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NOSTRADAMUS YA LO SABÍA 

Píldoras climáticas para liderar la sobremesa

Sin apenas darnos cuenta, una pandemia y una guerra han hecho posible que cualquier momento sea bueno para hablar de cambio climático. Esto es lo que ha pensado Naciones Unidas en medio de la declaración como emergencia sanitaria internacional de la viruela del mono y las provocaciones geopolíticas entre Estados Unidos y China. La ONU se empeña en verano, temporada de excesos, que recuerde usted, mujer u hombre sin culpa de nada y que se ha ganado la tumbona tras superar el dióxido de carbono de las retenciones, que la superpoblación humana sigue creciendo. Y ese crecimiento pasa mientras la renta de sus hijos cae al nivel más bajo frente a la suya.

Hacia el 15 de noviembre, cuando le mareen por enésima vez con que si podemos o no prescindir del gas ruso para la calefacción y las luces de los planes navideños, usted será una o uno más de los 8.000 millones de personas que habitarán el planeta por entonces. Naciones Unidas ofrece el dato con retrovisor y pronóstico: en 1952, se situaba en 2.500 millones; y para 2092, habrá aumentado otros 2.500 millones sobre los niveles actuales. Independientemente de si las cifras son menores o mayores de lo apuntado, mencionar millones y crecimiento no debería alterarle el sueño cuando precisamente más escasea.

Sin embargo, los altos funcionarios de la ONU insisten en que debemos dejar de ver a la humanidad como consumidora y votante, y que queda un buen porcentaje de personas en todo el planeta, en concreto el 10%, que necesitan que las empoderen, un préstamo sociológico que alude al control de los recursos materiales y no solo al aumento de la autoestima con la versión covídica de Resistiré. Ellos, siempre tan cuidadosos, también saben que el empoderamiento tiene mejor prensa que el antinatalismo y los anuncios de desastres.

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