MURCIA. El Ayuntamiento de Caravaca da un nuevo paso en la rehabilitación del edificio que alberga el Consistorio. Así, tras restaurar a comienzos de año los exteriores para mejorar las fachadas que dan a las calles Puentecilla e Ingeniero Oñate, ahora llega el turno del interior con una actuación que abordará la accesibilidad y la eficiencia energética.
Para ello, se han adjudicado los trabajos correspondientes a la empresa murciana Azuche 88, que recibirá 1,8 millones por ejecutar las obras para poner a punto el inmueble.
En concreto, esta ha sido la compañía seleccionada para realizar estos trabajos de entre las cinco participantes en la licitación, donde el Consistorio había marcado la rebaja en el precio de ejecución como principal valor, pues aportaba el 60% de la nota final, aunque la reducción del plazo de ejecución también resultaba clave con otros 30 puntos, cerrando así la valoración los 10 puntos correspondientes a la ampliación del plazo de garantía.
De hecho, precisamente la reducción del plazo de ejecución ha sido el factor clave que ha decantado el proceso a favor de azuche, pues se ha comprometido a rebajar el tiempo necesario en tres semanas. Así, pasa de los 10 meses originalmente establecidos a los 9 meses y una semana actuales.
Edificio del siglo XVIII
El acuerdo para la construcción del edificio del Ayuntamiento se tomó en 1737, aunque las obras dieron comienzo dos años más tarde, de manos de Antonio del Campo, Pedro Briz y Miguel Molinero, maestros de obras de Caravaca, aunque estos dos últimos abandonarían poco después.
Se sabe con exactitud que el primer cuerpo, así como la mayor parte del edificio de la antigua cárcel y el arco son de Antonio del Campo, el cual abandonaría los trabajos en febrero de 1746. En este contexto, se acordó continuar las obras de acuerdo a nuevos planos ejecutados por Jaime Bort, de los cuales más tarde se suprimiría la Torre del Reloj que él proyectara, y a cuyos planos originales harían modificaciones el carmelita Fray Juan de Santa Teresa y Juan García Galán.
Por fin, las obras principales concluyen en 1762 y el 3 de enero de 1763 quedó inaugurada la sala del Ayuntamiento ubicada sobre el arco de la Plaza, actual Salón de Plenos. A la izquierda, sobre unas casas que amenazaban ruina, se construyó en 1807 el Almudí (almacén de compra y venta de grano) en la planta baja y cuartel para las tropas en la planta alta (que ahora son dependencias municipales). El Almudí estuvo habilitado como tal hasta la Guerra Civil, tras la cual pasó a convertirse en dependencias municipales, como permanece hasta la fecha
El edificio constituía la bienvenida al pueblo de Caravaca, cuyo acceso se realizaba por la calle Puentecilla, a la que se accedía por el antiguo camino de Calasparra, por lo que constituía la puerta principal de la Ciudad en el siglo XVIII.