí me tienen a mí, en la chaise longe de mi salón con las gafas de presbicia sentada como un clip de Playmobil que es lo más parecido a esa grácil postura que he podido conseguir, a ver si entre el contorsionismo y la modernidad alcanzo el clímax literario.

Hablando de Netflix, aunque no lo crean, fue quien me inspiró este artículo sin saberlo el día que me di de alta hace ya algún tiempo. ¡Sin compromiso de permanencia! Cuando leí eso caí rendida a sus pies. Nunca nadie me había dicho nada ¡tan romántico!:

—Hola, nena, me llamo Netflix. Tienes un mes sin compromiso para decidir si te intereso y si es así, cuando no te sorprenda o creas que ya no tengo nada nuevo que ofrecerte puedes irte sin más explicaciones. Sin resentimiento.

"EL PARADIGMA CAMBIA: Ahora la libertad es más sexi que la posesión"

Ahí me di cuenta de que la libertad aumenta el compromiso. No es lo mismo permanecer por elección que por obligación. Amarse y respetarse. Está claro que el respeto debe ser algo universal siempre, independientemente del amor. ¡Hasta ahí podíamos llegar! Pero ahora que la pandemia nos ha vuelto más mortales que nunca, prometer algo para el resto de tu vida es fiarlo muy largo.

Además, ¿qué sentido tiene formular ese tipo de promesas si sabes que en cualquier momento se pueden romper? ¿Contratos indefinidos, permanencias en las compañías, partidos políticos, contratos de confidencialidad, matrimonios eclesiásticos...? Por supuesto esto conlleva un peaje, pecuniario y emocional por romperlos. Somos esclavos de la propiedad y pensar que dejamos de poseer algo nos aterroriza. Ser dueños de algo o alguien nos proporciona una posición de seguridad, nos hace sentir poderosos, pero no hay nada más erótico y deseable que aquello que sabes que no puedes tener. Se convierte en insoportablemente necesario de repente.

El paradigma está cambiando y el concepto de posesión se está volviendo obsoleto. Ahora la libertad es más sexi que la posesión. Lo importante es ser fiel a uno mismo. Mientras la primera te ofrece un abanico infinito de posibilidades, la segunda te encadena a una única opción por mucho tiempo o peor… ¡para siempre! La vida no es lineal, hay una evolución natural que te lleva a necesitar cosas diferentes en cada momento de tu vida: tres puertas o monovolumen, loft o adosado, Ciudadanos o PP. ¿Por qué no? ¿O es que usted ha llevado toda la vida el mismo corte de pelo? Pues si es así, arriésguese y pruebe algo nuevo a ver cómo le hace sentir.

No se case, mejor comprométase con un proyecto ilusionante y haga a los demás sentirse libres de irse si éste se convierte en una losa imposible de soportar. Creo que no hay acto más generoso y romántico en una relación del tipo que sea que dejar marchar a la persona para promover su felicidad y crecimiento. Sin acritud.

Por cierto, respecto al artículo no sé…, usted valorará cómo ha quedado. En cuanto a mí, voy a ver si alcanzo el móvil para llamar al fisioterapeuta y que venga a enderezarme. Eso o echarme tres en uno.

Gracias por su lectura.

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