MURCIA. Una tormenta se cierne sobre el líder del PSOE regional. Francisco Lucas afronta su primer gran examen desde que tomó las riendas del partido. Ante el sí: el agua, el endémico e interminable problema que azota a la Región desde tiempos inmemoriales y cuya solución sigue lejos de ser una realidad, para desazón de la agricultura murciana. Nunca fue fácil, y tampoco lo es ahora.
Su tesitura es difícil y compleja. Porque a la vez que entona, alto y claro, incluso delante del presidente del Gobierno y jefe de filas, Pedro Sánchez, que el Trasvase es irrenunciable, también tiene que sobrellevar el clamor de los agricultores, que se indignan ante la propuesta de las futuras reglas de explotación. A la vez que se reúne con el Scrats y le pide, por activa y por pasiva, que confíe en el PSOE, ve cómo los regantes se hartan y su presidente, Lucas Jiménez, no oculta su sentimiento de ninguneo con el Ministerio y reconoce que los últimos movimientos "forman parte de un guion perfectamente estructurado" con una "clara intención: retirar 100 hectómetros cúbicos del Trasvase".
En esas aguas revueltas lidia Francisco Lucas. Pero él insiste: la vía del PSOE para el agua no es única, sino que traza varios caminos. Es decir, un "modelo hídrico", como así lo llaman, que combina el "Trasvase, la desalación, la depuración de aguas y la modernización de regadíos". Un modelo que, tal y como expuso esa semana, se distancia de la vía del PP regional... pero también de sus colegas socialistas de La Mancha. "Para solucionar el problema del agua, no necesitamos ni a Emiliano García-Page ni a Fernando López Miras, sino rigor y responsabilidad", como así resumía el propio secretario general del PSRM, crítico con ambos porque "usan el agua como arma electoral".
El panorama se había vuelto sombrío en la Región tras conocerse el informe del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), encargado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), con propuestas para actualizar las reglas de explotación del Acueducto Tajo-Segura. Para los regantes, el documento es demoledor, pues desliza una propuesta de reducir hasta un 50% de los envíos de agua a la cuenca del Segura.
Ante ese escenario, esta semana Lucas movió ficha y anunció un golpe de efecto: dos nuevas desaladoras en el horizonte, en Águilas y Torrevieja, que además serán para regadío, un matiz muy importante (la desaladora de Torrevieja, por ejemplo, sólo produce agua para consumo humano, pues no está conectada con las comunidades de regantes). El líder del PSRM necesitaba sacar un as bajo la manga, algo más que una foto con el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, cuyo contenido de la conversación en Madrid se ignora aunque fuentes socialistas recalcan que defendió que "el Trasvase es irrenunciable".

- Hugo Morán y Francisco Lucas. -
- Foto: PSRM-PSOE
El problema es que las dos futuras infraestructuras de Águilas y Torrevieja son proyectos a largo plazo. Y los regantes no terminan de tenerlas todas consigo con las desaladoras. El propio Lucas Jiménez entiende que es "una cortina de humo", un "cuento chino para tapgar vergüenzas" y una iniciativa todavía verde pues "no tiene dinero presupuestado".
Tampoco los rivales políticos no dan tregua, en un tema tan sensible y que históricamene ha influido en el electorado. El PP, que no duda en señarles, y un Vox, que, libre de hemerotecas (a diferencia de populares y socialistas), presume de tener un discurso único en todo el país. De hecho, el propio presidente de la Comunidad multiplica su ofensiva, con intervenciones en el Congreso, viajes a Europa y cartas a Moncloa, y dando su apoyo y ofreciendo todos los recursos de la Comunidad al Scrats.
El debate del Congreso, celebrado el pasado martes, también mide otra batalla nada desdeñable en política: la batalla del relato. El PP llevó una iniciativa, acordada hace dos años en la Asamblea Regional (rechazada por el PSOE), para blindar el Trasvase. Un pronunciamiento más que una medida real. Pero eso también es política. Para los socialistas fue una suerte de 'trampa'. Pero votaron en contra. Lucas esgrimió que ese día "no se votaba la continuidad del Trasvase" y defendió que "era un paripé". Los populares, en cambio, replicaron acusándoles de traicionar "los intereses de la Región y comprometiendo su desarrollo solo por salvar su sillón", como así censuró, crítico, Joaquín Segado.
El agua es, como dice un socialista puertas adentro, "el talón de Aquiles del PSOE en la Región de Murcia que nos persigue como un fantasma". Pero Lucas no escondió nunca que el Trasvase estaba en su lista de prioridades. También la financiación autonómica. Ambas urgencias se las recordó a Pedro Sánchez en su proclamación como secretario general del PSRM en Cartagena, en marzo. ¿Superará el examen? Sólo el tiempo (y los votantes) lo dirá.