CARTAGENA. Navantia ha conseguido poner durante el último año una sólida base en la que un ambicioso plan estratégico, que arrancó a comienzos de 2019, junto con el cierre del casco del submarino S-81, que supone un enorme salto en la construcción de los S-80, y la renovación en el mantenimiento de motores para diferentes empresas durante los próximos diez años, ayudan a despejar los nubarrores y a que la empresa pública le sonría a la década que acaba de comenzar.
Pero empecemos por el final. El pasado mes de diciembre, la empresa celebró el cierre del casco resistente del submarino S-81 Isaac Peral. El Programa de Submarinos S-80 daba, de esta manera, un paso importantísimo en el proceso constructivo del submarino, puesto que éste queda constituido como buque completo. Navantia tras superar los problemas de peso y dimensiones que han retrasado su construcción durante los varios años, lograba salir a flote en un tema de vital importancia y que tantos quebraderos de cabeza le había supuesto.
Es, por tanto, el S-81 el primero de los cuatro submarinos que construirá Navantia para la Armada en los próximos años. La fecha prevista para que los cuatro estén finalizados es 2027.
La construcción de los 4 submarinos supone, como mínimo, unos 8 millones de horas directas para Navantia, lo que equivale al trabajo para unas 500 personas durante 11 años, además de unos 9 millones de horas en la industria auxiliar. Todo ello propiciará la creación de, al menos, 2.350 empleos de los que 500 son directos, 570 indirectos y 1.280 inducidos.
Otra gran noticia la anunció recientemente el Almirante Jefe de Apoyo Logístico (AJAL), al indicar que Navantia encabezará la reparación del cazaminas Turia, que el pasado mes de agosto encalló en una zona de la playa junto a La Manga - frente a la playa del Banco del Tabal, en la zona del Zoco- y que necesitó de la intervención de los servicios de Salvamento Marítimo, Cruz Roja, la Armada, Navantia.
"Es practicable, se puede reparar, con Navantia a la cabeza, que es donde está ahora", explicaba el almirante esta misma semana.
Por otro lado, en la Fábrica de Motores, bajo la dirección ahora de María Antonia Gómez desde el pasado mes de febrero de 2019, Navantia se está ejecutando el programa de construcción de motores para las corbetas, en total cinco, de Arabia. Si bien, el peso principal de construcción de las corbetas recae en los astilleros de la Bahía de Cádiz, también afectará a los de Cartagena y Ferrol. Esto hará que, de los 6.000 empleos anuales, 3.250 corresponderán a los astilleros de la bahía de Cádiz, 2.320 a la unidad de sistemas, algo menos de 350 a la unidad de motores de Cartagena y 53 empleos corresponden a Ferrol. El primer buque debe ser entregado en octubre del próximo año.
Pero durante este 2019 pasado Navantia Cartagena amplicaba la licencia con la empresa alemana MTU Friedrichshafen GmbH, del Grupo Rolls-Royce por otros diez años, por los que se fabrican motores en Cartagena. Además, se otorgaba a Navantia una nueva licencia sobre el motor de la serie 4000 de MTU, cuya primera aplicación será la fragata F-110. Navantia es la única empresa licenciataria de MTU en España. Este entendimiento supone para Navantia y la industria nacional, no sólo la creación de una importante carga de trabajo, sino además una transferencia de tecnología que puede abrir otras línea de negocio.
Diez años, también, es el acuerdo que se suscribía en el último trimestre de 2019 con la central de Trillo, para el mantenimiento de los ocho motores diésel de salvaguardia del modelo 16V956TB31 y de los cuatro motores diésel de emergencia modelo 12V956TB31 de la central nuclear ubicada en Guadalajara.
Además, Navantia continúa con el trabajo que se está realizando desde hace años en la reparación de yates (en algún caso han tenido que colgar el cartel de completo), además de las reparaciones correspondientes a los buques de la Armada (ya sean submarinos o barcos de superficie). Representa un negocio en alza para Navantia y algunos yates son ya clientes habituales. En los dos últimos años se han podido ver el 'Sailing Yacht A', el velero más grande del mundo y propiedad del empresario multimillonario ruso Andrey Melnichenko (costó unos 450 millones de euros) pero también ha pasado otros como el ‘Prince Abdulaziz’ sexto yate más grande del mundo, perteneciente a la familia real de Arabia Saudí que fue botado en 1984 y con 145 metros de eslora, fue la mayor embarcación de recreo del mundo durante 22 años. Está valorado en 50 millones de euros y en su interior tiene un hospital, una mezquita y un cine. En Cartagena, ha coincidido con otros superyates como Vertigo, otro velero, esta vez de dos palos y 67 metros de eslora cuyo armador es el magnate de la comunicación Rupert Murdoch o el velero Sirius IV, cuyo titular es la Armada Española y que fue patroneado en varias regatas de los 80 y los 90 por Felipe VI cuando aun era Príncipe de Asturias.
No menos importante ha supuesto para Navantia y para sus trabajadores la aplicación del Plan Estratégico (tanto en el desarrollo de la digitalización y automatización de procesos como en el relevo generacional). Y es que el plan garantizará el futuro de la compañía en la zona. El pasado año, además, se suscribía el primer convenio colectivo común para los y las trabajadores de todos los centros.
El Plan de Rejuvenecimiento de la empresa a nivel nacional supone 1.658 nuevas incorporaciones y la salida anticipada de unos 2.200 efectivos de todos los centros —Ría de Ferrol, Bahía de Cádiz, Dársena de Cartagena y Madrid-. En los próximos cuatro años, los astilleros públicos irán incorporando operarios, de forma escalonada, en función de los resultados de las negociaciones entre los sindicatos y la compañía. La empresa contratará, principalmente, técnicos superiores para el diseño de proyectos de barcos y submarinos además de soldadores, mecanizadores, mecánicos hidráulicos, herreros y ajustadores, entre otros profesionales.
A finales de este pasado año fueron un total de 106 las plazas que se cubrieron con motivo de la puesta en marcha de este Plan Estratégico de Navantia 2019-2022 (PEN). Estas nuevas incorporaciones se destinaron a las tres líneas de negocio: Astillero, Fábrica de Motores y Reparaciones
Por último, Navantia está inmersa en un proceso de transformación "orientado a la sostenibilidad de la empresa en el mercado del siglo XXI y donde la innovación tecnológica y la digitalización es un vector esencial de cambio", dicen desde la propia empresa.
El Centro Tecnológico de Navantia agrupa y coordina las áreas de I+D+i y de Tecnologías Digitales, las cuales son encauzadas hacia su confluencia en el Astillero 4.0. "Sus actuaciones buscan las mejores referencias internacionales en esta materia, tanto en el ámbito de la construcción naval como en el de otras industrias, para crear unos cimientos que sean el estado del arte de la innovación", indican desde la propia empresa.