Opinión

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Se fue sin hablar de educación

Publicado: 29/12/2025 ·06:00
Actualizado: 29/12/2025 · 06:00
  • Pilar Alegría.
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Una buena tarde me he visto sorprendido por unos vivas a "Aragón  y a los aragoneses y aragonesas"; en realidad, me llamaron la atención porque sonaron atiplados, aduladores, descreídos, de oficio. Era la primera noticia que pasaba a tener de quien ha pasado a la historia de la comunicación como un paradigma de la servidumbre informativa. Su presencia semanal era abrasiva de la credibilidad. Estoy hablando de Dª Pilar Alegría, quien negó un testimonio de respeto a quien sí que entregó su vida con verdad a defender los intereses de los aragoneses: el Sr. Lambán. Todos sabemos que esta señora ha tenido tiempo y mantel para quien le han mandado que lo tuviera. Dada su historia inmediata, cualquiera de sus futuros intentos de sentirse identificada con los proyectos de los aragoneses pueden resolverse como una farsa del cesarismo al que ha servido.

Se ha ido del gobierno y nadie la recordará por el modo en que sensibilizó a la sociedad española ante las necesidades de la educación en España; se fue sin haber tenido una palabra para reivindicar una educación que nos entusiasme con el conocimiento y atención de nuestro patrimonio cultural y, por supuesto, sin reintroducir la lectura en los centros. Se fue sin hablarnos de educación y fue nuestra Ministra de Educación desde el 2021. Aportaré una de sus intervenciones por lo que tiene de significativa para probar mi afirmación y para denunciar su proceder como ministra. 

Por aquellos días del 2024 ya se había desprestigiado el saldo que nos otorgaba una encuesta PISA y se había dejado claro que no cabe establecer relación de causalidad alguna sobre nuestro sistema educativo en base a los datos que esa encuesta aportaba; el gabinete de comunicación del Ministerio había cumplido su función. Superado ese trago y anulada la fuerza inercial proporcionada a los datos por los medios de comunicación, tenemos noticia de la modificación del decreto regulador de las pruebas de acceso a la Universidad a las que la Sra. Ministra de Educación había dejado flotar en la más absoluta de las incertidumbres. En este contexto los teléfonos móviles de los escolares se hacen presentes  y, para sorpresa de todos, la señora ministra se muestra encantada de convocar a todas las consejerías de educación de España para debatir sobre el uso de los teléfonos móviles en los centros escolares. ¿Hay quien de más? ¿Qué puso de relieve esta actuación ministerial?

Nada es más fácil para una ministra de Educación que no hacer cuestión de las prácticas docentes en el aula y buscar la solución a las faltas de atención de los alumnos y a los fracasos escolares con una prohibición que regule el uso de los teléfonos móviles en los centros. La ministra desconozco si se engañaba, pero sí sé que pretendía engañarnos porque el debate sobre la presencia de los teléfonos móviles es un falso debate que enmascaraba y enmascara el necesario debate sobre la calidad de una enseñanza que no se hace con la atención de los alumnos y que favorece un clima de anomia escolar. 

La Sra. ministra de Educación no habló de educación y parece que vivió entregada a los intereses del Sr. presidente a la hora de informar; espero que la otorgue una mención entusiasta. Su excesiva fidelidad debió confundir al Sr. Presidente hasta tal punto que en premio la ha responsabilizado del futuro del partido en Aragón. Lo siento por el partido.

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