Vox no levanta el pie con el PP. A la espera de que se retome la actividad parlamentaria en la Asamblea Regional, el partido de José Ángel Antelo, en la oposición desde julio, ha centrado su atención en el PP en la última semana. Con la salvedad del lunes, todos sus actos políticos han sido dirigidos a la diana del PP, ya sea para arremeter contra ellos o bien para intentar adelantarse y anotarse un tanto con la reforma de los jefes de servicio del Servicio Murciano de Salud, cuya iniciativa, registrada el miércoles en la Cámara autonómica, contará con el apoyo de su antiguo socio de Gobierno. Todo ello sucede en plena negociación de los Presupuestos, cuyos contactos se han intensificado este mes de enero, inhábil en el Parlamento.
Pero de puertas hacia afuera, Vox no da un respiro al PP. Lo mismo le recuerda que tiene pendiente la cuarta ley de simplificación administrativa y que, por tanto, "ha incumplido sus promesas", como así hizo el martes tras reunirse con la patronal de empresarios, que lo mismo le exige que derogue “inmediatamente” la Ley LGTBI de 2016, como así pidió este viernes. Y sin faltar tampoco a la habitual crítica hacia Alberto Núñez Feijóo por "estafar a sus electores y salvar a Sánchez", como así recriminó Antelo tras saber que el PP respaldará el decreto ómnibús del Gobierno.
El duelo entre los líderes nacionales de ambos partidos es conocido desde hacie tiempo. Pero en la Región PP y Vox conviven en una dualidad: se critican mutuamente, conscientes de que ya no comparten Gobierno y bucean en un electorado similar, a la vez que se necesitan por sus afinidades ideológicas y la falta de mayorías absolutas en la Cámara. María Marín, la portavoz de Podemos, lo suele decir a menudo: la "falta de entendimiento" entre PP y Vox es "puro marketing".
En los ocho municipios gobernados en coalición se observa esa relación 'bipolar': el tono cambia en función de si son socios o no. Sirva un ejemplo reciente: San Pedro del Pinatar, donde gobierna el PP en minoría, sube la tarifa de las basuras y su Equipo de Gobierno alega que lo hace "obligado por el Ejecutivo central". Pero Antelo no duda en criticarlos en X (antes Twiter): "Los que dicen que hay que bajar impuestos los suben más que nadie".
El PP, que guarda silencio con la negociación de los Presupuestos, ha optado por no entrar al trapo esta semana. Prefiere poner la mira en Pedro Sánchez. Aunque eso no significa que los populares no devuelvan los golpes a Vox. Todavía recuerdan en filas populares el dardo de Marcos Ortuño sobre la posibilidad de que Antelo se pudiera plantear regresar al Ejecutivo murciano: "El Gobierno regional no es un grupo de Whatsapp donde me enfado y me salgo".
Los populares, pese a todo, saben que su única alternativa para sacar adelante las cuentas es Vox. Sería una sorpresa mayúscula si lo hiciera con el PSOE (nunca lo ha hecho en 43 años de historia) o Podemos Izquierda Unida. Una abstención le bastaría al PP. Pero a día de hoy no lo tiene. Y lo que hay hoy es la eterna pugna por el relato... mientras entre bambalinas se intentan llegar a acuerdos. Es decir, la vieja política de toda la vida.
