Pocas invitadas más adecuadas cono Elena Congost para un evento empresarial como el que se celebró en el auditorio Víctor Villegas de Murcia ante más de 300 personas en la presentación de Tierra de Empresas de Murcia Plaza, donde se congregó a los principales representantes del mundo económico, empresarial, académico e institucional de la Región de Murcia. Sin venir del mundo de la empresa, la deportista de élite dio un máster de cómo encarar la vida personal y profesional en la charla que mantuvo con el director de Murcia Plaza, Francisco Valero.

Los patrocinadores que respaldaron el evento Tierra de Empresas Murcia Plaza son instituciones y empresas como Cajamar Caja Rural, la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, Grupo Orenes, Inversus, Chocolates Marcos Tonda, Imed Hospitales, Repsol, Hozono Global, el Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura (Scrats), Mind Place, Ilustre Colegio de Fisioterapeutas de la Región de Murcia, la Autoridad Portuaria de Cartagena y Grupo Fuertes.

En esta segunda edición de Tierra de Empresas, Elena Congost (Barcelona, 1987) fue la gran invitada. Es una de las referentes del atletismo paralímpico español. Diagnosticada desde niña con retinosis pigmentaria, una enfermedad que reduce progresivamente el campo visual, comenzó a correr como una forma de canalizar energía y encontraron en el deporte un espacio donde sentirse libre. Con el tiempo, esa afición se convirtió en una carrera de élite que la llevó a participar en múltiples campeonatos internacionales y a consolidarse como una de las fondistas más destacadas de su categoría. Su trayectoria dio un salto definitivo en los Juegos Paralímpicos de Río 2016, donde conquistó la medalla de oro en los 1.500 metros T12. Antes ya había pasado por Londres 2012, donde obtuvo una plata, y por diversos mundiales y europeos en los que acumuló experiencia y resultados. 

En los JJOO de París Congost cuando se disponía a conquistar la medalla de bronce, su guía se cayó y ella se acercó para ayudarle, pero, al soltarse la cuerda, sufrió una descalificación que dio la vuelta al mundo. Por el escenario, todo unos Juegos Paralímpicos, y por la aplicación de una ley en contra del espíritu olímpico. Los jueces, sin embargo, no admitieron matices y Congost se quedó sin medalla.

Me perdí un podio olímpico, pero he tenido muchas oportunidades que de otra forma no hubiera tenido”

 

“Cambió mucho mi vida. No tanto a nivel deportivo. Venía de estar parada y de tener cuatro hijos. Volví por ellos, para que vieran la capacidad de su madre en poder compatibilizar todo. No esperaba para nada que la llegada a meta fuera rescatando a mi guía. Acabé contenta a nivel físico. He hecho bien el trabajo, pensé”, contó la atleta. “No nos reprochamos nada. Eso quiere decir que lo hicimos bien. La parte mental fue más complicada por la rabia que sentías. Al atender a los medios me llevé una sorpresa. Pensé que me podía quedar sin beca pero tanta llamada de los medios me hizo ver la dimensión de lo que había pasado. Los medios me dieron apoyo desde el primer momento”, añade Congost. 

La empatía del mundo del deporte y mediático la 'obligó' a revivir ese momento. “He revisado muchas veces ese momento. Al principio da rabia y sientes un gran enfado. Con la distancia, ves que cualquier deportista se puede ver en esa situación. En un momento de caída, solo piensas en tu guía. Lo volvería a hacer igual. Es una reacción automática. No da tiempo a pensar. La norma no tendría que aplicarse tan estrictamente porque en mi caso no recibí ninguna ventaja”, afirmó la atleta barcelonesa.

Sin embargo, paradójicamente, no ganar esa medalla le permitió obtener logros que de otra forma no habría sido posibles. “Siento todo el reconocimiento de la gente, aunque no ganara esa medalla. Gente mandando mensajes de empatía y de apoyo… te llega mucho. Me perdí un podio olímpico, pero he tenido muchas oportunidades que de otra forma no hubiera tenido”, señaló. 

Ahora, Elena sigue entrenando para llegar a Los Ángeles 2028, mientras lidia con sus cuatro hijos. “Cuando acabo de entrenar, pienso que empieza mi entreno (risas)”, algo que no le pesa porque el deporte es su vida. “Siempre quise ser atleta. Era mi motor. El deporte siempre fue prioritario para mí. El deporte me ha dado disciplina. He tenido momentos de exceso de disciplina y he visto que se puede y debe en algunos momentos bajar el listón. Tanto a nivel físico como mental. No siempre estamos bien. Relativizar los resultados es importante. La constancia y la alimentación es básico. Eres atleta las 24 horas”, apunta sobre su día a día. “Se puede pensar que es muy sacrificado, pero no lo veo así. Aunque ser atleta es muy exigente. El deporte lo veo como un vehículo de educación. Volví al deporte para transmitirle esos valores a mis hijos. En mi caso, además, he pasado de correr sola a correr con guía con el paso de los años. Pasa de ser un deporte individual a ser un deporte de equipo. Tenemos que trabajar juntos. Tener un objetivo y una generosidad para delegar en cosas que no puedes controlar. El nivel de implicación es importante”, aseguró. 

Sobre la importancia de ganar una medalla, Elena contó una anécdota que le sucedió tras su medalla de plata en Londres 2012. “Tras ganar una medalla de plata me fui triste porque quería el oro. Hablé con mi psicólogo y comenté que me había sentido sola. Me contó, a modo de ejemplo. Para que un equipo sea eso, todos tienen que ser cerdo, dejarse todo. Dejarse la piel. Si eres gallina, que pones el huevo y te vas, no funciona”, contó. “Cambié de entrenador y fue lo primero que le dije. Teníamos que dar los dos el 100%. La implicación tiene que ser total de todos para alcanzar el objetivo”, añadía la atleta.

Cuestionada acerca de cómo el deporte puede inspirar al mundo empresarial, la atleta paralímpica señaló dos. “Por un lado, creo que el miedo bien llevado te impulsa. Pero el miedo también te paraliza. Es lo peor que puede pasar. Si de entrada no lo intentas, malo. El camino te hará mejor persona. Y por otro lado, creo que, aunque podemos tener una ruta marcada, la vida no es línea recta. Hay que saber adaptarse a las circunstancias. Ese sería otro consejo”, apuntó. 

Próximos objetivos 

La atleta ya se encuentra inmersa en el ciclo olímpico. “Estoy centrada en Los Angeles 2028. Necesito quitarme la espinita de París. Los ciclos olímpicos son muy largos y tenemos que ir buscando pequeños objetivos. Iré ahora a la maratón de Valencia, que es una de las mejores pruebas del mundo”, reveló. 

El mayor obstáculo en su carrera

“En el campeonato del mundo en Londres, cambie de prueba, de los 1.500 a la maratón. Ese fue un momento complicado, porque necesitas tiempo para adaptarte. Con 12km iba ya al límite. Debía aprender a distraerme de mi misma. Aprender a sacar pensamientos positivos. Al año siguiente gané en los JJOO”, comentó respecto a uno de los mayores retos de su vida profesional. 

No quiso pasar la oportunidad la atleta para hablar de la inclusión en nuestra sociedad. “Como sociedad se va trabajando en la inclusión pero queda mucho. Muchas veces no tienes voz para demostrar tus fortalezas. No es lo mismo que te inviten a la fiesta o que te saquen a bailar. Lo que quieres es que te saquen a bailar, ser protagonista. Si eres mujer con discapacidad aún más necesario es tener presencia. Con mis hijos he tenido una experiencia muy bonita. Han vivido eso desde pequeños mi situación y han venido a muchas pruebas con distintos atletas discapacitados. Como adulto te puede impactar porque cada atleta tiene un problema diferente. Sin embargo, los niños lo normalizan todo. Que importante es que los niños lo vean normal, porque ellos serán los adultos del mañana”, finalizó Elena Congost su intervención.