MURCIA. En el Instituto Nacional de Estadística se publicó que el índice de productividad, en el último trimestre de 2021, bajó con respecto a trimestres anteriores. En pocas palabras, puedo comentarle que esto es un asunto preocupante si queremos ser competitivos con respecto a otras naciones.
Sin embargo, aunque la productividad sea baja y el crecimiento de la misma negativo (es decir, que vamos perdiendo productividad), lo cierto es que pasamos muchas horas relacionándonos con el trabajo. Quizá ahí podríamos tener una de las primeras reflexiones sobre por qué estamos tan mal en este aspecto. Tenemos muchas horas de trabajo, estudiamos muchas horas, pasamos muchas horas haciendo "cosas" y parece que hacemos bastante poco.
"No me da la vida", dicen muchos. De hecho me hace gracia porque una conocida que tengo en Instagram, para demostrar que trabaja mucho, no para de decirlo. ¿Qué quiere decir que "no nos da la vida"? ¿Es posible que no sea una vida de calidad, lo que los filósofos llamaban una "vida buena"? Porque si no te da la vida es porque o bien no hay mucha o no cumple con las expectativas del cliente.
Ahora bien, meta usted en Youtube Productividad personal y dese cuenta de la cantidad de vídeos sobre aplicaciones, funciones, metodologías y demás que van a aparecer. Y ojo, que no digo yo que no sea conveniente que existan este tipo de vídeos. De hecho, creo que son necesarios. El problema es cuando no pasamos de verlos y verlos y verlos… y no los implementamos porque es que, oiga, no nos da la vida.
Seguramente, porque ahora está muy de moda, podrá usted pensar que las redes sociales nos quitan mucho tiempo y no estaría desencaminado pero, sinceramente, ¿qué haría si no viera las redes sociales cuando va al baño? Porque yo recuerdo que antes la gente se llevaba revistas, libros o, directamente, leía las etiquetas del champú.
A mi modo de ver y coincidiendo con diversos divulgadores como Cal Newport en su recién editado en España Concéntrate (Ed. Península, 2022), no tenemos capacidad para concentrarnos. La estamos perdiendo, por la vida que llevamos, por las redes sociales y por todo lo que usted quiera. Pero la estamos perdiendo. ¿Imposible de recuperar? Pues mire, me gusta la concepción de que el cerebro es plástico a la hora de aprender y que podemos desarrollar cualquier habilidad, en mayor o menor medida. Pero sospecho que, como todas las cosas dignas de mención, no será fácil.
¿Puede usted correr un maratón sin haber corrido un poquico durante los meses previos? No que yo sepa. ¿Podría Rafael Nadal tener esa capacidad de superación si no la hubiera entrenado previamente? Seguramente no.
No creo que se necesiten más ejemplos, así que aprovecho para terminar mi exposición de dos formas: con la reflexión final y con una invitación a la acción.
La reflexión final es que si seguimos desarrollando esa incapacidad para concentrarnos en cualquier tarea, nuestra productividad será cada vez peor. Pero, como esa incapacidad se expande y multiplica sin que usted se dé cuenta, su productividad se verá mermada también en su ocio, que probablemente no sea de calidad (seguro que todas las noches sabe exactamente lo que va a ver en Netfilx y no necesita quedarse mirando la pantalla de inicio sin siquiera saber por dónde empezar).
La llamada a la acción es para que empiece a reflexionar sobre este asunto. Por ejemplo, un buen uso de las redes sociales y de la tecnología en general para mejorar la capacidad de aprendizaje, para tener, en definitiva, una buena vida. ¿No cree que sea posible? Pues en la siguiente columna le contaré cómo he estado fuera de las redes sociales un mes y medio, que hoy no me da la vida.
Dr. Francisco Mateo
@molaserprofe / www.molaserprofe.com
La responsable de la cuenta paródica ‘Hazmeunafotoasí’, disecciona las entrañas de la influencia en su libro ‘Cien años de mendigram’ (Roca)